Entrevista a Jonás Ramalho: "Todavía mantengo el entusiasmo de cuando era niño"

El defensa del Málaga hace un extenso repaso a la situación actual y a su carrera

La entrevista, en imágenes

Un cachorro en el vestuario del Málaga

Jonas Ramalho, con La Rosaleda de fondo. / Javier Albiñana

Jonás Ramalho Chimeno (1993) fue un niño prodigio de esos que el Athletic sabe moldear como pocos clubes. Cerca de la treintena ya, echa la vista atrás y siente que salió de Lezama preparado para un fútbol profesional que es más traicionero de lo que parece. Quizás por eso le gusta estar encima de los más jóvenes, igual que un día alguien hizo con él. Optimista empedernido, espera poder ayudar a revertir la situación que atraviesa el Málaga, donde tanto él como su familia están encantados. Si hasta tiene cuadrilla ya...

–Está siendo un año que nadie imaginaba ni en el peor de los casos.

–Nadie se podía imaginar que el año iba a ser así, todos los que hemos llegado nuevos y los que estaban, incluida la afición, se imaginaba que sería tan complicado. Es duro porque llegamos con la máxima ilusión posible, se habló de ascenso, play off... pero esto es fútbol y se sabe que puede pasar de todo. Es una lástima la situación en la que estamos, pero soy positivo y no hay que perder la fe.

–¿Cómo ha sido esa evolución de puertas hacia dentro, viendo cómo cada vez te metes más abajo y no sales?

–El vestuario, desde el primer partido de liga, ya teníamos una presión propia que nos habíamos metido nosotros, porque con la plantilla que se hizo en pretemporada el objetivo era otro. Siempre pensábamos en querer ganar, ganar, ganar, estar arriba. Ves que van pasando partidos, que los resultados no salen, que no consigues dar con la tecla, que en el campo el juego no es fluido y quizás no sabes muy bien aún a lo que juegas. Es complicado sobrellevar eso porque quizás no sabes por dónde tirar. Luego por desgracia echaron al míster, vino otro, se cambia todo... Así es el fútbol, cada semana es un reto nuevo y hay que asumirlo.

–Guede es alguien con alto poder de convicción, parecía que estaban con él a muerte, pero los resultados no llegaron. ¿Comenzaron ahí las dudas?

–La plantilla iba a muerte con Guede totalmente. Los que estaban el año pasado y los nuevos. Es un tío que transmite una energía positiva increíble y cuando llegamos aquí, todos creíamos a muerte en lo que él decía y cómo veía el juego. En pretemporada así lo propusimos y en Burgos también lo planteamos así. Luego cuando en la segunda jornada viene Las Palmas, se cambia el sistema y el partido no sale bien, te pasan por encima y te golean, es un momento en el que quizás entran más dudas, no sabes con qué esquema vas a jugar. Es un cúmulo de cosas, una tras otra.

–¿Y el proceso con Mel?

–La llegada de Pepe fue un cambio en el que no tenía que ver nada con Pablo Guede. El equipo lo planteó con la máxima ilusión y dispuesto a hacer lo que decía el míster nuevo. El juego era totalmente diferente, se quería arriesgar más con balón en la salida, cuando veníamos de una pretemporada en la que quizás no se arriesgaba tanto. A Pepe le gusta tener mucho balón y jugar en corto pequeños detalles que no has tenido tiempo de automatizar, nos costaban puntos. También la pequeña fortuna que te falta en muchos partidos. Cúmulos de cosas que no siempre eran errores individuales, sino cosas que en una dinámica positiva no te pasan.

–El ejemplo es el partido con el Zaragoza. Salva usted una clarísima y luego ganan con solvencia.

–Hay que tener fe y creer. Como dice el míster, cuando falla un compañero, si otro está concentrado y tiene fe, lo puede suplir. En este caso me tocó a mí, tuve fe y salvé la situación de gol. Quizás eso es lo que cambió el partido. Nos fuimos al descanso con empate y luego en la segunda partel el equipo siguió y sacamos tres puntos muy importantes. Ese partido fue muy clave porque la plantilla siente la presión, te vas viendo abajo, no sacas la cabeza y los que están justo por encima se distancian más. Nos vino bien para la moral.

–Con Pellicer se han afianzado atrás, sobre todo con la línea de tres centrales que trabajaron tanto en verano.

