“Queremos jugar por méritos propios y no por lesiones”
Entrevista a David Lombán (Málaga CF)
El defensa está ante la ocasión de estrenarse como titular por la lesión desafortunada de Luis Hernández
“El debut en Pamplona es el más caótico de mi carrera”, dice con humor
David Lombán (Avilés, 1987) es un trotamundos del fútbol. Eligió este verano ser el dueño de su propio destino y no aceptar una oferta hasta que llegase el club perfecto. Y apareció el Málaga. Pero más allá del balón hay un hijo, un hermano, un amigo, un novio, un cinéfilo y un hombre solidario. Está dispuesto a romper clichés sobre futbolistas y cree que Common Goal cambiará el mundo algún día. Mientras tanto, se prepara para jugar ante el Sporting una semana después de debutar en El Sadar como blanquiazul.
–Seguro que nunca tuvo un estreno más raro con un equipo que el pasado sábado con el Málaga...
–[Risas]Seguramente sí, el más caótico seguro. Yo apenas había pisado el campo y fue la expulsión de Gustavo (Blanco). En muy pocos minutos pasaron muchísimas cosas con la mala suerte de que el resultado fue en contra.
–¿Cómo se vive ese desconcierto?
–Eres un poco inconsciente en ese momento. Te aíslas y te dedicas a hacer tu trabajo lo mejor que puedas en esos minutos que tienes. Porque lo otro no depende mucho de ti. Son cosas que van sucediendo. Te limitas a hacer lo tuyo bien e intentar ayudar.
–¿En el campo ese caos se ve distinto?
–Al final puede haber una perspectiva diferente dentro del terreno de juego a la de la tele o la grada. Pero se viven casi de la misma manera. Sí que es verdad que dentro se vivió un pequeño caos difícil de controlar y se creó un pequeño desorden a nivel futbolístico. Ellos sí consiguieron algo de orden tras los dos goles, pero a nosotros se nos había puesto muy cuesta arriba con las dos expulsiones y el partido descontralado, que a nosotros tampoco nos interesa mucho.
–¿Cómo vio la expulsión de Blanco Leschuk?
–Yo estaba entrando y justo le iba a dar una indicación del banquillo a Luis Hernández. Y ni me dijo nada, simplemente con los ojos me dice “mira para allí lo que está pasando” y vi la roja. Te afecta porque son mis primeros minutos con este equipo y siempre quieres que sea algo idílico. Pero nunca se elige la forma de debutar en un club y esta es la que me tocó. Por suerte, es difícil de empeorar [risas].
–Pero seguro que no se le olvida.
–Sí, seguro. Lo voy a recordar. Pero son decisiones del árbitro que no se pueden controlar.
–¿Sintieron indefensión?
–Lo que noté un poco fue descontrol en todos los sentidos. Quizá por nerviosismo de todas las partes, en un campo en el que la afición aprieta, que llevan el partido al extremo en todos los aspectos. Quizás esa falta de control se vio reflejada en todos los que estábamos en el campo en ese momento. Pero no debemos de pensar en eso. Por suerte, podemos contar con Gustavo para el partido.
–¿Cómo vivió lo de N’Diaye? ¡Era imparable!
–[Risas] Sí, yo intenté pararle, porque para nosotros es un jugador importante. Todos lo somos, pero él... Ya le digo, intenté pararle pero yo creo que el árbitro le sacó la roja a cinco metros. Ni sabíamos a quién se la había sacado, éramos muchos. Pero como decíamos antes en el campo no se ven muchas cosas que se ven desde fuera. Yo no sé lo que pasó realmente para que N’Diaye se pusiera así. Él es un tío tranquilo y profesional y para que saltase de esa manera tuvo que pasar algo.
–¿Cómo se entró en ese vestuario tras lo sucedido?
–Pues dolidos. Dolidos porque es un partido que se te pone de cara y además nosotros somos un equipo que controla muy bien los partidos. En Segunda cada victoria es importantísima. Ya se ve que no nos conseguimos despegar de los rivales de abajo. Cada derrota es un paso atrás, pero el equipo y el cuerpo técnico somos fuertes. No nos va a afectar.
–El equipo ya ha hecho borrón y cuenta nueva.
