La primera hora de Ramón con el Málaga

No era la primera vez que se enfundaba la blanquiazul para servir a las órdenes de Víctor Sánchez del Amo. El madrileño ya le hizo debutar en la primera jornada ante el Racing de Santander. Fueron pocos minutos pero ya tuvo su primer contacto con la élite. Ante el Girona, el pasado septiembre, tuvo casi media hora sobre el tapete de Montilivi donde mostró sus primeros destellos. Ante el Oviedo, el entrenador malaguista le dio su primera titularidad y su primer hora de partido. Tuvo luces y sombras.

Ramón Enríquez (Órgiva, 2001) es uno de los proyectos más sólidos de futbolista en La Academia. El granadino llegó a la cantera blanquiazul en 2014 y ha ido evolucionando y avanzando por las diferentes categorías hasta hoy. De infantiles al primer equipo. Es uno de los jugadores por el que se deshacen en elogios de puertas para adentro, se le ven condiciones y es capaz de leer el fútbol con facilidad, aunque como denota la gestión de Víctor con él, se considera que aún no está.

Ante el Oviedo dejó pinceladas. No fue un partido cómodo para él –como para el resto–, ya que le costó aparecer y conectar con el esférico. Tampoco ayudó la presión de los carbayones, muy encima de cada jugador, que no permitían la conducción, una de las luces de Ramón. De 6 ó 8, el centrocampista es de buen pie, fino y rápido en la asociación, aunque luce rompiendo líneas con su conducción en el momento indicado, sin abusar de ello.

Se dispuso por delante de Keidi Bare, dejando al albanés la batuta. Aunque escalonándose con él habitualmente, Ramón estaba un escalón por encima, jugando de espalda dando aire a la posesión. No le permitían girarse con facilidad y manejó buenos porcentajes de pase –25/31 (80,64%)– y acumuló nueve pérdidas –fue un partido de muchas (172)–. "Que mejor regalo de Reyes que mi primera vez como titular y sumando un punto en un campo muy complicado. Vamos Málaga", escribía con alegría el canterano blanquiazul en sus redes.