Málaga CF - Alavés: Un mesías y sus apóstoles (1-0)
Chavarría marca el camino del mejor Málaga de la temporada, que apareció en la finalísima que cerraba 2022
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Chavarría habló con Málaga Hoy esta misma semana
Con el subidón de la final del campeonato del mundo que coronó a Argentina, se plantó Pablo Alejandro Chavarría para erigirse en el mesías particular del Málaga. Esta vez su gol fueron tres puntos, en la final de segunda fila que aguardaba tras la gran cita. Era el último tren para los blanquiazules, que con 19 puntos ven la película de otro modo.
Cierra un 2022 de espanto pero en el que parece haber encontrado al fin una senda tras tantísimos avatares y decepciones. Más allá del papel de Chavarría, una fijación de Pepe Mel desde el primer partido, todos acompañaron en la medida de sus posibilidades y una gran parte de ellos, por encima o limitando con su techo. Apóstoles firmes y fieles, comprometidos.
Merece el Málaga un cierto reconocimiento dentro de su aciaga temporada. Cualquier otro grupo temblaría de miedo en cada pase, cada acción, cada duelo. A veces la sensación que da Pepe Mel en las ruedas de prensa es precisamente que sin pretender tapar sus miserias, que se le reconozca algo tanto a él como al grupo, por más que el juicio de los puntos sea tan negativo. En realidad, él casi se ha puesto una fecha tope, final de enero.
Con el traje de Ibiza –qué complicado ha sido en esta primera vuelta poder ver un once repetido– intentó domeñar a un Deportivo Alavés que, al igual que otros visitante, anduvo más pendiente de sacar petróleo del error ajeno. Pero fue el Málaga quien al medio minuto amenazó a los vitorianos. Robo en la salida, conexión rápida y disparo sin pensar de Chavarría, que Sivera frenó como buenamente pudo.
Replicó el Alavés. Esa vez y alguna más. Apareció por el área cada poco tiempo, tiró de pizarra, amenazó los puntos débiles más clásicos de los blanquiazules y siempre estuvo en el partido. Pero el Málaga fue mejor siendo un conjunto de un nivel inferior al vasco.
Dispuso de más balón, aprovechó bien las prestaciones que ofrece en ataque un Chavarría que tuvo chispa, inteligencia y piernas para poner de los nervios a Luis García amonestado en el banquillo tras un falta al argentino. El 12 fue quien conectó ida y vuelta con Rubén Castro para la mejor ocasión malacitana, abortada con mérito con el pie por Sivera.
No sobra contar que el Málaga había tejido muy bien todo lo que sucedió antes. De la croqueta de Javi Jiménez, la conducción de Febas y la aportación de los dos delanteros mencionados. Un rato después Jozabed probó fortuna de fuera del área tras una acción prima de las anteriores en ciertos aspectos.
Disparó más a puerta el Málaga desde fuera del área, lo intentó con internadas de Javi Jiménez, por la derecha con Chavarría, con las acciones puntuales de Febas y Villalba, con el balón parado. Y después fue un conjunto generoso que no escatimó carreras y esfuerzos defensivos ante un adversario con verticalidad.
Con la mista naturalidad que ante el Granada e Ibiza, reabrió bien pero tuvo un descuido de esos que vienen hundiendo al equipo todos estos meses. Abde, con algo de fortuna, se coló por su perfil y en lo que tardó en acomodarse el disparo Rubén Yáñez sacó la pierna. Mantener el cero como principio de todo. Porque minutos después llegó el éxtasis.
Se mantiene efervescente Chavarría, que casi calcó el tanto de Can Misses. Fran Villalba, por fin, se marcó una jugada diferencial y sirvió en bandeja el tanto al argentino, que se adelantó a su par y en boca de gol hizo el resto con la cabeza. Camiseta de Argentina al alimón con Burgos. Venía con tanta confianza que traía preparada la celebración. Burgos, que levantó esa albiceleste con Chavarría, tuvo su momento sacando con todo en la línea un tanto. Después se decretó fuera de juego y encima Miguel lo terminó aplastando.
Luis García fue con todo y metió a Jason, Duarte y Rioja de una tacada y poco después al veterano Salva Sevilla, otro viejo rockero que se cruzó con su excompañero y amigo Rubén Castro. Mel entendió que era mejor quitar al canario e introducir alguna amenaza por banda como Issa Fomba, pasando al inspirado goleador cordobés en punta.
Contuvo bien una llegada peligrosa tras pérdida de Javi Jiménez que terminó en recuperación y entrada criminal de Benavídez a Febas. Por menos se expulsó al jiennense no hace tanto. Mel volvió a mover pieza. Retiró al extenuado Chavarría y contó otra vez con Loren.
Con todo el oficio a su alcance y todas las ganas de amarrar por fin un triunfo oxigenante y trascendental, el Málaga plantó cara a los vitorianos. En el 86’, Mel gastó el último cartucho sin complejo. Jozabed (actuación mayúscula) por Juande, que regresaba desde la enfermería para blindar el centro. El entrenador se marchó expulsado después de un rifirrafe con Abqar y con una melé lamentable entre componentes de los dos lados. Así se alcanzó el 90’ y se añadieron seis.
Burgos peinó un balón de los que paran el pulso con el punta rival marcando los tiempos y relamiéndose. Eso y el disparo final de Salva Sevilla fue todo. El Málaga quiso estallar de júbilo pero los jugadores del Alavés estaban calientes y hubo gresca. A estar pendientes del acta. Más allá de eso, queda la sensación de que el crecimiento es real y la gesta posible. El parón y el mercado deben terminar de armonizar al equipo y que en 2023 haya vientos favorables.
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