–El míster ha querido cambiar el esquema y poner línea de tres y como dice tenemos muchos automatismos, sobre todo defensivos, ya los tenemos cogidos. Tenemos cogido cuándo los carrileros tienen que saltar a presionar, cuándo tenemos que estar juntitos con el pivote por delante. Como nos transmite el míster, al final todo pasa por estar bien defensivamente y cuando no nos hacen apenas ocasiones, vamos a tener las nuestras. Los jugones que tenemos por dentro y la gente de arriba tienen un talento, que vamos a crear oportunidades. Ellos mismos jugando libremente, van a conseguir ocasiones. Si dejamos puerta a cero, es muy probable que el equipo gane.

Jonas Ramalho, en la grada de Martiricos. / Javier Albiñana

–Pellicer les habla claro.

–Sí, la verdad es que sí. Estoy muy contento con él. Obviamente, estoy jugando, pero cree en mí y yo se lo agradezco con el corazón. Me gusta porque es un tío muy directo porque si tiene que decirte algo positivo te lo dice, pero también lo negativo o si tienes que espabilar. En el fútbol es algo muy positivo. Todo el mundo quiere jugar, unos estarán más contentos y otros menos, pero el ser claro, ayuda a tener atodo el mundo enchufado.

–Da la sensación de que el núcleo que viene jugando últimamente, mata por el de al lado.

–Es verdad que ya estamos en un momento en el que no queda otra, hay que remar todos juntos. Ya no vale recriminar. No podemos perder el tiempo en esas cosas. Si un compañero falla, le tienes que ayudar. A primeros de temporada podíamos pensar en fallos, ahora no es tiempo de eso. Hay que empujar todos juntos. Ha inculcado mucho en eso míster. Ahora tenemos un bloque fuerte en el que si uno falla, no pasa nada, se le anima. 90 y pico minutos con el descuento, en el momento que empieza el partido hay que pelear. Pase lo que pase. Es verdad que estamos sufriendo muchas expulsiones y otros contratiempos. En Las Palmas nos pitaron un penalti en el minuto 2, pero bueno, el partido es largo.

–En otro momento, ese penalti les hunde.

–Sí, tal cual, en otro momento nos hubiese hundido y más ante un equipo con la calidad de Las Palmas y que juegan como juegan. Pero se vio que pese a que nos marcaron un penalti en el minuto 2, tuvimos la confianza de plantar cara y decir ‘aquí estoy yo y vamos a plantarte cara porque si tú quieres los puntos, nosotros también los queremos’. Ante el Levante fue un partido muy bueno en bloque y equipo. Es la línea a seguir hasta final de temporada.

–¿Se sienten agraviados por los arbitrajes?

–Respecto a lo que pasó el otro día de la mano en los últimos minutos, yo entro a rematar y no veo la acción, si no hubiese sido el primero en protestarla. Y más cuando la jornada antes no pitaron uno que tampoco nadie ve, para el partido el VAR y señalan el penalti. Es un poco contradictorio, una semana antes me han pitado uno igualito, que nadie ha visto y a ti no te pitan uno que es una mano clarísima como se ve en la imagen. No tengo ni idea, la verdad. Tampoco me voy a meter a decir que los árbitros nos están perjudicando porque que estemos ahí no es por culpa de ellos, obviamente. Pero si la jornada anterior has pitado una mano y un penalti, el otro día, también. Es criterio de ellos. No podemos hacer mucho porque el tema con los árbitros está sensible y te sacan una amarilla o una roja a la mínima. Es complicado.

–Ante el Leganés si es la última parada, si no ganan, se escapa el tren del todo.

–Y lo sabemos. Los partidos ante Las Palmas y el Levante eran claves, sabíamos que no los podíamos perder. Hay que ser positivos por los rivales que eran, pero todo pasa por conseguir los tres puntos en casa ante el Leganés como sea.

–¿Cómo vivieron el caso de N’Diaye desde dentro?

–Tampoco puedo contar mucho de eso porque al final ha sido todo muy rápido. En una semana y pico han pasado varias cosas, personalmente tampoco sé muy bien lo que ha pasado y no lo he hablado con él. Está tranquilo. Tampoco podemos hacer mucho, son decisiones del míster, del club. Sólo él puede saber lo que ha pasado y el míster si se lo ha contado. No podemos entrar en el tema de un compañero, pero está teniendo una actitud muy buena con la plantilla. Está haciendo sus cosas con total normalidad ni nos ha molestado, afectado o perjudicado a nivel de vestuario.

