Kike Pérez vuelve a casa con el mayor reto de su carrera

El destino ha puesto a Kike Pérez delante del espejo. Vuelve a sus orígenes, a Vitoria, a Mendizorroza. Fue en el Alavés donde fue echando los dientes y subiendo peldaños mientras se convertía en hombre de fútbol. Puede que sea en su propia casa donde el Málaga reciba el descabello y baje a Primera Federación. De cualquier manera está ante el mayor reto de su carrera, liderar la reconstrucción del club y del equipo malacitano.

La transformación está en marcha. El nuevo director deportivo del Málaga, que será anunciado y presentado en breve, tendrá que formar una plantilla competitiva y que aspire al ascenso directo pero que empiece a poner los cimientos a un proyecto donde La Academia juegue un papel fundamental.

Ahí encaja Sergio Pellicer, hombre de la casa y que ha sido refrendado públicamente por Kike Pérez en todas las ocasiones que ha atendido a los medios de comunicación. Están contentos con el trabajo del entrenador de Nules pese a que la salvación es casi imposible. Y no por tener contrato en vigor sino por convicción. Tampoco ocultó nunca que el director deportivo elegido tendría que aceptar esta condición.

No todo se limitará a la parcela deportiva, habrá más salidas en otras áreas. Además también se esperan despidos entre el personal y vuelve a planear la sombra de un nuevo ERE. Muchos frentes y un clima que calmar con la afición mostrando de manera explícita su descontento y a la que se tendrá que seducir para que crean en lo que se planea.

Así está el panorama para Kike Pérez, que en su primera entrevista en Málaga se definía así: “Ahora soy la mejor versión de Kike. Soy abogado, empecé a trabajar muy joven en el Alavés. Era un abonado más del Alavés, un chico de Vitoria normal. Hice la carrera en Bilbao, empecé con mi padre a trabajar, no me gustaba el despacho de abogados y tuve la suerte de empezar a trabajar en el Alavés. Fui creciendo dentro del club y terminé siendo gerente. Era muy joven. Luego salí de mi zona de confort...”.

Y de ahí a Alcorcón, después al Cádiz y desde hace unos meses al Málaga, con quien visita Mendizorroza en una situación de crisis que también le prueba a él mismo, sobre quien casi todo el mundo centra sus miradas. El balón está en su tejado y empieza a moverlo.