Málaga CF - Nàstic: Job is not finished (2-1)
Doblete de Roberto para poner al equipo malagueño a un paso de Segunda División
Encuentro duro y con varias acciones polémicas
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“Job is not finished”, decía Perry, ídolo local pero del balón naranja. No, el trabajo no está acabado, la misión necesita todavía de una dura vuelta para confirmar el regreso a Segunda División después de un año tan duro como inolvidable. Este Málaga ya ha hecho historia, ha sido capaz de tender puentes donde sólo había escombros, de volver a reunir a la familia alrededor del fútbol, de que sólo se hable de eso, del Málaga. Venció con esfuerzo y polémica al Nástic de Tarragona, un competir formidable y que en su campo promete ser aún más fiero y tosco.
Quien sí ha hecho su trabajo ya es la afición. La Rosaleda cierra sus puertas, ojalá para abrirlas a mitad de agosto, señal de éxito final. El equipo se rindió con una vuelta final bajo los sones del himno a capela. Queda en el aire la promesa de volverse a ver en la Constitución, en el balcón del Ayuntamiento y en los recuerdos del mañana. Está a 90 minutos. 120 en el peor de los casos.
Locura desde el recibimiento
El ramillete de emociones que desbordó La Rosaleda fue algo insólito. Jamás había lucido tan bella, tan ardiente, tan compacta. Hasta el mosaico fue de los más ortodoxos que se recuerdan. El nivel de decibelios también debió andar cerca del récord, lástima que no haya registros.
Esta vez el Málaga, el equipo, entendió bien cómo subirse a lomos de ese impulso para entrar en el campo con el nervio y el coraje preciso. Pellicer había metido algunas variaciones. Gabilondo en lugar de Puga, Einar por Nelson y Kevin en el flanco de Larrubia. La tensión y la responsabilidad, sin embargo, no supuso la ausencia de imprecisiones.
A los dos minutos resplandeció Alfonso Herrero para hacer una parada salvadora ante Godoy, un pillo de vieja escuela, de los que odias cuando está en el rival, de los que amas si está en tus filas.
Replicó el Málaga con un disparo de fuera del área de Ferreiro y una contra de Kevin y Roberto. Al delantero de Puente Genil le buscaron las cosquillas desde primera hora, tratando de lograr una amarilla que le eliminase de la vuelta. Pero el punta respondió con una cabalgada de las suyas en la que hubo un claro penalti de Trigueros. Como mucho se podría haber discutido si roja o no.
El colegiado sacó de sus casillas al Málaga y a su hinchada en varias ocasiones, sobre todo con las amarillas a los dos centrales, un criterio que no era parejo en relación con algunas de las acciones del Nàstic, como sendas faltas de Óscar Sanz a Dani Lorenzo y otra de Godoy a Juande.
Al borde del descanso Gabilondo y Ferreiro comandaron un ataque en el que tanto Roberto como Lorenzo anduvieron cerca de abrir el marcador. El pichichi blanquiazul no volvería a desperdiciar ninguna. En el añadido Manu Molina botó un córner medido que cazó en el primer palo el delantero. La picó con violencia, Varo trató de rechazarla con los puños. Fue en vano.
El Nástic protestó la acción con vehemencia mientras el Málaga celebraba. En el momento de la ejecución del saque de esquina había un par de balones en el verde. La cuestión es que el árbitro había dado orden de sacar y Godoy, con un esférico en las manos, decidió echarlo al campoGodoy en lugar de dejarlo fuera, en línea de fondo.
La alegría duró básicamente lo que duró el descanso. Nada más regresar de la caseta, con Nelson en lugar de Juande, el Nàstic empató. Una gran acción de David Concha, que se zafó de Gabilondo y Genaro y ejecutó en el área con un gran tiro.
Reaccionó el Málaga, sacando petróleo de un centro de Kevin que acabó en córner. Un penalti clarísimo por agarrón a Galilea que finalizó Roberto, quién si no. A partir de ahí los blanquiazules entendieron que no podían volverse locos, que había que administrar la ventaja y saber utilizar en su favor la ansiedad del rival. No fue fácil.
El conjunto catalán se empleó con dureza excesiva en algunos momentos, pero esto en un play off y les va la vida en ello. Mula, pitado por su ex público, trató de sorprender de falta directa a Alfonso Herrero. Andy, en el noventa y tantos, tuvo un disparo que se marchó alto. Mientras tanto, un titánico Roberto anduvo cerca de hacer el tercero en una contra favorecida por Sangalli.
El delantero acabó achicando balones en el área, sufriendo, extenuado. Solventó la amenaza de suspensión de paso. El 2-1 no decide nada, pero resta valor a la carta del desempate. Todo o nada en una semana. De la Costa del Sol a la Dorada. Pero espera la plata.
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