Ramón Enríquez, de 4 a 6 semanas inmovilizado tras su operación

Ya quedó atrás el primer mal trago Ramón Enríquez, que pasó por el quirófano en una clínica de MadridMadrid donde fue intervenido del hombro, una lesión que venía arrastrando desde hace tiempo y que periódicamente mermaba su rendimiento. El jugador hará noche en la capital antes de regresar a Málaga, donde realizará su rehabilitación.

Al jugador se le ha operado de la “inestabilidad en el hombro derecho” causada por una luxaciones que a su vez provocaron la ruptura del labrum, que ha sido reinsertado. Estará entre cuatro y seis semanas inmovilizado, pero sí podrá trabajar piernas y algún otro aspecto en el gimnasio. Posteriormente empezará a hacer labores más específicas y quedará pendiente de evolución.

Ramón Enríquez hace tiempo que entendió que tenía que parar para un reseteo físico que le permita seguir desarrollando su incipiente carrera por los senderos propicios. Se esperaba que se produjese en verano, como llegó a confesar el propio futbolista, pero el Málaga ha adelantado los plazos una vez que la permanencia está en el bolsillo y ganando semanas al calendario con vistas ya al curso que está por venir.

A pesar de todo, no ha sido una mala temporada para Ramón. Todo lo contrario. Ha sido la de su explosión y confirmación en el fútbol profesional, que le ha llevado a conseguir una mejora contractual y de estatus por su propio rendimiento sobre el césped. En ciertas fases ha llegado a ser el faro del conjunto que dirige Sergio Pellicer, clave en todo este guion.

Los números están ahí. Ramón ha disputado 29 partidos oficiales en la presente campaña, 28 en LaLiga SmartBank y uno de Copa del Rey contra el Granada. Titular además en 22 ocasiones para un total 1.866 minutos. Fue autor, entre otras cosas, de dos goles importantes. El primero supuso el primer triunfo de la temporada del Málaga en el campo del Castellón y el segundo fue la sentencia para la victoria 0-2 en el estadio del Fuenlabrada.

Al canterano tampoco le podrán acusar nunca de esconderse, más bien al contrario, después de sus repetidos esfuerzos para ayudar al equipo a pesar de sus limitaciones físicas derivadas de esta lesión que ahora espera dejar atrás para siempre.