Radiografía de lo casual

El Málaga firma el cuatro de cuatro tras ganar al Tenerife en casa y sigue líder de Segunda

Ontiveros, titular tras lesionarse Renato Santos en el calentamiento, desniveló el encuentro

Radiografía de lo casual
Radiografía de lo casual
Félix Godoy

09 de septiembre 2018 - 01:35

La moneda en el suelo, la maceta que cae. La lluvia en festivo, el paraguas que vuela. El amor de verano, el dolor en la esquina. El billete premiado, el bolsillo roto. Todo llega por algo, todo llega por casualidad. Y hay una línea tan difícil de trazar, de valorar, de desgranar... ¿Desde dónde se explica este Málaga? ¿Desde el trabajo de Muñiz o desde la lesión de Renato Santos? ¿Desde el tiro al poste de Suso o desde el tropiezo de Vicandi y Juankar? La verdad tiene toda la cara de la mentira y el fútbol, las dos a la vez.

El Málaga es líder de Segunda División porque sigue con su racha de triunfos. Cuatro de cuatro, un pleno histórico y que supuso el ascenso de todos los que lo hicieron en la última década (Betis y Rayo Vallecano 2010/11 y Elche 2012/13). Incluso poco antes el Málaga del propio Muñiz, que parece repetir sus propios pasos.

Los partidos del Málaga se están jugando en el alambre. Gana porque es mejor, porque hace más cosas mejor que el rival y porque las casualidades están de su parte. A Alejandro Magno le atribuyen la frase de que "la fortuna favorece a los audaces". Y posiblemente sea así. Gana porque está muy bien trabajado, pero también porque se resiente Renato Santos en el calentamiento y sale Javi Ontiveros con la varita cuando le tocaba estar calentando banquillo. Gana porque una maravilla de Suso acaba en el poste. Pero gana, sobre todo, porque el asturiano todo esto lo sabe.

No es un secreto que a Muñiz le gusta el orden y trata de tener controlado todo lo que puede de los partidos. Por eso no llora la bajas que no controla ni los fichajes que no llegaron (ni llegan). Va con lo que tiene lo mejor que sabe y puede. Y también está preparado para que días como este acaben en derrota o empate.

Hace muchas cosas bien el Málaga desde el punto de vista formal. Aun sin cuatro titulares, tuvo la suficiente determinación para imponer al rival su idea madre. Luego están los destellos de categoría. Como ante el Alcorcón, el gol del triunfo lo cocinaron Ontiveros y Blanco Leschuk. Más allá del tanto, ambos dieron un recital de sus respectivas especialidades.

A este comienzo perfecto, no obstante, también le salen granitos. El Málaga tiene los partidos controlados en líneas generales, pero no está consiguiendo matarlos. Y no por falta de ocasiones (ahí están la de Mula en Almería o la de Hicham ayer) o de saber qué es lo que toca en cada momento. Es, quizá, por lo mismo que está ganando y no perdiendo y empatando. Porque hay veces que las cosas, sencillamente, no suceden. Aunque ya habrá tiempo de aprender ciertas lecciones.

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