Cuatro meses desde aquel punto de inflexión

Tras la jornada 11, el Málaga era líder de Segunda División tras vencer con claridad al Numancia por 2-0 en La Rosaleda. Los de Muñiz habían enlazado ocho triunfos, un empate y dos derrotas en esos primeros compromisos. Su siguiente rival, en la jornada 12, era Osasuna. Los blanquiazules les sacaban alos rojillos en aquel entonces 12 puntos que podían ser 15 de vencer en El Sadar. El desenlace de aquel encuentro es por todos ya sabido. Osasuna venció 2-1 tras darle la vuelta al gol de Pau Torres con tantos de Juan Villar y Roberto Torres de un excelso libre directo. La polémica también giraría en torno a aquel envite, con una negra actuación arbitral de De la Fuente Ramos con las expulsiones de Blanco Leschuk, N’Diaye y Xiscu. Aquel día resurgía Osasuna, el Málaga perdía el liderato y la diferencia entre ellos se reducía a nueve puntos.

Han pasado cuatro meses de aquel encuentro en El Sadar. Cuatro meses y 16 partidos en los que el cuadro rojillo de Jagoba Arrasate se ha convertido en un auténtico rodillo de hacer puntos, rozando un altísimo nivel competitivo jornada tras jornada. Son 12 victorias, dos empates y dos derrotas en esos enfrentamientos que han llevado a los pamplonicas a liderar la tabla clasificatoria con 54 puntos, a cuatro de los blanquiazules. Osasuna ha remontando en todo este tiempo nueve puntos y le ha metido otros cuatro al Málaga para mirarles desde el retrovisor. No se puede decir que haya pasado una vuelta desde su encontronazo en El Sadar, el calendario asimétrico no lo permite, pero sí ha dejado patente lo que decía Muñiz, que esto es una carrera de fondo donde prima la regularidad y en esos los rojillos parecen reyes –han batido su propio récords de victorias consecutivas en casa (10)–.

El Málaga-Osasuna de este próximo lunes 11, dentro de seis días, será crucial y puede ser determinante para el futuro. No solo servirá para acercar al equipo de Muñiz a los puestos de ascenso directo, sino para golpear a un rival que ahora parece tocado por una varita mágica y para dejar a su favor un hipotético goal average favorable en caso de empate a puntos al término de la temporada.

El partido se tratará como una final por el impacto que puede tener en todos los aspectos. De nuevo La Rosaleda jugará un papel importante ante un rival que es una calcomanía del de Muñiz. Otro equipo que basa sus armas en el físico, en la solidez y en sacarle brillo a sus goles, máxima rentabilidad. De hecho ya se pudo plasmar, en palabras de los jugadores blanquiazules, la importancia del duelo. Osasuna estuvo en boca de N’Diaye y de Luis Hernández, que pasaron por zona mixta. Tras el de Osasuna, restarán otras 13 finales hasta llegar a mayo. Se acaba LaLiga...