–Sí, en el fútbol para lo bueno y para lo malo no tienes tiempo para pensar. Tienes que ser lo más profesional posible y vivir el día a día, intentar limitarte a lo que puedes tú hacer y de la mejor manera posible. No pensar en el pasado porque es tontería.
–¿Qué le pidió Muñiz?
–En ese momento Osasuna estaba apretando. Ellos basan mucho su juego en las bandas y poner centros laterales. El míster me pidió que me incrustara entre los centrales. Pero no sirvió de nada porque en nada comenzó todo ese caos.
–Luis Hernández estará un tiempo fuera, igual le toca entrar en el once contra el Sporting.
–Toda lesión de un compañero siempre es negativa, pero yo lo que quiero es jugar. En ese sentido los jugadores somos todos egoístas. Siempre queremos que sea por méritos propios y no porque se lesione alguien. Pero bueno, al final, lo que dije, vengo a ser uno más del equipo y que el míster decida.
–Le tocaría jugar en Gijón y usted es del Oviedo.
–Yo crecí en el Oviedo. Gran parte de mi educación futbolística nació allí y le tengo un gran cariño al equipo.
–¿Se lleva esa rivalidad en el ADN?
–Sí, es una rivalidad muy intensa desde pequeños. Se vio un poco afectada por la diferencia de categoría últimamente. Por suerte el Oviedo creció gracias a su afición, que lo apoyó en los momentos díficiles y ahora está en la élite. Se vuelven a vivir esos derbis que la gente tanto echaba de menos.
–¿A qué club se llevaría de la mano a Primera?
–A ver si subimos nosotros primero y si puede ser con el Oviedo, mejor.
–¿Llegó a pensar este verano que podía estar más tiempo del previsto sin equipo?
–No. Acabé la temporada pasada, por suerte, disputando los últimos partidos y nunca temí quedarme sin equipo. Mentiría si dijese que no tuve opciones. Yo soy una persona que para tomar una decisión tengo que estar convencido. Me llegó la del Málaga y acepté.
–¿Desespera estar tanto tiempo entrenando solo?
–Sí, sí, pero sobre todo porque cuando ves que los demás equipos han comenzado. A ti lo que te gusta es estar rodeado de compañeros, participar. Además sabes que cuando llegas está con desventaja porque ya ha empezado la liga. Por suerte el Málaga comenzó con buenos resultados y aunque es una desventaja grande, estoy encantado.
–Se dice que en este vestuario es fácil caer.
–Sí, sí, sí. Vengo de un vestuario que era lo más importante de ese club y vengo a otro que transmite alegría y profesionalidad. A cualquiera que llegue, ya sea nuevo o del filial, lo acogen de una manera espectacular. Ya tenía referencias porque tengo buena relación con varios dentro del vestuario.
–Sobre todo con Adrián.
–Sí, porque jugamos juntos en el Elche. Teníamos amigos en común antes de eso e hicimos buena relación. Me dijo que no me lo pensara, que iba a estar muy contento y que era un buen sitio.
–¿Le llegó a ofrecer su casa?
–Sí [risas], me dijo que no me preocupara, pero el club me lo facilitó todo. Me costó un poco encontrar casa. Aquí con los alquileres temporales está un poco complicado.
–Una de las cosas que más llama la atención de David Lombán es la apuesta por Common Goal. Da la sensación de que le falta apoyo.
–Sí que es verdad que el objetivo es enorme. Cuando escuchas hablar de Common Goal, te vas al objetivo más cercano, que es que cada jugador done como mínimo el 1% de su sueldo. Digo como mínimo porque alguno dona más que eso y también hay que decirlo. Pero creo que está teniendo una evolución constante. También se lleva con mucha precaución para no dar pasos en falsos, con mucha seguridad, para no caer en que sea algo que no transmita confianza. Creo que se están haciendo las cosas muy bien y llevando a un ritmo muy bueno. Dentro de poco tendremos novedades importantes y espero que el objetivo común pueda llegar pronto.
–¿Se puede adelantar alguna?
–No puedo decirlo.
–Pero le mantienen al día.
–Sí. Además uno de los fundadores vive aquí en Málaga y tengo buena relación con él. Sí puedo decir que creo que el Málaga es el único club que tiene representación masculina y femenina.
–¿Cuándo le presentan esta posibilidad?
