Hambre y calambres
Los problemas físicos no merman la competitividad del Málaga, que demuestra ambición en casi todos los escenarios a poco del final
El colchón con el descenso sigue por encima de los 10 puntos
Cuatro puntos de nueve posibles en tres partidos en ocho días, los tres resultados posibles. El triunfo del Málaga en Lugo dejó un regusto bueno a este apretón de partidos, el penúltimo antes de que acabe la temporada. Se va avistando la línea de meta, está a nueve kilómetros el final del maratón aunque el Málaga ya está casi rozando la marca que le da buena nota a la temporada. 45 puntos suenan a música celestial todavía con 27 por jugar. En la mitad superior de la tabla, el malaguismo respira aliviado porque en septiembre esta situación se hubiera firmado con sangre.
El precio a pagar por el gran esfuerzo que está realizado un plantel de profesionales reducido, con la inestimable ayuda de la cantera, es que se van perdiendo efectivos. Si ante el Almería se rompía Josua Mejías, el zaguero más en forma, en Lugo lo hacía Luis Muñoz, que había metido una marcha extra en el último mes y medio, con varios goles importantes en un registro nuevo en su juego, más liberado para pisar el área contraria y crear peligro desde la segunda línea, algo de lo que el equipo adolece.
Hay calambres, problemas físicos, pero también hay hambre. Ver tan cerca el objetivo no ha hecho bajar el pistón a los hombres de Pellicer. Como recalca el técnico, el equipo tiene un tope de dos derrotas consecutivas. Y, hay que contextualizar, el Málaga tiene el presupuesto más bajo de la categoría. Muchos jugadores cedidos que, cierto es, tienen un inmejorable lugar para reivindicarse pero que tampoco tienen su futuro ligado a la entidad. Hay más o menos acierto, pero no se puede señalar a ninguno que esté escondiendo la pierna o ahorrándose una carrera. Las limitaciones existe, pero también el compromiso. En Lugo se pudo perder, pero se compitió. Ha habido alguna derrota amplia que pudo sonrojar, pero todas han sido con candidatísimos al ascenso directo (Mallorca, Espanyol, Rayo o Almería), que exhibieron de alguna u otra forma la diferencia de dinero en el campo. La línea delantera de esos equipos pueden cobrar lo que toda la plantilla del Málaga.
Queda una rejilla de esperanza abierta de poder pelear por el play off. No es exigible al plantel malaguista por profundidad y calidad y hay siete puntos de distancia con el Rayo Vallecano, equipo que marca la frontera, y con un partido menos para los madrileños. Con la puntuación que lleva actualmente el Málaga podría aspirar legítimamente en casi todas las últimas temporadas al play off. Elche (61 puntos), Deportivo (68), Numancia (65), Huesca (63), Osasuna (64) y Zaragoza (61) fueron los sextos clasificados en las últimas seis temporada. Los 52 que suma ahora mismo el Rayo cuando le quedan 30 puntos posibles por sumar hacen prever que estará bastante caro ese sexto puesto para pelear el ascenso.
Una vez se pasen los 50 puntos, habrá permiso para hablar de otras cosas, pero el colchón con el descenso sigue por encima de los 10 puntos, más de tres partidos, confiere tranquilidad. Porque, aunque los problemas físicos recuerdan que se va al límite -“Estos tíos son unos animales”, Pellicer dixit-, también sigue habiendo hambre cuando ya se divisa la línea de meta.
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