El deber no sabe de contratiempos (20:30)

El Málaga tiene que enfrentarse al Eibar sin tiempo para lamerse las heridas. Después de dos derrotas seguidas ante Burgos y Amorebieta, necesita cerrar la herida. El deber no entiende de contratiempos y adversidades. El equipo blanquiazul, ese que ha sido incapaz de ganar lejos de La Rosaleda tras casi una vuelta, se planta en Ipurúa, donde el cuadro armero suma nada más y nada menos que siete victorias consecutivas.

Con el paso de los días, al mermado Málaga se le han ido cayendo jugadores del autobús. Del partido ante el Amorebieta se sabía que te quedabas sin el sancionado Genaro y se intuía que KevinGenaroKevin y su tobillo tendrían que parar. Pero la mañana del viernes llegó con la lesión de Ismael Gutiérrez y unas horas más tarde la baja de Antoñín por un “proceso viral”.

Reivindicó José Alberto López, en una de sus mejores apariciones públicas, que se entienda el contexto y lo que ello supone en el nivel competitivo del equipo. Sólo lleva 21 futbolistas al País Vasco, entre ellos tres porteros y sangre fresca de La Academia: Dani Lorenzo, Moussa y Andrés Caro. Apunten los nombres.

“La revolución son las bajas”, reclamó el asturiano, que no esconde que se está planteando variar su dibujo. Asegura que no será drástico después de una temporada en la que se ha transitado por el 4-4-2 y el 4-2-3-1. Es evidente que alguna tecla hay que pulsar más allá del cambio de cromos.

Garitano, técnico del Eibar, hizo un interesante análisis del Málaga y cree en su potencial. Considera que ambos conjuntos tenderán a acercar sus números como locales y visitantes, y que ellos, como le sucede a los blanquiazules, tampoco ganan tan sobrados en Ipurúa.

El Eibar es ese equipo que firmó en verano una especie de Dream Team de Segunda con Stoichkov, Corpas, Blanco Leschuk, Rahmani, Fran Sol, Aketxe, Javi Muñoz, Sielva... Y para colmo, se permite firmar a Fernando Llorente. Cualquiera diría que es el peor lugar para romper una dinámica. Pero el partido hay que jugarlo.