El parqué
Caídas ligeras
Málaga CF | Entrevista
Málaga/Luis Hernández Rodríguez (Madrid, 1989) ya estaba en el Real Madrid cuando el fútbol era sólo un juego. Los años hicieron de él un profesional que pese a todo mantiene los pies pegados a la tierra. La vida le condujo a Málaga desde Gijón con un paréntesis en el Leicester recién coronado campeón de la Premier. Su llegada fue espectacular, pero el curso pasado acusó el mal rendimiento colectivo. Ahora, con Muñiz, ejerce liderazgo y explota sus mejores cualidades, como el saque de banda.
–¿Cuál fue su primer balón?
–Mi primer balón... Imagino que uno pequeñito, de esos de niño, pero la verdad no me acuerdo.
–¿Soñaba ya desde niño con ser futbolista?
–Sí, a ver, no profesional. Cuando eres niño no entiendes lo que es ser profesional, lo que sí tenía era muchísima ilusión por jugar al fútbol. Era salir al patio del colegio y jugar al fútbol, era llegar a casa y jugar al fútbol. Cuando entré en el Real Madrid era el aliciente de ir a entrenar. Era continuamente jugar al fútbol.
–¿Le intentaron quitar las ganas sus padres alguna vez?
–Para nada. Siempre he tenido un apoyo importante en mi casa. Mis padres estaban a disposición siempre para ir a los entrenamientos y recogerme, llevarme a torneos...
–¿Le decían que estudiara?
–Sí, claro, yo creo que es fundamental. Al final a todos o casi todos los niños les gusta jugar al fútbol, pero son muy pocos los que pueden dedicarse a ello a nivel profesional. Aparte de eso, creo que todos debemos buscar una formación, pero no sólo para el futuro. La carrera futbolística acaba muy pronto y luego queda una vida por delante. Hay que formarse tanto a nivel intelectual como personal. ¿Yo? Acabé bachillerato y suspendí la selectividad. Estaba en el Madrid Castilla y tenía que entrenar por las mañanas. Decidí aparcarlo por el momento y dedicarme plenamente al fútbol.
–¿Alguna vez dejó el fútbol de ser una diversión para usted?
–No, la verdad es que no. Es cierto que a medida que pasan los años y las categorías le vas dando mucha más importancia. Además yo tuve la fortuna de formarme en el Real Madrid, en el que la exigencia llega desde bien pequeño es máxima, pero para mí nunca dejó de ser una diversión.
–¿No es mucha presión estar ya en el Real Madrid desde los ocho o los nueve años?
–Con esa edad no te das cuenta qué es presión. Pero sí a medida que pasan los años, cada temporada hay diez chicos que salen y diez que llegan. Así año tras año vas pasando un corte. No creo que sea sólo allí, sino en todas las canteras grandes, incluso aquí en el Málaga, la exigencia es máxima.
–Debe resultar duro vivir esas cribas y ver que se van quedando atrás compañeros y amigos.
–Las cribas se dejan atrás a muchos compañeros y, sobre todo, a muchos amigos. Al cabo de los años te reencuentras con muchos que siguen jugando en otros equipos. Pero claro que es duro. Al final llegaba el último día de entrenamiento y era como el fin de carrera, el sigo o no sigo. La mayoría de los que hoy nos dedicamos al fútbol profesional hemos pasado por lo mismo.
–Cuando le tocó salir a usted de aquella casa, ¿con qué mentalidad lo afrontó?
–Sales con una buena formación, pero el fútbol se orienta de otra manera. Allí la exigencia es máxima y luego te enfrentas a otra vida. Yo por suerte he estado en tres clubes de un nivel muy alto como Sporting, Leicester y Málaga que se asemejan en cuanto a condiciones al Real Madrid. Igual por eso el salto para mí no fue tan grande como para otros compañeros.
–Gijón es otro sitio donde se vive el fútbol de manera intensa, ¿qué le dejó aquella etapa?
–Fue una etapa importante y muy bonita en mi carrera. Conseguimos un ascenso precioso y se dieron unos condicionantes que tenía el equipo importante. Sacamos adelante una situación complicada. Gijón es una ciudad muy especial, muy volcada con su equipo. Los días de partidos la ciudad se paraliza. Es un poco como Málaga. Viven por y para el fútbol. Vas por la calle y siempre tienes algún comentario de un aficionado.
–¿Alguna vez fueron duros esos comentarios por la situación deportiva?
