Plantilla y club arroparon en bloque a Guede en un adiós sin precedentes
No faltó casi nadie en la emotiva despedida del argentino
Mel, un apoyo cuando el Málaga estaba solo contra Europa
Ni los más antiguos en La Rosaleda recuerdan una despedida de tal calibre de un técnico en el mismo estadio en las últimas dos décadas (también la hizo en su día Gregorio Manzano, pero en otros términos). El adiós de Pablo Guede es un caso muy particular porque además estuvo arropado como pocas veces se ha visto en la sala de prensa Juan Cortés. No faltó prácticamente nadie a la cita. Tanto de dirigentes, como de jugadores, staff y otros empleados de oficinas. Y, por supuesto, la familia y más íntimos. El argentino fue marcado por el Málaga pero también él ha dejado huella en cada rincón de Martiricos.
Las emociones estuvieron a flor de piel y Guede no pudo aguantar todo el tiempo sin trabarse, tragar saliva o pararse a soltar algunas lágrimas. Entre tantos se llevó muchos aplausos cerrados y una ovación final. Un poso que se suele dejar con años, con éxitos o con ambas cosas, no es lo habitual que suceda en el escenario actual del Málaga y que provoca su marcha tras seis jornadas de este campeonato.
Tenía un texto preparado del que fue tirando al principio, pero cada vez que levantaba la vista y miraba a alguien en concreto, necesitaba lanzarle un mensaje de cariño. Procuró no dejarse a nadie, ni siquiera a Javier, de mantenimiento, uno de los empleados más eficaces de la entidad. No, no fueron las lágrimas de Guede las únicas que brotaron.
José María Muñoz, Martín Aguilar, Manolo Gaspar, Ben Barek, Antonio Tapia, el doctor Pérez Frías, Josemi... Hasta Adrián López, ayudado por una muleta tras su operación y recibiendo una muestra de agradecimiento y cariño por parte de Guede sincera y emocionante. Una vez que finalizó la rueda de prensa, muchos de los que estuvieron escuchando al ya anterior míster, salieron al parking a abrazar al argentino. Guede cumplió con todos, pero necesitaba salir del estadio porque el corazón ya no le daba para más.
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