Málaga, expulsada del fútbol profesional

Desde el ascenso de 1998 a Segunda no se salía, con 17 temporadas en Primera y ocho en Segunda, de los 42 mejores

Los novatos en Primera RFEF

El regreso a Málaga de los fracasados
Los jugadores del Málaga, a su llegada. / Carlos Guerrero

Tras 25 temporadas en el fútbol profesional, 17 en Primera División y ocho en Segunda, el Málaga cogerá el petate para entrar en un universo distinto del que salió, una Segunda B mejorada con dos grupos de 20 equipos, en el que están atrapados históricos, más de una decena de capitales de provincia, los filiales más potentes... Curiosamente, Pablo Guede, el héroe del ascenso ante el Terrassa en aquella tarde de junio de 1998 mientras se jugaba el Mundial de Francia, fue el entrenador con el que comenzó esta temporada calamitosa que ha acabado con el desastre. El fútbol progresa sin dejar de dar vueltas sobre sí mismo y el Málaga lo simboliza. Es un fracaso tremebundo, no por anunciado se minimiza. Este no era el equipo pobre sancionado por LaLiga, con 18 fichas y jugadores con el salario mínimo. Acabó la temporada con el cuarto límite salarial en la categoría. La patronal anunciaba en febrero que el Límites de Coste de Plantilla Deportiva (LCPD) pasaba de los iniciales 11.500.000 euros a 11.793.000 euros, es decir, se incrementó 293.000 euros en invierno. De los cinco que estaban por delante al iniciarse la temporada (Granada, Leganés, Las Palmas, Eibar y Levante) sólo los pepineros no están entre los cinco primeros peleando por el ascenso.

Para una ciudad pujante como Málaga, no tener un equipo entre los 42 mejores del país es sonrojante. Afortunadamente, los indicadores económicos no garantizan nada en el deporte, pero sí ayudan mucho. Málaga aparece en cabeza de muchos a día de hoy, a costa no pocas veces del bienestar del malagueño de a pie. El club duele e importa a un número reducido, en comparación con otras provincias equiparables (sólo hay que ver los casi 100.000 abonados entre Betis y Sevilla cuando no se llega a los 20.000 aquí), de ciudadanos pero hay un núcleo de 12-15.000 fieles sobre los que construir.

Lo cierto es que la situación judicial del club no justifica este descenso, pero sí estrangula el margen de maniobra que existe. Hay litigios pendientes, mucho interesado con un 'qué hay de lo mío' intentando sacar tajada en la maraña de la Ciudad de la Justicia. Ha habido movimientos para intentar el cambio de propiedad, aunque Al-Thani, inocente hasta que se demuestre lo contrario como suele recordar el administrador judicial, se encarga de vociferar periódicamente que no vende. BlueBay es otra china en el zapato, tiene su cuota como carga pesada en todo este proceso después de una inversión ridícula en el club cobrada con creces. Pero quienes mandan ahora han llevado al club a esta situación, no puede olvidarse. La única cabeza que ha rodado es la de Manolo Gaspar, meses atrás. Pero hay muchos más responsables que también deben asumir su cuota.

El potencial del Málaga es evidente, pero se ha gestionado de manera terrible. Su patrimonio crece con la Ciudad Deportiva a la que se puede migrar en octubre. Si España es elegida sede del Mundial 2030 habrá una remodelación de La Rosaleda. La marca del club, que hace 10 años estaba en unos cuartos de final de Champions, y la ciudad es muy potente. Cientos de personas se han cruzado España en las últimas semanas para animar al equipo. Todo eso está muy bien, pero el Málaga ha retrocedido 25 años en el tiempo.

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