Málaga CF - Villarreal B: Un puntito de partida (1-1)

Rubén Castro trata de batir a Gianni. / Javier Albiñana

Es un punto de partida, o puntito, el empate del Málaga CF ante el Villarreal B. El estreno de Pepe Mel no llegó con los tres bajo el brazo, como sucede a veces con los cambios de técnico. Hubo señales que invitan al optimismo, sin embargo, no convendría bajar ahora el nivel de exigencia que se ha puesto a otros porque ni sacia ni saca de problemas el resultado. Cambiaron cosas, pero esto va de resultados y los blanquiazules permitieron que, nuevamente, su adversario se adelantase y con una facilidad pasmosa. Un contrincante más curtido hubiera llevado el partido a otro escenario.

Decía Mel en las horas previas que tampoco le había dado demasiado tiempo para tocar teclas y hacer cambios sustanciales. Pero ya desde la alineación dejó su toque. Las piezas del once titular no podían ser muy distintas a las utilizadas en Tenerife, sin embargo, rompió la dupla de ataque cambiando un punta por un extremo. Manolo Reina tuvo una línea de cuatro con Juanfran y Javi Jiménez en las bandas y Escassi y el debutante Moussa Diarra como centrales. Por delante de ellos, N’Diaye como pivote defensivo. Luego Febas como conductor, Gallar más tirado a la izquierda, Villalba de enganche y Hervías en el carril diestro. Todo coronado con Rubén Castro en punta.

Tampoco fue una metamorfosis tan relevante como para que todo lo visto hasta la fecha fuese borrado de un plumazo. De hecho el Villarreal B jugó desacomplejado y lejos de acobardarse fue capaz de hacer el 0-1 a los 20 minutos tras un córner mal defendido nuevamente y en el que Collado pudo empalmar su volea con suma comodidad.

La Rosaleda con el cambio de entrenador había dado una tregua y sus iras se dirigían más a Ontiveros que a los suyos. El Málaga reaccionó sin dilación. Primero con un aviso de Febas y después con el gol de Rubén Castro. El canario, el más listo de la clase, convirtió un centro de Gallar en un respiro para los blanquiazules. Estéticamente fue similar al que cosieron ambos en Anduva pero con la salvedad de que aquella vez fue de falta lateral.

El filial castellonense era respondón y trataba de recuperar el terreno perdido, pero el Málaga se había quitado toneladas de plomo de los bolsillos y sumó varias opciones para ponerse por delante.

Al regresar de la caseta la tónica fue la misma. El Málaga cargó con el peso del partido y monopolizó el esférico lo que pudo. Hervías gastó sus cartuchos antes de ser cambiado con una falta directa que paró fácil Gianni y una acción de extremo puro en la que sirvió en bandeja el 2-1. Rubén Castro no acertó por milímetros.

Rondando la hora de partido Mel hizo sus primeros cambios quitó al mencionado Hervías y a un Aleix Febas que andaba tocado pero que demostró más personalidad y ganas que cualquiera. La Rosaleda se lo supo reconocer. Entraron Ramón y Chavarría (el argentino cayó a banda derecha).

Estuvo bien Chavarría, muy activo y poniendo en dificultades a un Villarreal B que andaba más pendiente de amarrar el punto que de opositar al triunfo. Apenas inquietó a Manolo Reina en toda la segunda parte.

Sin avasallar pero con paciencia, el Málaga logró ir acorralando al contrario, casi todo generado desde el perfil derecho, como antes de marcharse Hervías. Hasta consiguió el segundo, obra de Rubén Castro, pero estaba en fuera de juego. El canario estaba con chispa, como Gallar, que casi sorprende a Gianni desde la frontal.

Ya metidos en el 85’,la pareja procedente del Cartagena se coló en el área con un tuya y mía que se resolvió nuevamente sin fortuna. Se intentó, se intentó y se volvió a intentar hasta el final, con ocho minutos de añadido. A medida que volaba el tiempo el Málaga, extenuado, hilvanaba peores opciones.

El Málaga sigue sin ganar, la racha negativa en casa cumplirá otro mes y se acerca al año peligrosamente. Es verdad que se atisban avances, pero hay que pedir más a esta plantilla, especialmente a determinados jugadores.

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