El blanquiazul de los días grandes

Málaga CF - Deportivo | Ambiente del partido

La Rosaleda volvió a lucir con la segunda mejor entrada de la temporada y un recibimiento espectacular al equipo

Al-Thani pasó desapercibido en su vuelta al palco

Aficionados calientan el ambiente antes del recibimiento.
Aficionados calientan el ambiente antes del recibimiento. / Marilú Báez
Victor Miralles

24 de febrero 2019 - 21:45

Habrá lecturas mil. Se queda uno con la miel en los labios, quizá pudo ser menos, pero también se podría haber coronado uno de esos que llaman días grandes. Quedan muchos partidos vitales, pero tener ante tus narices la oportunidad de volver a ser líder de esta Segunda División otorga siempre un calificativo distinto a las citas. Por eso hubo maratón teñido de blanquiazul, con recibimiento y presencia de un malaguismo que quiere empujar.

Decían a lo largo de la semana miembros del Fondo Sur que el recibimiento no había llegado antes para no quemar naves antes de tiempo, que llegaba en el momento necesario. La convocatoria era dos horas antes del partido entre el Málaga y el Deportivo, muchas cosas en juego, dos rivales directos que no hace tantos peleaban por puestos europeos y que ahora están en la batalla por regresar a Primera. No era un partido cualquiera, no fue un recibimiento cualquiera.

La Avenida de La Palmilla, desde más allá de la rotonda de la Avenida Luis Buñuel, era un bullicio desde poco después de las 3 de la tarde. Cánticos de todo tipo. Desde el "hoy no puedes perder" al "este año vas a salir campeón" mezclado con gritos de "Málaga, Málaga" y "Málaga te quiero ver ascender". En fin, el catálogo del interior, adelantado en su programación para calentar el ambiente antes de la llegada del autobús.

Era poco antes de las 16:30 horas cuando hacía su aparición el autobús malaguista y aumentaba la intensidad de los cánticos. Le costaba al vehículo avanzar, protegido por las fuerzas de seguridad. Sin duda, un recibimiento de piel de gallina de alrededor de 1.000 personas para caldear el duelo y para que nadie saliera indiferente al césped de La Rosaleda.

El autobús tardó casi 20 minutos en recorrer apenas 150 metros hasta entrar en el estadio

Durante 20 minutos, el autobús intentó avanzar un tramo de escasos 150 metros. "Dentro del autobús fue más espectacular aún, fue muy emotivo. Nos recordó la posibilidad que tenemos, que tenemos una masa social importante y que está bien viva. Tenemos que responder, no podemos defraudarles", comentaba Juan Ramón Muñiz para Movistar Partidazo minutos antes del encuentro. Luego se deshacía en elogios sobre el público.

Como entró al estadio, salió al césped el equipo: espoleado desde el calentamiento. Volvía a presentar una buena entrada La Rosaleda después de jornadas de capa caída, la segunda mejor de la temporada, de hecho, con 22.414 espectadores. Solo el partido con el Granada supera en unas 500 personas el dato. Lo cierto es que ni el tema de la semana, el juicio de BlueBay y Al-Thani, presente en el palco –su último partido fue precisamente la derrota con los nazaríes-, desvió la mirada de lo importante: el terreno de juego. Es el ambiente que se ha querido generar, sin ruidos exteriores, desligando el club y el equipo de los problemas del propietario. Por ello su estancia pasó desapercibida para la grada. Ni un cántico, ni una pancarta.

El paso de los minutos pudo enfriar el ambiente. En algún momento intentaban los algo más de 50 aficionados del Deportivo hacerse oír, pero respondía el malaguismo. Se pide al público a veces más, pero este necesita estímulos de vez en cuando y cuando los recibe cumple. Es una relación que se retroalimenta. Lo que se transmite desde sectores de la afición es que este año se viene a sufrir a La Rosaleda, que el equipo no engancha. Pero está arriba y, al fin y al cabo, no es la misma agonía. El sufrimiento de este Málaga es un medio para llegar al objetivo, no la consecuencia.

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