Manu Molina espera ya al "miura" tras la última cornada

Manu Molina, ante el Sanluqueño
Manu Molina, ante el Sanluqueño / Carlos Guerrero

El Málaga tiene muy complicado lograr el ascenso directo, pero todavía quedan muchos puntos por disputar y tiene que asegurar el play off, la otra vía para recuperar la categoría. El vestuario traga saliva y envía mensajes de cierto optimismo como el que pronuncia Manu Molina. El centrocampista onubense dejó claro que no se va a rendir y sus compañeros tampoco.

"¡El fútbol cada fin de semana tiene una revancha nueva para revertir situaciones! De aquí al final tenemos un "miura” por delante. Lo importante es estar unidos y nunca perderle la cara, confianza plena en esta gran familia. 18 partidos por delante. ¡Vamos, Málaga!", compartió en su cuenta de Instagram.

Molina fue titular ante el Castellón y ya tuvo también un papel importante en la reacción del equipo ante el Ceuta pese al resultado final. Está recuperando sensaciones después de un curso marcado por algunos problemas físicos. Debe ser un elemento diferencial en el Málaga en esas 18 jornadas que recalca que faltan. Sobre todo viendo que Ramón no está y que Juanpe y Sangalli son carne de enfermería.

El debate de Pellicer

Sorprendió en la rueda de prensa posterior al partido contra el Castellón escuchar a Sergio Pellicer expresar varias veces que “yo soy malaguista, no voy a ser un problema”. Con diferentes palabras, pero la misma idea. Que si alguien no lo ve, da un paso al lado. Hay a quien le gusta más y a quien la gusta menos el técnico de Nules, pero no era un debate candente en el malaguismo si había que prescindir o no del entrenador a día de hoy. Él mismo, con sus palabras, se puso en el foco. En su discurso mezcló esas palabras con otras mirando al futuro, destacando la implicación de sus jugadores y expresando el deseo de una segunda vuelta buena para “surfear el tsunami”. Pero quedaron esas reflexiones, unidas a una entrevista en la Cadena Cope durante la semana en la que dejó caer que este no era un proyecto de entrenador, sino de club, que él acababa el 30 de junio y que su única manera de quedarse era subir, recalcando que el técnico del Castellón tenía cuatro años de contrato.

¿Hay dudas sobre Pellicer? No internamente, no hasta el momento. Se valora su gestión del grupo, su conocimiento de la casa, implicación, capacidad de trabajo y la conexión natural con un proyecto que pasa por contar con gente de la casa y joven, un ecosistema con el que está acostumbrado a lidiar habitualmente. Después de vender que es un proyecto para dos años, con el equipo metido en play off con cierta holgura toda la temporada, no parecería coherente prescindir de él ya. Pero el mensaje está ahí. Y es evidente que el equipo se ha caído tras el parón invernal, que se pensó que sería bueno para recuperar a la cantidad de lesionados que había y para poner en órbita a los que habían regresado recientemente. Pero no. El Málaga juega peor, es menos sólido y suma menos puntos conforme avanza la temporada. Es otro contexto distinto completamente, pero recuerda en cierta manera a lo que decía Muñiz cuando se hizo cargo del equipo al bajar a Segunda y cuando refería que lo esencial era “detener la caída”. Fue lo que consiguió el entrenador asturiano, pero llegó un momento en el que se veía complicado el play off y se optó por relevarle. En este caso, ha sido Pellicer quien lo ha puesto sobre la mesa tras la derrota ante el Castellón.

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