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El Málaga vivió este lunes día 2 de septiembre una jornada muy triste. Su propietario, el jeque Al-Thani, se rió del club, sonó a burla y humillación lo que hizo. Sin duda, hay más culpables en la situación actual del Málaga, asfixiado económicamente. Pero que, en una situación límite, con necesidad urgente de fichajes para que la plantilla sea competitiva en una liga dura, con muchos equipos reforzados, su primera contratación resultó vergonzosa. El fichaje del centrocampista argelino Mohammed Benkhemassa, un capricho de Al-Thani (se une a la lista de Mastour, Rolón, Takioullah ...), resultó una ofensa.
Resume bien ello el esperpéntico final de mercado. A la carrera se intentó negociar una reducción de contrato para jugadores con fichas altas (Juanpi, Luis Hernández y Keko), algo que, como hizo Las Palmas, se podía haber acometido tiempo atrás para no llegar con el agua al cuello. Se confirmó el rechazo a Simón Moreno, que había estado en La Rosaleda y había firmado su contrato, sin que el Al-Thani ejecutara su parte a través de su hija Hamyan, quien estuvo toda la jornada en el estadio. El delantero onubense venía de vivir lo mismo con el Almería, donde el nuevo propietario dio marcha atrás a lo ya firmado.
Quedaba también otra situación estrambótica. Okazaki, José Rodríguez, Iván Rodríguez y Álex Mula estaban sin poder ser inscritos. Tighadouni acudía La Rosaleda sobre las 21:30 horas para acelerar en su desvinculación, que se hizo oficial poco después. Pasadas las 22:00, lo hacía Shinji Okazaki. El fichaje que más ilusión creó, al que se le había sacado incluso una canción pegadiza, acudía a desenredar su futuro. En su presentación, Caminero pedía perdón al jugador y a su agente por la espera hasta firmar. No imaginaba lo que pasaría más tarde. El japonés, con rostro serio, entraba para negociar su rescisión de contrato. Salía después en coche y ahora puede fichar por cualquier club al ser un jugador libre. Es una fórmula que el Málaga ha empleado en mercados anteriores, como sucedió con Lombán y Lacen, sin ir más lejos.
Paralelamente, se negoció con Juanpi y Luis Hernández la revisión de su contrato a la baja con más tiempo El central, por ejemplo, abandonó La Rosaleda pasada la medianoche. Se detuvo a saludar a los aficionados que estaban en el coliseo malaguista, a las puertas, esperando allí la salida de jugadores y responsables. No hizo declaraciones.
Habrá que esperar al balance de la jornada, conocer las situaciones contractuales en las que han quedado José Rodríguez, Iván Rodríguez y Álex Mula y esperar cómo se resuelven esas negociaciones con Juanpi y Luis para reducir su salario y ampliar su contrato a cambio. Podría dar algo de oxígeno de cara el mercado invernal o para fichar a jugadores libres. A cambio, tres fichajes de perfil muy bajo que ilusionan cero a la afición.
Evidentemente, habrá que evaluar daños después de lo que pasó. El partido del sábado ante el Almería se presenta como un plebiscito para la situación que atraviesa el club ahora mismo. La paciencia de la afición se ha agotado definitivamente con este cierre de mercado agónico que va a traer mucha cola.
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