Expulsión sí, expulsión no
Indignación en el malaguismo, menor en los protagonistas que hablar, por la expulsión de Escassi en minuto 7 que condicionó la derrota en Gijón
Un codazo nítido de Gragera a Paulino, aún con 0-1, se quedó en amarilla
La sensación de desamparo del malaguismo es frecuente con los colegiados. Se equivocan, lógicamente, porque deben tomar decisiones. Pero el diferente rasero es lo que enerva principalmente. Se puede entender en un contexto determinado que Escassi vea roja en la jugada en el minuto 7 en la que golpea a Gragera (tras tocar balón) en un lance dividido. Pero no se comprende que, puesto ese listón, se pase por alto el codazo del propio Gragera a Paulino en el minuto 50, aún con 0-1.
Hay jugadas parecidas a las de Escassi cada semana. Puede pecar de impulsivo el malagueño, incluso de imprudente si se quiere, poniéndose en la piel de colegiado. Pero condicionar en el minuto 7 de un partido de esa manera se antoja delicado. Es más aparatosa que peligrosa la entrada. De hecho, como decía José Alberto López tras el partido, no se atiende siquiera a Gragera. Las protestas de Escassi y del resto de los jugadores, reclamando que mirara la jugada, cayeron en saco roto ante Galech Apezteguía. Al navarro tampoco le corrigieron desde la sala VOR. Desde el momento en que hay contacto es muy complicado que se rearbitre.
Asumido esto, el Málaga jugó bastante bien en las circunstancias que había. Marcó en el rechace de un balón parado y Dani Martín apenas tuvo que intervenir. Los cambios al descanso mandaron un mensaje claro al equipo de que había que meterse atrás. Dos jugadores de corte defensivo, Genaro y Lombán, por dos creativos, Jozabed y Kevin. Había también lluvia de amarillas (cuatro más una roja al descanso con sólo ocho faltas realizadas), por lo que había que tener en cuenta otros parámetros.
El agravio llega cuando en el minuto 50, tras un saque largo de Dani Martín, Paulino ganó la posición para recepcionar. La misma temeridad con la que se puede justificar la roja a Escassi la empleó Gragera, que clavó su codo de manera evidente en el rostro de Paulino. Galech lo sancionó con amarilla. Las repeticiones evidenciaban que el codo impactaba y que no era un salto, sino en el suelo, por ganar la posición. Desde la sala VOR se determinó que no había que avisar al árbitro. Es una de las situaciones del nuevo fútbol. Una imagen vista por el colegiado de abajo de esa jugada seguramente propiciaría la roja. Pero si no se avisa no se rearbitra. El árbitro VAR consideró que estaba bien sancionada.
Y así se fue la oportunidad de que el partido se igualara con 10 jugadores por cada equipo. El lamento es grande. Además, se pierde a un puntal como Escassi para el partido del próximo domingo en La Rosaleda tras su segunda expulsión de la temporada.
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