–Conmigo no. La afición conmigo siempre fue muy respetuosa. Ni un comentario negativo ni una falta de respeto. Ni aquí ni en Gijón. Cuando las cosas han ido mal, siempre he tenido algún comentario de apoyo.
–Qué bonito eso...
–Es bonito, la afición siempre me mostró su cariño, fue respetuosa. Y eso con lo que hemos vivido...
–¿Se sienten en deuda?
–Tenemos una deuda muy grande. El año pasado fue desastroso para el club. Las cosas pueden salir mal, pero descender de la manera en que descendimos, no es algo lógico. Y menos de un club como éste que venía de diez temporadas consecutivas en Primera División,de hacer años muy buenos, de jugar la Champions. No estuvimos a la altura del club y de la afición.
–Se dijo antes de irse usted al Leicester que el Málaga le tenía medio atado.
–No me acuerdo. Yo intento estar centrado en el día a día cuando estoy en un equipo y dejar el resto de temas para las personas que se deban de encargar. El futbolista tiene que tener la cabeza en el día a día. La única realidad es que soy jugador del Málaga y estoy donde quiero estar. Yo tengo la suerte de estar con una persona que no es mi agente, es mi amigo de hace muchos años y una persona de mi total confianza.
–¿Quiénes forman su círculo de confianza?
–Mis amigos más cercanos, mis compañeros y, sobre todo, mi familia, mi mujer y mis hijos que son con los que comparto mi vida.
–¿Y de este vestuario?
–Hay muchos compañeros. Una de las cosas que más me ha gustado es que este año hemos formado un grupo humano fuerte y eso en una liga tan larga y complicada como esta es fundamental. Un grupo unido, de gente que mira siempre por el compañero, que sigue una misma línea, es capaz de conseguir los objetivos. Eso este año lo tenemos.
–¿Eso quiere decir que el año pasado estaban desunidos?
–Para nada. Una cosa no quita la otra. Lo que pasa es que en situaciones complicadas es cuando se ve un grupo. El año pasado no es que tuviéramos mal grupo. En este vestuario cuando llega gente nueva es muy fácil adaptarse. Sí es verdad que se sufrió un cambio importante en la plantilla tanto en verano como en diciembre, con siete u ocho fichajes y eso es que las cosas no están funcionando.
–En una situación compleja, aunque no tanto, un año antes, le abrieron las puertas del Málaga.
–Bueno, no era la misma del año pasado ni mucho menos. Es verdad que el club no estaba donde le gustaría pero no era tan catastrófica como el año pasado. Yo desde que llegué siempre he intentado sumar y he contado con la confianza de todos los entrenadores.
–Gato Romero, Míchel, José González y Muñiz. No pueden ser perfiles más distintos.
–Como bien dice, cada uno es distinto y cada uno tiene su manera de entender el fútbol. Los cuatro han sido buenos entrenadores para el Málaga. Todos podían haber sido entrenadores que durasen más en el club pero las circunstancias y, sobre todo, por cómo está montado el fútbol hoy en día, cada se les aguanta menos.
–¿Es de los que intenta aprender siempre?
–Sin duda, sin duda. A medida que pasan los años eres hasta más consciente de que puedes aprender de todos.
–¿Y qué se trajo de la experiencia en Inglaterra?
–Una experiencia nueva, en un país donde el fútbol se entiende de una manera totalmente distinta. Allí se vive con mucha más pasión. Hay más facilidad para que los campos estén llenos. Fue buena experiencia porque pude jugar en la Premier y la Champions.
–¿Cuando escuchó el himno de la Champions qué sintió?
–Es un orgullo. A todos los jugadores les gustaría disputar esta competición. Y el que no la juega disfruta viéndola. Es muy bonita. Gratos recuerdos.
–Hablando de recuerdos y de Champions, ¿dónde estaba Luis Hernández cuando el Borussia Dortmund-Málaga?
–Estaba en Gijón. Tengo el recuerdo histórico de lo que podía haber sido y que no le dejaron que fuera. Cerquita estuvieron de hacer algo histórico que el Málaga mereció en todo momento.
–En cinco años pasa de algo así a Segunda División, una categoría que ha cambiado muchísimo desde que usted jugó en ella.
–A medida que pasan los años Segunda es mucho más competitiva. Los equipos tienen más capacidad económica y eso hace que el nivel aumente. Es muy difícil ganar a cualquier rival. Se da la peculiaridad de que es muy larga, que no tiene ningún descanso, y eso hace que el equipo que sea regular tenga muchas opciones de estar arriba. En estos últimos años ha aumentado el nivel.
