Málaga CF - CD Tenerife: Rubén Castro reaparece para salvar un punto (1-1)
Los blanquiazules no fueron capaces de materializar su dominio en la primera parte
Fotos del encuentro
Las vacaciones de Navidad le sirvieron al conjunto de Pepe Mel para asimilar conceptos y, por suerte, no olvidar las buenas sensaciones que dejaron su victoria ante el Alavés (1-0). El Málaga CF mostró su segunda mejor actuación de la era del técnico blanquiazul en el banquillo, coincidiendo con la segunda mejor entrada de la temporada en La Rosaleda, 21.256 gargantas se dieron cita para demostrarle al conjunto de Martiricos que no están solos
Sobre el césped dos conjuntos que necesitaban los tres puntos como oro en paño, sin embargo cuando las piernas deberían pesarle a los malacitanos ocurrió todo lo contrario. El conjunto de Luis Miguel Ramis salió muy nervioso a su reencuentro con la victoria. Eso sí, no arriesgaron en ningún momento, tanto es así que Juan Soriano se demoró lo máximo posible para a volver a poner el balón en juego en todas sus intervenciones y cualquier posible contra no se dudaba en cortar con falta. Mientras tanto, los boquerones, sin Pepe Mel en el área técnica, sustituido por Nacho Pérez, no se desentonaron e intentaron seguir el mismo guion de partido que contra el Alavés. Intentando cumplir el primer mandamiento que ha instaurado el madrileño en la plantilla: dejar la portería a cero. A partir de ahí todo es más sencillo.
Los tinerfeños no se acercaron con peligro a las inmediaciones de un Rubén Yáñez que sólo apareció cuando Juande le cedió un balón de cabeza y para atajar los esférico que intentaban filtrar los insulares a la espalda de su zaga. Eso sí, todo no podían ser buenas noticias y los primeros 45 minutos dejaron las amarillas a Genaro y Escassi, por lo que ambos no podrán comparecer ante el Eibar en Ipurúa. Eso quiere decir que Pepe Mel deberá rescindir de dos piezas claves en sus últimos onces. Al igual que le ocurrió Esteban Burgos ante el Tenerife, sin embargo Juande lo suplió a las mil maravillas.
El Málaga llevó la batuta del encuentro y lo hizo por los costados. Febas y Villalba se encargaron de colgar balones con la intención de encontrar en una buena posición a Chavarría o Rubén Castro, ambos muy activos y participativos. El canario no dejó de intentarlo a pesar de que la suerte no le esté acompañando. Dispuso de la más clara del encuentro tras una internada de Villalba cambiado de banda, por la derecha, pero Šipcic se la sacó bajo los palos, Juan Soriano estaba batido. Lástima, tocaba seguir. Antes lo había intentado Febas por ese mismo lado, aunque la defensa tinerfeña se cerró.
El siguiente paso de Pepe Mel es conseguir que su equipo afine de cara a puerta. Nadie discute que los blanquiazules le pongan empeño y ganas pero de ilusión sólo no se gana. Este Málaga lo intenta y genera bastante, aunque le cuesta un mundo marcar. Chavarría lo intentó también, siempre preparado para rematar pero el centro se iba fuera o el defensor de anticipaba. Y no es por falta de efectivos, porque hasta Javi Jiménez y Ramalho se animaron a subir sus respectivas bandas. Jozabed también se animó a probar suerte desde la frontal pero sus lanzamientos se fueron desviados. Al menos sirvieron para cortar las posibles contras.
La balanza dio la vuelta y el Tenerife despertó y recordó que necesitaba los puntos, generando de esta forma sus primeros acercamientos claros a portería. Shoshua probó a Rubén Yáñez, quien sacó una mano espectacular. Iván Romero avisó antes de participar en el tanto de los suyos. La entrada en escena de Gallar casi abre el electrónico, si su disparo desde la frontal no se hubiese ido besando el poste. Villalba no encontró la escuadra.
Sin embargo, sí tuvo suerte el Tenerife después de una gran jugada de Iván Romero por la línea de fondo del lado izquierdo, nadie tapó el paso al equilibrista, quien dejó el gol en bandeja a Shashoua, que estrelló el esférico en el travesaño antes de marcar. La pelota entró por el primer poste de Yáñez, imparable. El único despiste claro del encuentro pasó factura, muy cara. Justo eso sirvió para zarandear a los malacitanos y devolverlos al encuentro. Sólo podía aparecer una persona para salvar al Málaga, ese que nunca perdió su olfato con el gol a pesar de la edad. Rubén Castro amagó en la frontal y en segunda instancia mando un pase a la red. Después de minutos de incertidumbre y una pitada monumental, el VAR autorizó el gol que el asistente había invalidado por posible participación de Fran Sol en posición antirreglamentaria. Precisamente en sus botas murió la posible victoria, en un remate a la desesperada que no entró.
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