Análisis
Santiago Carbó
Algunas reflexiones sobre las graves consecuencias de la DANA
La trayectoria del Málaga empieza a torcerse, son ya seis partidos sin ganar, tres empates y tres derrotas. Se llegaba al tramo final de 2020 oliendo puestos de fase de ascenso, con 25 puntos. Dos meses después, se suma 28 y está en zona media. Pero a nadie se puede engañar y el equipo ha pegado un bajonazo. Y los jugadores son conscientes de ello.
Lo advertía Sergio Pellicer en la sala de prensa de La Rosaleda. "Es el primer partido en el que nos quedamos parados", decía el técnico castellonense. Los jugadores, algunos de ellos, hablaron por las redes. "De los días más malos que me toco pasar desde que llegue. Toca dar la cara y seguir peleando", decía el malagueño Joaquín Muñoz. "¡Confianza plena en el equipo! Todos juntos", decía Cristian Rodríguez. "Queda mucha liga por delante y vamos a luchar y trabajar juntos por el objetivo como un equipo", aseveraba Caye Quintana. "Dichosos aquellos que saben que el éxito no es no caer nunca, sino levantarse siempre", acompañado del "#MemoriaCompromisoyFe era el mensaje corporativo que lanzaba el club y que ratificaba David Lombán, capitán.
Eran las muestras públicas del vestuario, menos efusivo que cuando hay buenos resultados, a través de las redes. El ambiente de euforia que ha habido durante el primer tercio de temporada tras solventar una situación límite como entidad llegaba retroalimentaba al vestuario, pero hace frío a finales de enero. Y toca encontrar soluciones en la caseta para que en el césped no se noten tanto las carencias que puede tener el equipo.
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