Fallece Joaquín Peiró, creador del primer gran Málaga CF

El ex futbolista y ex técnico madrileño falleció a los 84 años

Joaquín Peiró, en Madrid.
Joaquín Peiró, en Madrid. / M. H.

Joaquín Peiró Lucas (Honrubia, Cuenca, 1936) falleció en Madrid a los 84 años de edad. Llevaba años con un estado de salud delicado. Se va el creador del primer gran Málaga CF de la historia, el que ascendió a Primera por primera vez, el que consiguió el único título oficial de la historia del club, la Intertoto de 2002, y el que llevó a los cuartos de final de la UEFA a un equipo legendario.

Un entrenador que dejó sello en su etapa de cuatro años en Málaga, de 1999 a 2003, donde no sólo consiguió resultados, sino un estilo de juego reconocible, con buen gusto por el balón y que levantó el orgullo del fútbol malagueño después de la travesía del desierto de la desaparición del Club Deportivo Málaga y los años en Segunda B. Informó ElDesmarque de su deceso y pudo confirmarlo este periódico.

Peiró era un hijo de la Guerra Civil española. "De mi infancia recuerdo mucho ruido, el ruido de las bombas", decía el que fuera bautizado como El galgo del Metropolitano. El apodo servía para definir al mismo tiempo su gran zancada y velocidad y su hábitat natural, las bandas del antiguo estadio del Atlético de Madrid, el club de su vida. No fue un jugador cualquiera Peiró. Participó en dos Mundiales (Chile'62 e Inglaterra'66) y fue 12 veces internacional. Y en su palmarés figuran ocho grandes títulos: 1 Copa de Europa, 2 Copas Intercontinenta les, 1 Recopa, 2 Scudettos y 2 Copas del Rey. Los títulos se reparten entre Atlético de Madrid e Inter de Milán, que no fueron los únicos clubes de su carrera, pero sí en los que más descolló. Jugó cedido en varios equipos (Covadonga, Tolosa, Jusa y Ferroviaria) antes de asentarse en el primer equipo rojiblanco, donde formó el ala infernal con su íntimo Enrique Collar. De allí emigró a Italia, después de que el Torino pagara 25 millones de pesetas, una barbaridad para la época. Después de dos años, trasvase del Piamonte a la Lombardía, al mítico Inter de los 60, su cima como jugador.

"Éramos la Grande Inter, como nos decían en Italia, el equipo de Helenio Herrera. Ganamos el Scudetto, la Copa de Europa y la Intercontinental en un año. A aquel equipo lo tienen allí en un santoral", decía en una entrevista a este periódico en 2008, cuando el último ascenso a Primera. Más tarde, cuatro años en Roma y la retirada en casa, en el Atlético.

Tras trabajar como segundo de algunos técnicos, estuvo siete años al frente del filial, el Atlético Madrileño. "Ascendimos a Segunda nos mantuvimos varias temporadas ahí. Un año incluso estábamos en cifras para subir, pero no podíamos por ser filial", afirmaba en aquella entrevista Peiró: "Como técnico, los mejores años de mi vida fueron allí, no hay duda". Le vino ya en el tramo final de su carrera. Llegó a Málaga con 62 años y se fue con 67.

"Fue una emoción enorme por mis compañeros, que formaban un gran grupo humano, y por esa buenísima afición que tenía y tiene Málaga. La ciudad estaba rebosante de alegría, hacía muchos años que no tenía un equipo en la élite y lo necesitaba. Hay quien me dijo que no me veía del todo alegre durante la celebración. Sí lo estaba, claro, lo que pasa es que ya estaba pensando ya en el año siguiente", reflexionaba recordando aquel ascenso a Primera: "En la primera vuelta sí pasamos dificultades, tuvimos una racha de cuatro derrotas consecutivas y hubo nervios, es verdad. Necesitamos un tiempo para cuajar el equipo. Pero cuando cuajó, iba como un tiro, completó una segunda vuelta espectacular. Todo el mundo habla de paciencia para salir de esas situaciones complicadas, pero hay que tener emotividad y coraje y retar al jugador para que dé lo mejor. Subimos con mucha diferencia, nos sobraron tres jornadas y fuimos campeones con diferencia".

Tras aquel ascenso se construyó un equipo que encandiló, con aquel hito de aquel triunfo (1-2) en el Camp Nou. Y muchos más. Siempre quedó el poso aquel de oportunidad perdida en aquella UEFA de 2003, a la que se accedió tras derrotar al Villarreal en una de las finales de la Intertoto, con la eliminación en cuartos de final en el campo del Boavista. "Es verdad que me acuerdo mucho de aquel partido. Tuvimos dos ocasiones para sentenciar. Era el pase a semifinales. En Atenas y Leeds sí supimos rematar, pero en Oporto no pudimos decidir. Eso le pasa a los mejores. Nos merecíamos jugar aquellas semifinales. Fue una aventura muy bonita, pero a mí me dolió mucho", solía recordar Peiró.

Antes, había estado en Granada, Figueras, un fugaz paso por el Atlético de Madrid que acabó con Gil destituyéndole después de un Carranza, y Murcia. Tras cuatro años apartado de los focos, el Badajoz le colocó de nuevo en el candelero. Al acabar su periplo malaguista, una campaña abortada a la mitad en Murcia. "Ya lo dejé definitivamente. Mi historial ahí queda, creo que ya estaba completo", decía en aquella entrevista. Descansa en paz el Galgo del Metropolitano, un señor del fútbol.

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