Una tapita de karma (1-0)
Resultado y crónica del Málaga CF - Deportivo de La Coruña
Un sensacional Málaga ahoga al Deportivo y da un paso de gigante para conseguir la permanencia
Golazo de Hicham en una acción que empezaron tejiendo Luis Muñoz y Juanpi, tres de la casa
Buen planteamiento y lectura de Pellicer en el partido más importante del año
El Málaga no se ha sacado una espina porque lo que sucedió hace un año con el Deportivo no es comparable ni recuperable. Ni cura ni sacia ganar al Dépor salvo desde una habitación del pasado. Al equipo le hacía falta ganar -aquí y ya- y lo hizo de la manera más convincente y honrada que existe, dando todo lo que tiene, lo que tenía. Es una victoria con olor a objetivo, con sonido a grito desencajado, aunque no se pueda cantar victoria. También al mismo tiempo es el triunfo perfecto, porque nació y se alimentó de todos, empezando por Pellicer y acabando en Rolón. Y ya, suspirado uno, se puede considerar como una tapita de eso a lo que algunos llaman karma.
Solucionó las bajas de Keidi Bare y Diego González de manera sorprendente. Lo de Benkhemassa, no estando Luis Muñoz al máximo, resultó más natural. Lo que sí que llamó la atención fue la entrada de Ismael Casas estando Cifu. El canterano formó como central con Lombán y Juande. Hay madera en estos chicos.
Más allá de los elegidos, el Málaga destacó por la manera de afrontar el partido desde el pitido inicial. Un buen tono físico y una presión en la salida del balón del Dépor de complejidad colectiva, en la que cualquier falta de sincronía podría propiciar una contra. La idea estaba clara y se estaba plasmando.
Sin tener el mando absoluto del balón, sí había cierta sensación de dominio malacitano. La fórmula produjo algunos amagos de buenas ocasiones que terminaron desperdiciando Sadiku, Juanpi y Tete Morente. El venezolano puso en complicaciones a Dani Giménez en una falta directa más. No termina de llegar su gol.
El Deportivo, mientras tanto, no se veía un rival rendido. Sí estaba incómodo por la presión alta del Málaga, pero su lectura era clara, si rompían una línea se podía montar la contra. No se probó verdaderamente a Munir, pero se le amenazó puntualmente.
El Málaga se fue al descanso después de haber realizado un esfuerzo extraordinario y lamentando la última ocasión de Tete. La primera parte fue una demostración de responsabilidad por parte del grupo, pero de nada serviría si dejaba irse al Dépor con los tres puntos.
Pellicer movió piezas. Tres del tirón. Quitó a Benkhemassa, Adrián y Tete para apostar por Luis Muñoz, Rolón e Hicham. Lejos de sentarle mal, dos de ellos orquestaron el 1-0. De un córner favorable al Dépor a un contragolpe que comenzó por pura raza Luis Muñoz, Juanpi le dio el toque de distinción y la guinda la puso Hicham con la ejecución. La Academia.
Ya había hecho lo que tenía que hacer, el resto era aguantar hasta el final sabiendo que el rival ya iría desesperado a buscar a Munir. El triunfo es algo más que curar una herida, porque se come del presente. Y ganar en momentos así –y de la manera– une y fortalece. Hay luz tras las tinieblas.
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