José María Muñoz derrumba su Málaga
El administrador judicial ha visto salir a todos los jefes de área y cargos relevantes que nombró en su primer ‘proyecto’
Su imagen queda muy tocada con el descenso y este último ERE
La venta de abonos online, fuera de servicio
La última hora del caso Al-Thani
José María Muñoz se ha quedado solo, ya no queda prácticamente nadie del primer Málaga que proyectó al poco de tomar los mandos de la nave blanquiazul como administrador judicial tras apartar la jueza Ruiz González a los Al-Thani. De mayo de 2020 a julio de 2023, de ERE a ERE, las estructuras que planteó se caen y con ellas los cabezas visibles a los que se agarró en su primera fase.
El Málaga venía de años de anarquía y de desorden a nivel estructural, de una dirección que se movía a golpe de tuit y capricho. Así que la llegada de un nombre de números y leyes amparado por el juzgado dio algo de sentido a la entidad de Martiricos. Creó cuatro áreas fundamentales. La deportiva llevaba un tiempo en las manos de Manolo Gaspar tras el despido de Caminero y abarcaba primer equipo, sección femenina y La Academia. El área de relaciones institucionales incluyó los departamentos de protocolo, comunicación y marketing y la dirigía Ana Vera, que había tomado más responsabilidad con Richard Shaheen y acabó siendo la persona de confianza de Muñoz y posiblemente quien más fuerza tenía en Martiricos tras él.
El área de negocio y servicios generales fue dirigido por Carlos Arias, encargándose de los departamentos de taquillas, tiendas, mantenimiento y seguridad. También estaba el área financiera, donde se encontraba Alberto Martínez. Al margen de estas cuatro patas, los servicios médicos ganaron fuerza y Juan Carlos Pérez Frías se quedó al mando, creando un departamento estanco muy particular. Y, por otro lado, la Fundación, donde Lucas Rodríguez era el máximo responsable.
En aquel entonces Muñoz aseguraba que no se necesitaba un CEO o director general, que él se bastaba y no era un gasto necesario. Con el paso de los meses y los fracasos, ha dado un giro completo al Málaga que proyectó, donde no quedará ni uno solo de sus adláteres.
El primero en salir de todos fue Manolo Gaspar, el director deportivo. Su cargo lo ocupó Loren Juarros, aunque con meses de retraso, lo que llevó a algún desencuentro entre Pellicer y Kike Peréz. Lógicamente el ejecutivo burgalés es el único que no entra en el ERE, donde sí están Ana Vera (que se presentó de manera voluntaria pese a que pudo elegir continuar), Carlos Arias (señalado desde dentro y con una tensa relación con Kike Pérez) y Alberto Martínez (se presentó voluntario y no está en sintonía con las decisiones de Muñoz y Pérez).
Al margen de ellos, también ha habido un barrido en las subestructuras como puede ser La Academia. Se prescinde de Duda y Gordillo apelando al ERE y la necesidad de recortes, pero subyace en el fondo otro tipo de motivaciones, al igual que en la salida de cierto personal más ligado al equipo como el delegado Josemi o el utillero Juan Carlos Salcedo.
47 empleados van a la calle por muy distintos motivos dentro de un ERE que no ha sido comprendido como los anteriores. Es el tercero en apenas en tres años contando aquel a la plantilla deportiva. Ese resultó determinante a la par que marcó un hito en el fútbol español. En este ha parecido que ha faltado gestión y previsión. La imagen del administrador ha quedado muy tocada. Lo que antes eran elogios unánimes se han transformado en críticas y dudas sobre su idoneidad para seguir gestionando el Málaga. También desde los juzgados, donde sólo le sujeta la jueza Ruiz González. Todos los afectados, incluso la APA, consideran que su etapa está agotada. Sin embargo, el abogado sigue fuerte y dirigiendo al club de manera cercana al presidencialismo.
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