Seis puntos y adiós al bache

El Málaga recupera sensaciones

El Málaga se rearma, gana en confianza y afianza su estilo con dos triunfos ante rivales en alza como Mallorca y Cádiz

Munir dejó de nuevo la portería a cero tras tres partidos encajando gol

Adrián, Harper, Ontiveros y Ricca, tras el 1-0 al Cádiz.
Adrián, Harper, Ontiveros y Ricca, tras el 1-0 al Cádiz. / Marilú Báez
Miguel Á. Gutiérrez

17 de diciembre 2018 - 03:33

Así, en siete días, el Málaga ha esquivado el bache en el que había caído semanas atrás. El conjunto de Juan Ramón López Muñiz había acumulado seis partidos consecutivos sin lograr el triunfo fuera de casa, seis partidos en los que cayó derrotado en cuatro y en los que sumó dos empates; además de enlazar dos partidos consecutivos perdiendo por primera vez en toda la temporada, siendo uno de ellos el primer traspiés del curso en La Rosaleda (ante el Granada, 0-1). Era una dinámica peligrosa en la que se habían visto envueltos los blanquiazules tras un arranque liguero sensacional. Se perdió fuelle también en la tabla, dejando los puestos de ascenso directo a la élite y amoldándose a la realidad de los play off de ascenso, que son una auténtica lotería.

Pero todo eso fue antes de este mes de diciembre. Los de Martiricos han logrado echar a un lado las malas sensaciones, los pequeños detalles que generaban inseguridad en los partidos. Han ganado seriedad, poso y una idea más clara y concisa de lo que es y puede llegar a ser este Málaga. Se ha repuesto a las bajas en defensa, ha recuperado el mejor nivel de hombres como Juanpi Añor o Dani Pacheco y ha engrasado a una jovencísima zaga compuesta por Diego González y Pau Torres que, junto a Munir, han armado la portería blanquiazul.

El Málaga sabe de qué va la categoría. No es fácil cambiar el chip a una plantilla recién descendida –al menos en la mayoría de sus hombres–, dotarla del mono de trabajo, remangarse y lanzarse al barro. Eso es mérito en gran medida de Muñiz –la predisposición de sus jugadores hace el resto–. El gijonés es hábil en estos entornos. Sabe cimentar en torno a un orden que ha establecido entre los suyos. Ese orden ya está asumido: el 4-4-2 con líneas muy juntitas, repliegue rápido, muchas ayudas en los costados y la rápida basculación –el lunar, quizá, siguen siendo los balones laterales, sangría de puntos–.

Todo se mostró de nuevo, en una versión diferente, ante Mallorca y Cádiz. El Málaga es altamente competitivo, al igual que bermellones y gaditanos, dos equipos en alza a los que el Málaga doblegó con balas similares. Por la calidad de sus hombres, los de Muñiz dominan a sus rivales, suelen llevar la batuta. Pero eso no les impide bregar de la misma forma. Ante el Mallorca volvió a aparecer esa reacción tras el 1-1 Álex López. Los blanquiazules empujaron hasta que llegó la mágica jugada que acabó con el gol de Cifu. Ante el Cádiz, delicatessen de Harper para el práctico remate de Ricca. En ambos, el Málaga agarró el resultado y no lo dejó escapar. Con esas, de nuevo se enlazan dos triunfos consecutivos.

El orden del Málaga: el 4-4-2, repligue rápido, ayudas en los costados y rápida basculación

La sensación de dejar el arco a cero es algo que también ha ganado el Málaga en este último duelo ante los gaditanos. Basar en esa seguridad la semana, refuerza a Munir bajo palos, que había recibido en las derrotas por la mínima ante Extremadura (1-0) y Granada (0-1) y ante el Mallorca (1-2). El bache está ya olvidado y las sensaciones que deja no puede ser mejores.

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