Málaga CF - SD Ponferradina: Cambia el viento (1-0)
Victoria de los blanquiazules merecida y sufrida ante un rival directo
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Cambia el viento para el Málaga, no solamente por ganar a la Ponferradina, es el cómo. Incluso replicando errores y pegándose algún tiro en el pie. Quizás así mejor. Decía el lunes Pepe MelPepe Mel que a veces es así como llegan las vueltas de dinámica, con una eliminatoria perra con un Segunda RFEF, con un empate épico sacado de la nada y, claro, con el triunfo que lo redondee.
Vale más porque es de Segunda, es del trabajo pero también de la suerte. Es del merecimiento pero también de la inclinación de los detalles. Es el cero en tu portería sea como sea; es el uno solitario a cualquier precio en las redes rivales. El plus de ser en La Rosaleda debe añadir descarga al vestuario, que al final del partido al fin dejó ver los abrazos y las caras de rabia que se extrañan desde hace tiempo.
Pepe Mel, con bajas importantes y algún dudoso como Luis Muñoz o Hervías, introdujo variaciones en su alineación. Yáñez, con Juanfran, Burgos, Juande y Lumor, titular como lateral izquierdo por primera vez en LaLiga SmartBank. Por delante, Escassi y Febas con las alas para los canteranos Cristian y Haitam, el enganche para Fran Villalba y en punta Rubén Castro.
El histórico goleador tuvo a los cinco minutos una bala para cambiar la suerte del Málaga. Un error de Ale Díez en una cesión atrás donde pescó el canario el balón, pero lo que tardó en armar el tiro con la izquierda sirvió a la defensa para hacer de muro.
Se paró el corazón de La Rosaleda una acción en la que pudo llegar el 0-1. En realidad, entrar sí que entró el esférico y en un primer momento Ávalos Barrera concedió el tanto, sin embargo terminó por rendirse a las protestas del Málaga y la verdad del VAR, que mostraba una sutil mano de Agus Medina al más puro estilo México 86.
Resulta, en cambio, reprochable la falta de intensidad y colmillo de los blanquiazules. Empezando por Burgos, siguiendo por Juande y acabando en el portero, que casi mete una pelota sencilla en su portería en la semana que no ha parado de recibir elogios.
La Ponferradina tenía más el balón, pero tampoco fue una amenaza constante. Mel supo cómo castigar a los bercianos por la derecha con Haitam en una cita en la que su lateral zurdo lo defendía un desubicado Ale Díez. Más allá de sus chispazos, al Málaga le costaba generar de otras maneras.
Casi se repite una jaimitada similar a la del anulado 0-1 con un despeje blando y corto de Juande para Escassi, que la perdió aunque según él en falta, con Burgos lento en la reacción y un disparo que tuvo aroma de gol y fatalidad.
En ese intercambio tan de Segunda que mantenían Málaga y Ponferradina, los blanquiazules repitieron fórmula. Pacientes, castigaron la espalda del lateral zurdo, donde Haitam se coló, punteó el cuero y dejó descolocado a Makaridze. El portero frenó al extremo con un manotazo en la cara.
Estaba en el suelo el pobre Haitam (que se tuvo que retirar con sangre en la nariz y acabó la primera mitad con un algodón como tapón) cuando Rubén Castro se pidió el balón. El canario lo iba a tirar sí o sí. Lo lanzó a su derecha rasito, como para asegurar, el meta aguantó y adivinó la trayectoria. Si en lugar de amarilla hubiese señalado roja, no habría estado ahí para pararlo. Al Málaga suele resultar más barato dejarlo con diez.
Quién sabe, aunque también podría haberlo fallado igualmente Castro ante otro. Negaba con la cabeza el canario, que no está teniendo nada de fortuna, como si alguien hubiese apagado una luz que hasta hace poco parecía infinita.
Dejó algo marcado al cuadro local este chasco, pero logró al menos alcanzar el ecuador sin encajar. Ayudó Yáñez, que se fue enmendando, en una salida providencial tras otro fallo de Burgos.
David Gallego, que se estrenaba en el banquillo leonés, lo vio claro y cambió de orden los laterales, pasando al capitán Paris Adot a la izquierda. Haitam se quedó en la caseta al final y Hervías ocupó su carril. Tras pocos minutos ambos técnicos volvieron a moverse. Significativa la entrada de Dani Lorenzo por Lumor, repitiendo con Cristian metido más atrás.
No dio tiempo a ver los efectos porque inmediatamente se produjo el 1-0. Un córner de Fran Villalba que perdió altura en mitad de una lucha entre Escassi y el exmalaguista Erik Morán, que la introdujo en su portería. Un cambio de viento al fin.
A partir de ese momento el Málaga se puso el mono de faena y sudó para intentar mantener el tesoro que suponía vencer. Rechazó con la espalda de Febas un tiro que era el empate. La Ponferradina se destapó porque la derrota le metía en el lío. Los blanquiazules no permitieron que se repitiese la historia. Ni siquiera en la última, aun estando invalidada por fuera de juego, con Yáñez desquitándose. No han hecho nada, pero han hecho mucho.
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