–¿Qué han hecho de momento en este curso que crea que no debe cambiarse y qué considera que deben enderezar?
–Lo que hemos hecho muy bien es ser un equipo regular. El otro día, aun perdiendo, creo que el trabajo fue muy bueno. Creamos ocasiones, nos crearon muy pocas. Tenemos un gran desgaste, somos solidarios, atacamos y defendemos bien. Corregir siempre se pueden corregir muchas cosas. Lalínea de este Málaga es muy buena.
–¿Bajan la intensidad fuera de casa o los rivales la suben?
–No creo que hayamos bajado la intensidad. Cuando analizas los datos físicos de los rivales, el Málaga siempre hace más esfuerzo, siempre recorre más distancia y siempre da un plus más que el rival. Está claro que, probablemente, fuera cuesta más ganar que en casa. Pero en los últimos tres partidos que no conseguimos ganar, en Las Palmas fue muy disputado y nos hicieron un gol en una jugada aislada. Contra el Dépor nos pusimos por delante pero no conseguimos retener el resultado, pero también fue muy igualado. El otro día en Elche, como dije, nos hicieron dos goles en jugadas que normalmente las estamos defendiendo bien. Yo creo que el equipo tiene que mantener la misma línea porque después de diez jornadas vamos primeros.
–¿Cree que Muñiz todo esto lo tiene planeado?
–No sé si lo tiene planeado, pero sí tiene muy claro lo que es esta categoría y muy claro lo que debe ser el equipo. Y sobre todo porque en estos partidos de liga y en pretemporada, siempre ha sido el mismo Málaga. Eso habla del buen hacer del míster y del equipo.
–¿Cuál fue su primera charla con Muñiz y qué le dijo?
–Fue en verano el primer día de pretemporada. Las cosas del vestuario y lo que nos digamos me gusta que se queden dentro. El míster tenía la misma idea que yo. Él quería que siguiera aquí, yo quería seguir. Así que cuando las dos partes siguen la misma línea no hay mucho más que hablar.
–¿Cree que le perjudicó que se hiciera público cuánto ganaba?
–Para nada. A mí no me afecta. Yo me centro en el trabajo diario y en el rendimiento que le puedo dar al club.
–¿Cómo fue eso de que le renovasen y no se hiciese público?
–No me gusta hablar del tema porque me parece injusto que en un vestuario de 25 personas se hablen de temas individuales. Fue una cosa del club, que por los motivos que fuera decidió no anunciarlo. Ya se encargaron ustedes [por los medios] de que se enterase la gente.
–Mostró un nivel altísimo cuando llegó, el año pasado sin embargo fue de los más señalados. ¿Le afectó?
–Para nada. Intento abstraerme de todo porque esto es un deporte y siempre hay momentos buenos y malos. Tenemos que darle normalidad al asunto. Aquí la realidad es los resultados llegan cuando el trabajo es bueno. En situaciones así hay que seguir trabajando.
–En este curso, sin embargo, ejerce liderazgo.
–Tanto en las situaciones malas como en las buenas tenemos que abstraernos. En una carrera de un deportista de 15 ó 20 años es imposible que mantenga siempre un nivel alto. Hay que estar preparado para todas las situaciones.
–¿Le gustaría rematar alguna vez un saque de banda?
–[Risas] Creía que me iba a decir un córner. Bueno, yo soy el encargado de sacar de banda y ya rematan los otros. Es una jugada que este año está dando puntos y situaciones de peligro. Ojalá pueda seguir avanzando y creando peligro.
–La catapulta...
–Sí, así lo bautizaron. ¿Si me gusta? Bueno, es llamativo y gracioso. Ojalá siga dando puntos al equipo.
–Históricamente había grandes lanzadores de banda como Chendo o Tomás Reñones, ¿se está perdiendo este arte?
–No sé si ha perdido o es que no se le da la importancia que tiene. El otro día el Elche también metía el balón al área y al final cuesta defenderlas, son jugadas de riesgo.
–Se envenenan...
–Al final también hay una estrategia detrás que intentamos trabajar a lo largo de la semana y esperemos que siga dando rendimiento.
–Es minucioso Muñiz para eso.
–Es minucioso para todo. El míster le da importancia a todo y trabaja todo tipo de detalles.
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