Baño de realidad

Málaga CF

Tras un inicio prometedor en cuanto a juego y efectividad, el equipo sufre dos correctivos ante rivales superiores en objetivos

Los próximos rivales, Sabadell y Ponferradina, permiten testar otra vez el potencial del equipo

El calendario da un respiro en cuanto a exigencia y nivel, y permitirá recuperar efectivos de la enfermería

Los jugadores del Málaga tras uno de los goles del Espanyol.
Los jugadores del Málaga tras uno de los goles del Espanyol. / Marilú Báez

Ante Zaragoza (1-2) y Sporting de Gijón (1-0), tras dos victorias consecutivas, muy identitarias, con las que el equipo acumulaba 13 de los 21 puntos que tuvo en juego, la emoción e ilusión se disparó. Era lógico. Una calma institucional sin precedentes, un equipo prácticamente nuevo y que parecía encajar a las mil maravillas que ocupaba con celeridad los puestos de cabeza, coqueteando con los mejores. Nueva sabia que invitaba a pensar en grande.

Se empató ante el Mirandés (1-1) y llegaron dos duelos importantes ante rivales recién descendidos como Mallorca (3-1) y Espanyol (0-3)Espanyol. El golpe y baño de realidad fue contundente. La ola creciente de entusiasmo, de cierta fiabilidad, de conjunción de las piezas, se desvaneció en la orilla. Bermellones y pericos, más allá de vencer con superioridad haciendo mella en los errores y debilidades del rival y contragolpeando sus virtudes, demostraron a qué aspiran y qué diferencias existen entre unos y otros.

Suena a tópico las diferencias económicas, la inversión o coste de cada una de las plantillas, ya que cualquier equipo de la categoría puede vencer a otro en 90 minutos. Esto es así, es una realidad. Pero aquí se trata de una regularidad y una solvencia durante 42 jornadas en la que, quieran o no, el potencial económico de los equipos tiene un peso trascendental. Es otro símbolo más, otra imagen que representa para qué está cada club. Soñar es gratis pero en una análisis más realista el objetivo inicial debe ser inamovible: la salvación.

De puertas para adentro, tanto desde la dirección deportiva como desde el vestuario, el escenario en el que se sitúa a día de hoy el equipo está por encima de lo que firmaron todos. Ya hacía alusiones recientemente el propio administrador judicial, que se temía que en las jornadas previas al cierre del mercado, el equipo pudiera no puntuar por no poder alinear el mínimo de profesionales. No sucedió y el Málaga superó expectativas e incluso sus propios límites. Los 14 puntos que se lograron en las primeras ocho jornadas son una mina de difícil extracción. Logrados y sumados, son una buena base para partir de ella.

Objetivo: 50 puntos

Las derrotas ante Mallorca y Espanyol sirven y mucho al equipo. Redirecciona el foco, sitúa al equipo y despierta de ensoñaciones equívocas. Mallorca y Espanyol recuerdan cuál es el objetivo, el mismo que ciertamente no ha cambiado desde septiembre. Pellicer, tanto en victorias como en derrotas, siempre mantuvo la dirección hacia los reiterados "50 puntos". Es el primer y más difícil puerto, de lenta ascensión, pero que permite mirar al siguiente. De llegar a él, según en qué punto de la temporada esté el Málaga, permitirá apuntar al siguiente puerto. Pero no antes.

Pese a las dos goleadas consecutivas, todo lo cosechado con anterioridad no puede caer en saco roto. Los picos de buen fútbol que ha sido capaz de desarrollar el equipo están ahí, son latentes, aunque quizá se deba encontrar una línea más continuista en el juego y otras vías que permitan reaccionar ante situaciones que no estaban en el guion.

La falta de capacidad/reacción ante marcadores adversos se ha hecho notar en las últimas jornadas. Cuesta reconectar cuando el equipo no arranca con el marcador a favor, cuando se pierde el escenario del 0-0 y el rival juega con el marcador, cierra filas y limita los espacios. A este Málaga le gusta correr, golpear con metros por delante y estas pautas no siempre se dan. La falta de ese último pase, de esa chispa de magia en la frontal, resta.

Además, a diferencia de temporadas anteriores, la defensa ha perdido ese aro de solvencia de años atrás. Parecía un binomio seguro, Málaga y defensa férrea, aunque hoy el equipo es el más goleado de la categoría tras estas 10 primeras jornadas con 14 tantos encajados (los mismo que Las Palmas, aunque peor diferencia). Si bien es cierto que 10 de estos goles fueron encajados en tres partidos (4-0 vs Rayo, 3-1 ante Mallorca y 0-3 ante Espanyol) y en cuatro partidos se dejó el arco a cero, en todos con Dani Barrio bajo palos.

Respiro en el calendario

El calendario da ahora un pequeño respiro al Málaga. No solo por la amplitud de los enfrentamientos, que en las dos próximas jornadas serán semanales –los dos próximos domingos– y permitirán una mejor preparación, sino por la magnitud de sus rivales. Sabadell (domingo 8; 14:00 horas) y Ponferradina (domingo 15; 16:15) son dos rivales que comparten objetivo, el de la salvación.

El Málaga volverá a testarse contra rivales de su liga, de un contexto más similar y con un límite salarial en este caso más parejo. Momento de nuevo para demostrar qué versión se adapta más a la real, si la que deslumbró ante proyectos como Zaragoza o Sporting o la que se resquebrajó ante Mallorca y Espanyol.

Además, la amplitud de calendario permitirá que algunos jugadores puedan terminar coger el ritmo de los más habituales como Jairo Samperio o Jozabed. También Cristo, que fue una de las notas positivas por su regreso ante el Espanyol y que puede dotar de competencia al lateral zurdo. También las bajas en la enfermería podría limitarse. Joaquín Muñoz aún no ha debutado pero se espera que se integre con el grupo en breve. También dos piezas de importancia para Pellicer como Ismael Casas, uno de los capitanes y fijos, e Hicham, clave por su verticalidad y condición de revulsivo.

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