–No me lo presentan. Yo me entero porque Juan Mata es íntimo amigo mío, desde hace muchos años. Él estaba muy al día y tenía toda la información. Cuando vi un poco la evolución y de qué trataba esta iniciativa, le pregunté directamente a él. Creo que unir el fútbol, que tanto me ha dado como persona y jugador, con poder ayudar a personas más desfavorecidas, pues era lo perfecto.
–¿Necesita el proyecto algunas cabezas visibles de mayor impacto mediático?
–Bueno, yo creo que hay gente importante. Se están dando pasos también con clubes, por lo que ya no es algo sólo para jugadores, se está abriendo. Hay gente que juega Champions y otros muy reconocidos a nivel profesional. En el proyecto no se diferencia entre unos y otros, todos somos iguales.
–Hay estrellas mundiales de orígenes muy humildes, hasta de pobreza, pero a veces parece que se olvidan de ello, que hay demasiada frivolidad.
–Mucha gente piensa que nosotros somos un poco inconscientes de todo lo que pasa a nuestro alrededor, pero yo no estoy de acuerdo. Todo el mundo es consciente. No todos tenemos familias perfectas, amigos perfectos. Todos tenemos a alguien cercano que atraviesa malos momentos. Sabemos cómo está la vida en realidad. Sí que es verdad que mucha gente participa en otras iniciativas menos llamativas o públicas que Common Goal, que se tiene que difundiar para conseguir su objetivo principal. Pero la gente no se olvida y cuando puede ayudar, ayuda.
–¿Es el mundo del fútbol más solidario de lo que parece?
–Sí. Quizás estamos un poco idealizados por la sociedad, no somos tan reconocibles como otros, pero por lo que ven continuamente en la televisión. Esos son otros que están más a diario. Pero sí creo que hay mucha solidaridad en el mundo del fútbol. Por suerte y gracias a mis padres he tenido una educación ejemplar y nunca me ha faltado de nada. Así que una de las preguntas que me hice fue “si a mí tanto me ha dado el fútbol teniendo esta educación y esta suerte, ¿qué le puede dar el fútbol a quien no lo ha tenido?”. Ese fue uno de los motivos por los que entré.
–¿Qué importancia tienen sus padres en su carrera?
–Toda. Tanto para mí como para mi hermano. Si no fuera por ellos ni mi hermano ni yo estaríamos donde estamos y seríamos como somos. Nunca podré agradecerles en vida lo que han hecho por nosotros. Una dedicación absoluta por sus hijos, amor por sus hijos. Nunca nos ha faltado nada.
–¿Querían que fuera futbolista o preferían un médico u abogado?
–Esa es una de las cosas que yo creo que mis padres han aceptado siempre. Nos dieron libertad absoluta para elegir. Yo empecé en el fútbol por mi hermano, que es un enamorado, un obseso. Él es mayor que yo y siempre le veía jugar al fútbol y es lo que yo quería también. Nunca opinaban si jugábamos mal, nunca nos metieron ninguna presión. Lógicamente siempre estaban los estudios por delante. Alguna amenaza había de no poder jugar si los estudios no iban bien. Pero por suerte he tenido los mejores ejemplos con ellos tres. Mis padres están orgullosos de mí siendo futbolista como lo estarían si me dedicase a otra cosa.
–¿Se veía haciendo otra cosa?
–Desde muy pequeño me he dedicado al fútbol, me fui de casa a Valencia con 16 años. Yo era inconsciente de que podía llegar a vivir del fútbol, yo seguía con mis estudios. Jugaba porque era lo que me gustaba y sabía que estaba en un gran equipo. Empecé a ser un poco más consciente cuando me acerqué al primer equipo y cuando llegó el debut. Te dedicas tanto a un deporte que te cuesta pensar en que hay otro camino. Pero sí que tienes curiosidad.
–Lombán iba para figura.
–[Risas] Bueno, no sé, no sé. Sí que es verdad que en mi juventud tuve la suerte de que un gran club confiase en mí, la oportunidad de ir a la selección española y debutar en un estadio como Mestalla. Pero soy una persona que no piensa en el pasado y estoy contento con el camino que he recorrido.
–¿Temió con su lesión que esto se terminaba?
