Un Málaga CF de dos caras
El equipo está mostrando mayor solvencia y facilidad para desarrollar su juego como local en La Rosaleda
Ante la Ponferradina, dos pilares básicos como la presión y la concentración, erraron
La derrota del Málaga CF en El Toralín fue una de esas que escuecen, que llegan sin anestesia, que no dan lugar a pomada. La Ponferradina pasó por encima de un Málaga apático, sin recursos e incapaz de voltear un marcador que lejos de comprimirse se agradaba como las sombras cuando cae el sol. La bofetada de realidad fue soberbia y deja evidencias de que aún queda mucho camino por recorrer y un amplio margen de mejora en una plantilla aún en construcción. Sobre todo, a domicilio.
La Ponferradina tiene mucho en común con el Málaga. Están haciendo las cosas bien en El Bierzo en los últimos años. La continuidad en el banquillo de un técnico como Boro y la estructura deportiva y su planificación están dando resultados a medio-largo plazo. Su inicio es prometedor y ante los blanquiazules dejaron tintes de equipo que, si le aguantan las piernas y les respetan las lesiones, dará batalla hasta el final. En esas está el Málaga, que acelera la reestructuración que comenzó el verano de 2020 tras el ERE a casi la totalidad de profesionales. Tres mercados después, el equipo quiere mirar arriba cuando llegue el mes de abril y para ello se necesita trabajo, constancia y resultados.
Hasta la fecha, los blanquiazules han sumado ocho puntos tras las primeras seis jornadas, ocho de 18, algo menos de la mitad de los puntos que estuvieron en juego. En casa, tras el empate inicial ante el Mirandés (0-0), el equipo sacó los tres puntos ante Alcorcón (1-0) y Girona (2-0). Los registros son positivos con tres goles a favor y cero en contra, siete puntos . Los números son diametralmente opuestos fuera de casa. Otro inicio con empate en Ibiza (2-2) y derrotas ante el Almería (2-0) y esta última ante la Ponferradina (4-0). Ocho goles en contra y solo dos a favor lejos de La Rosaleda, un punto.
En líneas generales, el Málaga ha sido mucho más reconocible como local, ante los suyos, que como visitante. Ante el Mirandés, en el primer duelo de la temporada con parte de los refuerzos por llegar, fue donde más titubeó. Ante el Alcorcón y Girona el equipo fue superior, mostró solvencia y supo negociar con el marcador y aguantarlo. A domicilio, ante el Ibiza supo reaccionar a tiempo tras una hora de partido muy gris. Ante el Almería el equipo compitió pero acabó cayendo por 2-0 tras varios minutos de desconexión jugando con uno más desde el 46'. Ante la Ponferradina la imagen del equipo distó mucho de cualquier otra tarde previa, ni tiró entre los tres palos.
El fútbol que plantea el Málaga de José Alberto López exige varios innegociables que, de no aparecer, merman la propuesta. La presión asfixiante y la concentración son los pilares del equipo, al que le gusta correr con espacios y que siempre tiene la portería en mente. Faltaron en El Toralín ambos, donde a los blanquiazules les costó igualar la intensidad, estuvo lento y torpe con la pelota, irreconocible. El Sporting de Gijón, en La Rosaleda, calibra las dos caras de un Málaga que se debate entre la reacción y el escepticismo.
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