–Lo que sí ha pasado es que se ha cambiado a los capitanes, ¿lo había vivido alguna vez?

–Yo sí lo había vivido en Girona. Llegó un míster nuevo y cambió de capitanes. No es lo habitual. Suele ser alguien de la ciudad, el que lleva más tiempo. Es curioso o raro que pase con la temporada iniciada, pero el míster quien decidió que Lago fuera el capitán y no hay ningún problema. Yo estoy encantado de que sea Lago, como si me tocase a mí u otro. Lo que importa es que todo el equipo esté junto, unido.

Jonas Ramalho, durante la entrevista. / Javier Albiñana

–Tiene maneras de capitán.

–En Girona era capitán y no me desagrada serlo. Por mi forma de ser y mi actitud dentro del campo podría serlo perfectamente. Sería un orgullo para mí serlo aquí en Málaga si me tocase. Y si es otro compañero, ningún problemas, a sus órdenes.

–Se le ve feliz pese a todo.

–Es cúmulo de cosas. Venía de un año duro en el que no participé mucho y llegué con la máxima ilusión posible, un nuevo reto para mí. Yo soy un jugador muy positivo, soy muy peleón. Si no estoy jugando, sigo, sigo, y sigo entrenando, dándolo todo. Este año se ha visto que al final he tenido que jugar mucho de lateral derecho, que no es mi posición natural, pero bueno, si un entrenador me quiere poner ahí, es lo que hay. Me tengo que adaptar y dar el mejor rendimiento. Ahora Pellicer me ha puesto de central, que es donde estoy más cómodo. Y la continuidad. Además mi familia está muy contenta en Málaga, estamos muy bien. Es un poco de todo.

–¿Y se va a quedar mucho tiempo en Málaga?

–El otro día lo hablaba con mi familia y estamos muy a gusto aquí. Y por el momento yo soy de los que piensa que tengo otro año de contrato más y no voy a pensar en otra cosa que no sea que a priori voy a seguir aquí.

–Y si se consuma el descenso, que es una posibilidad más que real, ¿estaría dispuesto a escuchar al club y quedarse? ¿O prefiere agotar sus opciones en el fútbol profesional?

–Todo jugador tiene que poner eso en una balanza y valorarlo. Ni lo hemos hablado y no se ha planteado nada, ojalá consigamos el objetivo, que es lo que todos queremos. Todo sería plantearlo y hablarlo. En mis años de fútbol he visto que la felicidad de uno es estar donde te valoran y donde la familia está contenta. Ni cierro la puerta a quedarme si descendemos ni que me voy a quedar al cien por cien. Sería como todas las negociaciones, valorar con la familia y decidir.

–¿Qué queda de aquel chico de Lezama?

–Un luchador. Me inculcaron desde niño que el fútbol es algo que requiere pasión y dedicación. Este verano voy a hacer 30 años y sigo con la misma ilusión de cuando tenía 13 o 14. Esa ilusión de niño no la pierdo vaya donde vaya. La situación no es la que esperábamos, pero vengo cada día a entrenar con buena actitud. Intento no meterme en dinámicas y pensamientos negativos. Me quedo con ese entusiasmo de niño.

–¿Cómo era aquello para los jóvenes?

–En el Athletic te inculcan desde niño que es posible llegar al primer equipo. Es un club que trabaja muy bien la cantera. Incluso a veces te suben con el primer equipo con 12, 13, 14, 15 años, te van habituando. Si vas dando los pasos y subiendo de categoría y llegas al filial, no te pilla de sorpresa. Es un club muy especial que vive de eso y por eso están donde están.

–¿Duele salir de allí?

–Sí, sí, sí. Sí que duele. Yo nací en Bilbao, prácticamente toda mi familia es del Athletic. Que un hijo, sobrino o nieto llegue al primer equipo y esté ahí metido, de cara a familia y amigos, y personalmente, es algo que siempre he llevado con mucho orgullo. Cuando por entrenadores, lesiones o decisiones de club tienes que dejarlo y buscarte otro camino, es duro. Cuando me fui lo pasé mal, pero son cosas del fútbol, tienes que resurgir y elegir otro camino y hasta hoy, la verdad.

