Málaga CF-Burgos: Permanencia sin honor (0-1)
El equipo blanquiazul pierde en La Rosaleda pero los resultados le mantienen matemáticamente en Segunda
El Málaga mantiene la categoría y es un alivio. Lo hizo aun perdiendo con el Burgos porque los rivales no aguantaron el esprint final. La permanencia ha estado muy barata y un club que miraba a la mitad alta de la tabla no puede permitirse este calvario mientras su gente va perdiendo fe. Porque se citó a los malaguistas y respondieron.
La temporada ha sido una calamidad en casi todos los aspectos y en casi todas las esferas. Hay condicionantes, pero no eximen. La mayoría de los futbolistas han estado muy lejos de un rendimiento decente y ni en la cita más importante del año y ante más de 25.000 personas han sido capaces de rematar la faena por derecho. La gran mayoría no debe volver a vestir la camiseta del Málaga.
No experimentó Guede después del sólido triunfo en Tenerife. Mantuvo a los mismos hombres y sólo introdujo a Chavarría por el sancionado Brandon Thomas. Pero el entramado del Burgos no es el de los chicharreros. El Málaga sabía cómo castigar a los de Julián Calero.
Buscó con insistencia la espalda de la zaga de tres centrales del Burgos. Pudo sacar rédito bien pronto y poner el partido de cara. Vadillo desperdició un mano a mano a los ocho minutos y su posterior intento de asistencia. No lo hizo Chavarría tras una acción parecida tres minutos más tarde. El argentino dribló y marcó pero fue anulado por un ajustado fuera de juego que tuvo que ser revisado por el VAR.
Andaba bien el Málaga, que asumía protagonismo pero pecaba a veces de eso que vaticinaba Guede en las horas previas, la precipitación. El exceso de responsabilidad se veía en las caras de los blanquiazules, que a veces trazaron malos planes por elegir de manera forzada.
Monopolizó el esférico el Málaga, que cuando sentía algo de peligro era por sus propios errores. Un 75% al descanso de posesión. Pero no fue efectivo. Se acercó con cierta frecuencia. Luis Muñoz trató de ser de nuevo ese factor sorpresa pero le faltó un puntito de finura. Como casi a todos.
Llegaban noticias de los otros campos, los rivales caían y el horizonte del descanso estaba cerca. Con todo bajo aparente control, el Burgos derrumbó al Málaga con un par de acciones a balón parado. Primero una falta al área que Zabaco, que acababa de entrar por el lesionado Grego Sierra, desvió un remate de Córdoba para mandar la pelota a la escuadra. En pleno desconcierto, una falta lateral rasita se coló en el área, donde Rubio consiguió cazar la presa pese a los agarrones de un Peybernes que nuevamente sale en la foto.
Hubo un conato de reacción en la prolongación, que se extendió cinco minutos. Dani Lorenzo tomó el mando y dio algo de sentido a un par de ataques. Los blanquiazules no estaban teniendo la paciencia que Guede reclamaba. Además, La Rosaleda, repleta con sus más de 25.000 voces, se empezaba a poner nerviosa con los suyos.
El argentino metió a Víctor Gómez para ser más incisivo por la derecha, aunque la entrada del catalán casi le cuesta un susto en un contragolpe que casi mete en la portería de Dani Martín. El Málaga tocó con paciencia el balón y construyó algunas buenas jugadas, pero en los metros finales la persiana estaba bajada. Probó con Ramón y Roberto (por Luis Muñoz y Chavarría) y unos minutos más tarde con Sekou, que mandó al banquillo a un muy enfadado Vadillo.
El Cartagena estaba liquidando al Amorebieta y la Real había recortado al Huesca pero la permanencia no dependía de lo que pasase en La Rosaleda, donde el Málaga no sabía cómo meterle mano al Burgos. Tampoco a balón parado. El partido no fluía, el Burgos hizo tres cambios y el colegiado decretó una pausa de hidratación. En las gradas había nervios. Guede aprovechó para meter a Loren Zúñiga por Dani Lorenzo.
El empate de la Real B llegó a La Rosaleda y la tensión se disparó. Los rostros de los malaguistas eran un poema y el público reclamó más empuje, más narices. Todo era atropellado, sin sentido, desesperado. Pudo Roberto poner el empate en el marcador, pero su disparo se marchó algo desviado. Dos para el 90’. Le siguió Sekou Gassama, que cabeceó fuera un balón al área.
El Huesca logró el tercero ante la Real B, que había tenido varias opciones para adelantarse. El Málaga estaba a un suspiro de mantener la categoría aunque por demérito de los rivales. Todos los que tenían que ganar, perdieron. Loren pudo estrenarse pero le sacaron bajo palos un gol que le habría dado su primera noche de gloria.
En la gloria dormirán precisamente los malaguistas, pero en el Málaga se necesita una profunda reflexión para evitar la suma de errores que ha llevado al equipo (y al club por extensión) a un situación límite. Hace falta una renovación importante.
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