Buscando una identidad

Málaga CF

Los dos últimos partidos del Málaga han mostrado que queda mucho trabajo por delante y que el camino va a ser complicado

Es el tercer equipo que más pases falla (425)

Luis Muñoz, en un balón dividido. / Marilú Báez

El seis de nueve puntos posibles en las tres primeras jornadas, ritmo de puntuación de parte alta de la tabla, pudo confundir realidades y objetivos del Málaga 2020/21, pero la Segunda hunde el pecho a quien lo saca y la realidad ha dimensionado la situación del equipo. A primeros de septiembre se dudaba de la viabilidad del club y no se tenía la certeza de que habría 18 jugadores profesionales, tope sancionado por LaLiga. El encomiable trabajo de Manolo Gaspar y su equipo para, con la tutela del administrador judicial y la supervisión de LaLiga, elaborar una plantilla no garantiza el rendimiento de los jugadores. Se salvó una situación límite, pero hay que buscar una identidad, la que se encontró en el final de la temporada pasada para salvar la categoría. Más de media plantilla lleva dos semanas sólo trabajando y Pellicer ha empleado ya a nada menos que 26 jugadores (varios ya fuera del club por el ERE o por traspaso).

Pellicer elaboró ante el Las Palmas su quinta alineación distinta de la temporada. Va cambiando sistemas, buscando alternativas y flexibilidad en una plantilla que necesita que un núcleo de jugadores garantice un rendimiento. Dentro de esa búsqueda, en los dos últimos partidos, por ejemplo, se han ido viendo grietas defensivas en las bandas. No fue casualidad que en el descanso del pasado domingo Pellicer cambiara a la banda derecha al completo (Calero y Jozabed por Isma Casas y Yanis). Matos, como en Vallecas, sufrió en la banda izquierda . Generó más peligro el Las Palmas con 10 jugadores 50 minutos que el Málaga.

Al equipo de Pellicer, lo reconocía el técnico al acabar el partido, se le hace de noche llegado a la línea de tres cuartos del rival. No hay mucha claridad ni mordiente. Tampoco hay desborde, a la espera de que Jairo coja ritmo, que Hicham y Joaquín Muñoz se recuperen de sus lesiones y que Yanis Rahmani encuentre estabilidad. Caye Quintana pasa más tiempo fuera del área (provocó la expulsión), aunque el gol se ve como algo lejano. Aguanta, tiene una buena gama de controles y recursos de asociarse. Pero parece más habilitado para jugar en punta con otro compañero, como ya ha probado Pellicer ya. Hay también una realidad. Entre Orlando Sa, Caye Quintana y Pablo Chavarría jugaron la pasada temporada 42 partidos (el portugués no estuvo en activo mientras se recuperaba, el onubense jugó 29 entre Cádiz y Fuenlabrada y el argentino 13 con el Mallorca). Y sólo marcaron un gol, un tanto de Quintana. Es cierto que los dos goles del equipo llegaron tras jugadas a balón parado, pero no de manera directa. Ramón gana un balón dividido en un rechace y ahí hizo magia en Castalia. Y el remate de Cristian a centro de Matos llega tras un saque de banda. Y la estrategia (suele referir Pellicer que el 80% de los goles llegan en Segunda en transiciones o a balón parado) no ha creado siquiera momentos de peligro serio, a pesar de que se cuenta, por ejemplo, con uno de los mejores cabeceadores acreditados en la categoría, como es Escassi.

Dentro de esa incapacidad para crear juego, el Málaga es el tercer equipo que más balones pierde, más de 400 entre los cinco partidos, sólo por detrás de Alcorcón y Mirandés. Son facetas que deben ir corrigiéndose con el transcurrir de los partidos y los entrenamientos, con el conocimiento mutuo que se busca a través de esa identidad.

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