Respiro para Natxo

Los cuatro puntos en seis días, más de lo sumado en los últimos dos meses, refuerzan al técnico vasco para aguantar hasta final de temporada

El equipo es más práctico

Con Vadillo se ha encontrado un jugador para hacer daño en el balón parado

Natxo González, en el banquillo.
Natxo González, en el banquillo. / Marilú Báez

A Natxo González se le veía aliviado en la sala de prensa de Lezama después de la victoria. Cuando se le cuestionaba por el uso de los tres centrales y sobre su aplicación en partidos venideros respondía “dejadme disfrutar, mañana ya pensaremos”. Las declaraciones del entrenador, la arenga de Manolo Gaspar difundida por el propio club a través de sus canales, las palabras de Juande y Brandon... Se notaba que había una tensión acumulada en el vestuario malaguista, algo lógico. Se han sumado en seis días cuatro puntos, más que en los dos últimos meses, desde la victoria el 4 de enero en Alcorcón.

Fue una victoria clave para el Málaga, que insufla tranquilidad y da crédito también a un entrenador que lo necesitaba. Llegar a mitad de temporada nunca es sencillo, cualquier técnico necesita tiempo pero en estas circunstancias escasean más todavía. Y sumar cuatro puntos en seis días, que pudieron ser perfectamente seis, le refuerzan para aguantar el tirón hasta final de temporada. Antes, había sumado dos puntos de 15 y el equipo no dejaba de caer. Estos resultados permiten un margen de seguridad de más de tres partidos con el descenso con 36 puntos por jugar. Es amplio y parece que no será necesario llegar a los 50 puntos o más (el Deportivo bajó con 51 en 2020) de rigor.

Aun así, el reto del Málaga sigue siendo mejorar los puestos 14 y 12 de las dos últimas campañas, en bastante peores circunstancias que la actual. En ambas se acabó con 53 puntos. Hay, además, una cantidad no desdeñable en función del puesto que se quede al final de temporada. Para rebasar esos 53 puntos se deben sumar más de la mitad de los puntos que quedan en juego.

Natxo ha probado variantes tácticas diferentes. Ya en Anoeta Escassi se hundía para sacar el balón y los laterales eran profundos. No resultó muy bien. En Lezama sí salió mejor el uso de los tres centrales, algo que ya habían probado otros equipos ante un equipo que tiene el juego directo como credo fundamental. Aunque el Amorebieta tiró 17 veces, sólo una fue dentro de los tres palos, el gol de Íñigo Orozco. Dani Barrio no realizó ninguna parada. El Málaga tuvo ocasiones para sentenciar el 0-3 y haber ganado al average, que quedó igualado. El equipo seguramente es más aburrido, pero es más práctico. Por ahí empezaba la reconstrucción.

Un detalle fundamental en Segunda es contar con un lanzador determinante a balón parado. Y Vadillo ha intervenido en dos faltas laterales para asistir a Brandon y Juande en los dos últimos partidos. Era una figura necesaria y que con el gaditano se ha ganado. Dos asistencias en 250 minutos jugados. La estrategia es definitiva en la categoría y es algo en lo que Natxo trabaja bastante. Ha dado también frutos en una semana que ha cambiado el rostro del Málaga, que desde mañana prepara el partido ante la Ponferradina.

Los motivos de la roja al banquillo del Málaga en Lezama

“En el minuto 90 el técnico Julio Alberto Rodríguez Pérez fue expulsado por el siguiente motivo: Protestar una de mis decisiones desde el banquillo, a viva voz y de manera reiterada”. Así recogía el acta la expulsión del miembro del staff malaguista en Lezama.

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