–No, yo creo que las lesiones que tuve fueron con una edad mala, en el tramo de la vida futbolística en el que tienes que dar el paso, con 19 años. Hice bien porque miré el lado bueno de las cosas. Tuve el apoyo de un gran club como el Valencia, que puso a mi alcance todas las posibilidades. A día de hoy no queda ni rastro de esas lesiones. No temí por nada porque estaba en las mejores manos.
–Y después se convirtió en un trotamundos del fútbol.
–He vivido muchas experiencias. A nivel deportivo, buenas y malas. A nivel personal, creo que todas buenas. Podría recordarlas todas con exactitud porque guardo muy buenos recuerdos de todos los sitios. Una de las cosas más importantes es la gente que rodea este deporte y, por suerte, siempre me he llevado muchas cosas positivas de todas partes. Podría enumerarlas pero no acabaríamos.
–¿Y cómo fue aquello de recalar en el Barça B?
–Yo venía con cierta experiencia de Segunda División. Yo creo que rondaba ya los cien partidos. Volver a un filial después de estar en el del Valencia fue un paso difícil para mí. No era un futbolista muy mayor, pero para lo que son los filiales y la apuesta del Barça, pues era una edad que igual no entraba en los márgenes de esa cantera. Me costó decidirme, tuve dudas pero lo vi como un club con muchas posibilidades en Segunda División. Y luego creo que era el mejor paso que podía dar para llegar a Primera División, que era lo que yo quería a cualquier precio. Todas las dudas se convirtieron en uno de los mejores recuerdos que tengo a nivel futbolístico.
–¿Qué es lo mejor que le ha dado el fútbol?
–La gente que conoces. No tengo ninguna duda de ello. Conozco a muchas personas gracias al fútbol y espero conocer a muchas más.
–¿Se pueden hacer amigos de verdad?
–Yo tengo amigos de verdad gracias al fútbol. Y hay otros que tengo de fuera que siempre los tendré. Aunque vivamos en un mundo un poco irreal y a veces pueda parecer algo egoísta y frívolo, hay muy buenas personas dentro de este deporte y que merece la pena conocer. Creo que hay mucho prejuicio sobre los jugadores y la gente que trabaja en el fútbol. A ver, hay de todo. Tampoco voy a decir que todos somos las personas ideales y un ejemplo a seguir. Ni un extremo ni otro, yo creo que hay un punto intermedio.
–¿Y qué hace Lombán con el resto del día después de un entrenamiento?
–La mañana la dedico a estar aquí. Me gusta llegar pronto al entrenamiento, desayunar, hacer prevención... Por desgracia por las lesiones soy una persona que tengo que hacer mucha prevención, me volvió más profesional si lo quiere llamar así. Me dedico mucho a preparar el entrenamiento. Luego por la tarde me gusta pasar el tiempo con mi novia, que se lo merece. Intentamos desconectar y también intentar formarnos.
–¿Cómo es eso?
–Ella es una persona inquieta, que no para. Y por mi vida, que no paro también de dar vueltas, para ella es difícil. Tiene mérito también. Es una persona muy positiva que se intenta adaptar siempre, que me transmite alegría. Trabaja siempre que puede porque ella me apoya pero diferencia su camino del mío. Formarse siempre está bien. Vivimos en un mundo en el que los idiomas son importantes para el futuro. ¿Qué más? Nos encanta el cine. Vamos todas las semanas. También vemos series, conocer las ciudades, aprovechar la suerte que tengo de conocer tantos sitios. Cuando me retire podré ir conociendo casi cualquier sitio de España. Málaga es una ciudad muy bonita que para conocerla se necesita tiempo.
–¿La última película que vio?
–La de Queen. Estuvo bien. Es curioso porque ves la evolución de una leyenda. Te sirve para aprender cosas que igual no debes hacer y otras que sí.
–¿Qué cine le gusta?
–En el que no sabes lo que va a pasar hasta el final. Una de mis favoritas es ‘Plan Oculto’. Me gusta que me escondan el desenlace y me sorprendan.
–Un poco como en el fútbol.
–Sí. Una de las cosas por las que el fútbol es tan grande es porque es impredecible. La gente cuando viene, o nosotros mismos cuando salimos al campo, no sabemos lo que va a pasar. Hay tantas variantes y situaciones que no controlas que pueden pasar... Por eso es tan bonito y tan grande.
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