–Todo el canterano que sale de allí piensa que es un camino de ida y vuelta.

–Sí, siempre sales de allí pensando en hacer las cosas bien para volver, pero luego es complicado porque cada año siguen saliendo canteranos. Tienes que dar un alto nivel en el equipo al que vayas y coincidir muchas cosas.

–Debuta con Caparrós.

–Sí, empiezo a ir convocado con Caparrós, aunque debuto en amistoso. Y ya luego oficialmente con Marcelo Bielsa.

–Otro mundo.

–Sí, otro mundo. Marcelo es el fútbol en persona. Es un entrenador increíble, espectacular, con el que he aprendido muchas cosas. Es verdad que es un técnico muy intenso, te saca tu máximo rendiminto. En mí confiaba mucho. Era un crío y no dudó en ningún momento en ponerme de titular en partidos claves. Le estoy muy agradecido.

–El Athletic tiene una política muy clara de jugadores, pero muy abierta en entrenadores.

–A nivel de entrenadores buscan el mejor rendimiento, el que va a sacar mejor partido a la plantilla. Por eso Valverde ha estado en varias etapas allí. No tiene nada que ver porque son mercados diferentes. Jugando de una forma o de otra, el que llega se encuentra a jugadores formados y capacitados. Allí hay mucha unión y cercanía entre categorías. Un canterano es uno más.

Jonas Ramalho dialoga en el encuentro con Málaga Hoy. / Javier Albiñana

–¿Le gusta estar encima de los canteranos?

–Sí , siempre intento ayudar a los canteranos. Porque sé que es complicado y porque yo tuve la suerte de subir a un primer equipo bastante joven y me trataron de forma espectacular. Los veteranos siempre me intentaban mejorar y dar consejos. Ahora el veterano soy yo y cuando sube algún chico del filial en el Málaga, intento ayudarle. Si juega en mi posición, obviamente, le puedo corregir más. Es algo muy positivo que los más mayores debemos hacer. Con 18, 19, 21 años, o tienes mucha personalidad y eres un jugador muy bueno, o tienes mucho margen de mejora. Y los mayores nos sabemos los truquillos.

–¿Han cambiado mucho los jóvenes?

–Cuando yo tenía 18 años o así , era más raro ver chavales jóvenes en la élite, sobre todo en Primera División. Si salía uno es porque era buenísimo. Ahora es verdad que los chicos vienen preparadísimos. Los hay por toda Europa con 18 o 19 jugando a un nivel espectacular, yendo a Mundiales, Eurocopas, siendo titulares en sus equipos... El mundo va evolucionando y vienen pisando fuerte.

–Hablando de jóvenes, irrumpió Álex Calvo con el debut soñado. A ese tiene pinta de que no hay que lo pare.

–Sí, a la plantilla nos sorprendió cuando subió porque le vimos que tenía mucho desparpajo, calidad y mucha personalidad. Que alguien tan joven suba y entrenando ya tenga esa personalidad, sin miedo a hacer lo que sabe: encarar, regatear... Ahí se ve que va a ser un gran jugador y en un rato en Las Palmas se vio. El empate fue gracias a su atrevimiento, a decir aquí estoy yo. Estamos muy contentos con el chico, en el momento en que estamos nos puede aportar y dar ese nivel de inconsciencia, de que intente hacer lo que pase por su cabeza, algo que los mayores igual no hacemos por responsabilidad y no fallar. Viene bien que los jóvenes suban y jueguen.

–¿Le recuerda a alguien?

–Dicen que le comparan con Leo, por el pelo y tal. Son palabras mayores comparar tan pronto a Álex con Messi. Ojalá llegue al nivel que ha dado estos años y sigue dando.

–Con un poquito menos igual hasta se conforma.

–Hombre, sí, yo creo que cualquier jugador con un poquito menos se conformaría. Pero hay que tener los pies en el suelo, que luego el fútbol da muchas vueltas, te pueden pasar miles de cosas y te aparecen mil piedras en el camino. Ojalá que siga dando el nivel y llegue a ser un gran jugador.

–El que se ha asentado es Cristian, que fascina por su capacidad para centrar.

