Chavarría rubrica un ejercicio de honestidad (1-0)

Resultado y crónica del Málaga CF - Real Oviedo

El Málaga gana en la prórroga al Oviedo con un gol del argentino a los 118 minutos

Los dos equipos se esforzaron, pero primó la prudencia y ello derivó en un partido largo, poco aconsejable

En la siguiente ronda llegará un Primera al 99%

El Málaga celebra el gol del triunfo. / Marilú Báez

Agua y frío, una noche de Reyes propicia para la épica copera en un contexto diferente. Partido digno, equipos esforzados y profesionales. Pero con poco nervio e insufrible para el espectador durante gran tramo. Para los equipos de Segunda, la Copa está al final de las prioridades. Sólo una serie de carambolas puede hacerla subir en la lista. En esta época no hay ni el aliciente de un taquillazo ante un grande que puede salvar una temporada. Los 120 minutos nadie los quería, pero llegó la prórroga fruto de la poca productividad ofensiva y del poco riesgo que tomaron Málaga y Oviedo, de cuerpo en miércoles y de mente en sábado. Pero ninguno quiso perder. Y Chavarría, un jugador con duende y llamado a ser determinante, marcó con el brazalete de capitán el gol en el minuto 118 de partido. Nadie le puede reprochar al Málaga honestidad y la dignificación del escudo. Y el premio o castigo, ya se verá, será un duelo ante un Primera. Puede ser contraproducente, pero contagia ver al equipo celebrar con vehemencia, tirados todos por el césped mojado, un gol en un partido aparentemente engorroso.

Con equipos B matizados en los dos bloques, con mucha prudencia y poco arrojo, el partido devino en una sucesión de minutos de pulso bajo, con poca presencia en las áreas. Un taponazo en una falta de Cristian Rodríguez desde 35 metros, el jerezano tiene un golpeo de categoría superior, fue despejado a duras penas por Femenías. Sangalli aparecía para rematar de cabeza de manera ajustada, aunque estaba en fuera de juego. Los chispazos de Yanis y algunas conducciones de David Larrubia, al que se le ve a leguas la calidad pero le falta creérselo y ser más descarado y trascendente para tirar la puerta abajo, frenadas en falta era lo más peligroso del Málaga, en el que el capitán Orlando Sá pugnaba por cada balón dividido y parecía tener una marcha más, aunque no tendría ninguna opción clara de marcar.

El Oviedo rascaba, una entrada de Jimmy a Benkhemassa estaba fuera del contexto de partido propiciaba la amarilla. Y Obeng, en una imprudente caza del balón, seguramente penalizado por el suelo resbaladizo, se cargó a Juan Soriano. Con la piernas en el suelo, le arrolló el rival. El meta sevillano se retiró en camilla entre ostensibles gestos de dolor mientras era atendido por los técnicos. A veces da que pensar si la honradez es siempre la mejor opción. A expensas de pruebas, lo más normal es que Soriano esté un tiempo fuera. Una banderilla más para el complicado contexto de carestía de efectivos que tiene el equipo ahora mismo. Un disparo con la zurda de Ale Benítez a la salida del córner que se fue envenenando fue lo más cercano al uy que hubo hasta el descanso.

La tónica no cambió en la segunda mitad, mucho centrocampismo, poca precisión y, pese a lo que pudiera imaginarse, mucho esfuerzo. No había desequilibrio en ninguno de los dos equipos y Pellicer y Ziganda iban agitando el banquillo con jugadores de más peso habitual. Recibía en el Málaga el brazalete de capitán Chavarría, de regreso tras unas semanas lesionado. Un remate de Riki a pase de Viti que se fue alto era la jugada más peligrosa cuando se entraba ya en el último cuarto de hora. No parecía lo más indicado una prórroga en la situación actual y con un partido en menos de 72 horas. El Oviedo pisaba más el área, Dani Barrio despejaba un par de balones y otro salía cerca de su palo. Pero nada relevante, Haitam salió por Larrubia, y media hora más de partido.

La más clara del partido para el Málaga llegó de la mano de los tres refrescos. Chavarría habilitó a Jairo para un mano a mano, al que llegó justo. Femenías se la sacó y el rechace llegó franco a Caye Quintana, que la mandó arriba de Fondo con la izquierda. Un disparo de Nahuel bien atajado por Barrio y un córner despejado por Juande era lo más cercano a la portería antes de que Javi Mier se fuera expulsado con dos tarjetas en dos minutos, la segunda por una entrada sobre el inquieto y descarado Haitam, que exhibió lo que debe tener un debutante. Hambre y ganas de quedarse con la camiseta. Y, cuando, el partido se enfilaba hacia los penaltis, un disparo del debutante Alexander mal repelido por Femenías dejó franco el balón a Chavarría, bien habilitado, para que con su pierna izquierda batiera al meta carbayón. Y, de esta manera, citarse en los dieciseisavos de final con un equipo de Primera.

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