El Málaga CF da síntomas de estar al límite
La derrota ante el Alcoyano constató en resultado la línea descendente que el Málaga iba exhibiendo
Hay un componente casual en las lesiones, pero también ver si se hizo algo mal
Dean Huijsen, un malaguista más
Resumen del partido
La derrota ante el Alcoyano vino a confirmar una tendencia que se advertía en los últimos partidos del Málaga, acentuada en La Rosaleda. Si las últimas salidas fueron una muy meritoria victoria en Antequera y un empate valioso ante el Ibiza con buena imagen, en La Rosaleda ya se ganó con el gancho a San Fernando y Melilla y se empató con Real Madrid Castilla y Córdoba con milagrosas intervenciones de Alfonso Herrero. El meta toledano no puede ser siempre Supermán y los alicantinos le marcaron en media hora los mismos goles que había recibido en seis partidos previos en Málaga.
El Málaga está tieso, da síntomas de haber petado, de tener la gasolina muy justa. Hay causas objetivas. Las lesiones están haciendo daño, afectando a todas las posiciones del campo, desde la defensa hasta los extremos. El centro del campo se ha resquebrajado sin Sangalli y Juanpe, con Manu Molina volviendo y la eterna baja de Ramón. Pero también hay problemas propios del juego del equipo. Cuesta un mundo proponer. Se siente el Málaga CF más cómodo fuera de casa, con los rivales marcando la pauta, como le sucedió en Antequera. También quizá con un punto de liberación en mental. La Rosaleda hace volar, pero también pesa. Ha habido en los últimos partidos algunos tramos en los que el equipo se ha aculado y le han temblado las piernas. También se empiezan a fallar controles anormales, no sacar un córner a su sitio o a no poner un centro en condiciones desde los laterales. Cuando el rival se mete en bloque bajo falta creatividad y desborde, Kevin lo tiene pero le falta concretar y elegir mejor. Y el equipo empieza a hacerse muy previsible. Cuando físicamente ha estado óptimo sí ha pasado por encima de alguno, pero cuando se ha bajado de ese nivel no le da para ser dominante de manera constante. Y hay que encontrar soluciones porque en el próximo mes no habrá demasiada tregua, con esa eliminatoria de Copa del Rey envenenada ante el Eldense.
Las lesiones tienen un componente fortuito, pero también hay una planificación y cuando han sido tantas de carácter muscular y tan seguidas hay que mirar hacia dentro y ver qué se ha podido hacer mal. Es algo que hay que cuidar. Larrubia y Roberto lucían aparatosos vendajes ya antes de comenzar el partido del sábado. Pellicer ya ha lamentado veladamente en público la reducción de efectivos en su staff. Las plantillas en Primera RFEF son más cortas, aunque el Málaga tiene un filial detrás, pero en enero habrá que liberar fichas para contratar. La de Haitam, baja para varios meses, será una de ella. Y habrá que dar salida a algunos jugadores si se quiere de verdad ser ambiciosos y aspirar al ascenso. Ya se está por debajo de la media inglesa y el Castellón está ya a nueve puntos. Hay que amarrar el play off y ahora, hasta final de 2023, hay un calendario con salidas a Murcia y Mérida y venidas a La Rosaleda del Sanluqueño y el Algeciras, con la eliminatoria ante el Eldense por medio.
Hay una semana larga, de sábado a domingo, para preparar el partido del próximo día 26 ante el Real Murcia, uno de los grandes favoritos al ascenso, que cambió de entrenador recientemente, Pablo Alfaro por el ex malaguista Munúa. Hay que llenar el tanque porque, pasado el primer tercio de competición, la gasolina escasea.
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