Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
“Un mal llama a otro”. El Málaga Málagalo volvió a comprobar en el arranque del año: el caso Víctor, su despido, el registro de La Rosaleda y, como le pasara a la autora de la frase en El Quijote, llegó un inesperado y leve golpe de suerte para salvarle la vida. Hace nueve semanas que un juzgado de la capital malacitana puso al frente del club a José María Muñoz para regir el club y tratar de que no desapareciese. Apenas dos meses en los que la tranquilidad, la lógica y el ahorro han sido las premisas para tratar de enderezar el rumbo del equipo. Y eso que el coronavirus COVID-19 ha hecho que todo el entorno dentro y fuera del fútbol haya saltado por los aires.
Se vendió a AntoñínAntoñín, se han auditado las cuentas, se planifica para el futuro y se siguen recortando aspectos de la vida cotidiana del club. Mientras LaLiga busca la manera de volver cuanto antes par poder disputar la recta final del campeonato con los parámetros de seguridad necesarios, el conjunto blanquiazules echa cuentas y encuentra un gasto menor en la relación con algunas empresas que le suministran o en el ahorro que le conllevaría dejar de utilizar el estadio de atletismo como sede para sus entrenamientos. Teniendo un campo anexo a La Rosaleda y al propio coliseo malacitano con todas sus instalaciones, retornar a las sesiones de entrenamiento en la avenida de Martiricos será un recorte de varios cientos de miles de euros en las maltratadas arcas blanquiazules.
Del mismo modo que cerrar el grifo de gastos provocados por la familia Al-Thani, capaz de mantener sus casas, coches de alta gama y caprichos a costa de las arcas del equipo. Son sólo algunas de las medidas que han trascendido en el poco tiempo en el que los cataríes llevan alejados de la gestión del equipo. Las cifras debidas van menguando, pero aún se está lejos del objetivo y no se han abordado de manera directa los emolumentos imposibles para la supervivencia del club de bastantes efectivos de la plantilla. Faltan datos para ello.
Todo va cambiando de una manera más lenta de lo esperado ya que desconocer los parámetros, fechas y situación deportiva final en los que se moverá el equipo al término de esta temporada penaliza la gestión judicializada de un club que probablemente se enfrente a una prórroga de seis meses más de administración judicial a cargo de José María Muñoz. Pero ese será otro capítulo, aún lejano.
El tiempo pasa sin fútbol y merma la capacidad de acción del Málaga. A la situación crítica se unió la pandemia. “Un mal llama a otro”. Cervantes para el Refranero que también sentencia: “No hay mal que cien años dure”. Citas del primer capítulo en un curso de malaguismo básico.
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