Quintana, la joya silenciosa
El canterano empieza a descubrirse en el fútbol profesional y tiene encandilado a algunos compañeros
No todos los futbolistas emergen de la misma manera. Hay casos fulgurantes y otros que llevan una maduración distinta. Un caso particular es el de Alberto Quintana, natural de Villanueva del Trabuco, y nacido en 2001. Coetáneo de Ismael Casas y Ramón Enríquez, con los que lleva desde infantil, este centrocampista que también actúa de central se abre hueco en el Málaga, en el primer equipo, sin hacer ruido pero recogiendo elogios de públicos y privados.
"Está calladito, muy tranquilo y trabaja en la sombra, pero me tiene enamorado cómo ha jugado los partidos con nosotros y en los entrenamientos", confesó Jairo Samperio en una entrevista concedida a 7Tv. No le falta razón. Pellicer conoce bien a Quintana, a quien dio la alternativa en Fuenlabrada para sostener un 0-1. Luego tuvo continuidad en la Copa del Rey, donde su mayor logro es parecer uno más, no un jugador con la L en la parte de atrás.
Quintana también está saliendo del cascarón en cuanto a entrevistas se refiere. Pasó el lunes por Área Malaguista, con algo de nervios pero encandilando con su naturalidad. Sigue viviendo con sus padres, de los que sólo se separó un par de años que pasó en la residencia para canteranos. Ahora, ya con su carnet de conducir, viene y va. Cómo despegarse de la casa de sus padres: "De momento estoy bien allí, comiendo comida de mi madre". Lapidario e indiscutible argumento.
Pronto colgará la camiseta de su debut en las paredes de su dormitorio. La primera barrera ya la ha superado, ahora le toca seguir trabajando para gozar de más minutos. No va sobrado ahora mismo el Málaga de pivotes precisamente.
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