–Con Cristian nos pasó un poco lo mismo. Cuando vino, vimos que tenía un potencial increíble, una zurda espectacular y un desborde y un centro muy bueno. Creo que siempre jugaba de extremo pero por las circunstancias del fútbol vemos que cada vez más los reconvierten a laterales para tener más profundidad. Cristian ahora mismo nos está dando mucha vida porque por esa banda izquierda está creando mucho peligro y sacando muchos centros. Está muy bien.

–Como aprenda bien el oficio de lateral izquierdo y se asiente, tiene carrera por delante.

–Los zurdos tienen un talento y una esencia diferente. Si defensivamente lo haces bien y en ataque eres un puñal, de cara al futuro te puede ir muy bien porque es una posición complicada. Cristian es un chico joven y que si mejora las pequeñas cosas que tiene que mejorar, será muy buen lateral izquierdo.

–¿Le quedan espinitas?

–No lo sé. Quizás la espinita que tengo es jugar en otra liga que no sea la española. Es verdad que en mi carrera por suerte me ha ido bien y siempre he jugado en España. A nivel personal estoy contento, pero ya que voy a hacer los 30 años, quizás me gustaría probar otra cultura, otro idioma, otro fútbol... y probar qué tal me iría, creo que eso es lo único.

Ramalho, con Caparrós y Muniain. / Athletic

–Jugó en las categorías inferiores de España y luego con la absoluta de Angola. ¿Cómo fue eso?

–Bueno, yo siempre había jugado en categorías inferiores. Siempre iba convocado y hasta la sub 20 jugué con España, pero luego para la sub 21 estuve tiempo lesionado, también depende de si en tu equipo juegas o no para que te convoquen. Y de la absoluta ya ni le digo. Tienes que tener un nivel muy alto y todo los jugadores somos conscientes de que es muy difícil llegar. Mi padre es de Angola y siempre me estaban llamando pero no podía ir porque yo tenía la doble nacionalidad y era imposible. En los últimos años me insistieron más, estaba la posibilidad de disputar la Copa África. Tenía la ocasión de jugar una competición a nivel internacional y vimos que podía ser algo positivo. Tramitamos todo el papeleo y pude ir convocado.

–¿Cómo está el país?

–Obviamente es un país en desarrollo, pero espectacular. Es increíble. Yo no lo había pisado hasta que fui a la selección. Mi padre es de allí pero lleva años en España e iba esporádicamente a visitar a la familia. Por los trabajos en vacaciones tampoco podíamos ir, pero no me lo imaginaba así. Todo el mundo debería conocer África. Tenemos la mayoría un concepto ligado a ellos de pobreza, pero es un continente rico en muchas cosas.

–¿Y su cuadrilla ha pisado ya Málaga?

–Sí, la verdad es que sí. Mi familia y varios amigos ya han venido aquí. Porque les encanta y porque es totalmente diferente a Bilbao, sobre todo en el tiempo. Con el solecito y el buen clima, siempre que se pueden escapar te hacen una visita.

–¿Aquí quién la conforma?

–Suelo salir con compañeros de equipo, familias y también por casualidad tengo tres o cuatro amigos que son de Bilbao pero se vinieron a vivir aquí a Málaga justo después de la pandemia y quedo con ellos. Cosas del destino. Cambiaron de aires y esa es la gente de la que me rodeo.

–¿Qué hace con su tiempo libre?

–A mi mujer y a mí nos gusta mucho la gastronomía, visitar restaurantes. Nos gusta que nos recomienden restaurantes de las ciudades a las que vamos. Luego nos gusta buscar restaurantes de otras culturas. Así que si no salgo con compañeros o amistades, buscamos eso o visitar sitios de la ciudad.

–¿Algo de gastronomía que le haya roto la cabeza?

–Lo primero que probé y no lo había comido nunca son los espetos, que es algo tradicional de aquí. Alguno igual piensa que no es para tanto, pero me sorprendió porque están muy buenos y con una esencia diferente a la de cualquier otro lugar.

–Pues que sean muchos años comiendo espetos, será una buena señal para todos. Al menos un año más.

–(Risas) Sí, ojalá sea así. Hasta que veamos que no se puede, hay que seguir creyendo. En el fútbol pueden pasar mil cosas. Hay que ser conscientes de que la situación es complicada pero es posible. Los puntos están ahí, pero hay que seguir peleando.

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