Disfrazado de visitante (2-0)
Resultado y crónica del Málaga CF - Rayo Vallecano
El Málaga rompe su mala racha en La Rosaleda con un triunfo de mérito ante el Rayo Vallecano
Joaquín (3') y Luis Muñoz (25') firman un doblete malagueño para recuperar la mejor versión blanquiazul
Punto y final a la inoperancia en La Rosaleda, donde el Málaga no ganaba desde el 22 de octubre. Tuvo que ser invirtiendo los papeles, poniéndose en su propia casa el traje de visitante, replicando su mejor versión, la que suele darse cuando traspasa sus propias fronteras.
El Málaga no ganó en Gijón pero regresó siguiendo una hilera de migas de pan que prometía. Pellicer aprovechó esta semana para moldear sistema y maniobras. Jozabed ha tomado el papel de conductor y está sirviendo para explorar otros yoes. El técnico pasó al 4-2-3-1, dejando ver un bloque homogéneo con un doble pivote que cuajó pronto formado por Escassi y Luis Muñoz.
A diferencia de muchos de los partidos anteriores, el Málaga consiguió hacer buenas sus primeras aproximaciones. Un córner botado por Jozabed acabó rechazado por Luca. Joaquín recibió el balón en forma de regalo en la frontal y sacó un chut raso que entró tras tocar en un rival.
Inmejorable comienzo para el Málaga, que se sentía cómodo viendo que el Rayo Vallecano era un conjunto que quería la posesión. Nada le viene mejor a los blanquiazules que ese rol. Y cuando todas las piezas se mueven con idéntica responsabilidad, se siente a gusto. Vive mejor con rol de visitante, despojado de algunas responsabilidades.
Pero este tipo de tratos también se cimentan sabiendo sufrir y eliminado riesgos. El Rayo rondó varias veces la meta de Dani Barrio, casi siempre más por mérito de los de Iraola que por errores malaguistas. Tocó despeinarse.
A partir de ahí Luis Muñoz se puso en modo saiyan pero sin pelos rubios. Encontró su sitio con Escassi de guardaespaldas y Jozabed de socio. Avisó en una galopada de bisonte que obligó a Luca a esforzarse. Dejó atrás a los rivales con una facilidad asombrosa. Dice Luis que la diferencia este año es que se le exige más. Y no, se le exige poco. Porque es un futbolista tremendo, exuberante por momentos.
Ahora se abona a los golazos. Una volea de locura que entró por la escuadra y que compite en belleza con el anotado ante el Zaragoza. Saltó Manolo Gaspar de su asiento. El recién renovado director deportivo lo apostó todo por hacer a Luis el jugador franquicia del Málaga. Porque no es un jugador más.
No paró ahí el Málaga, que tuvo dos amagos de noquear al Rayo en acciones comandadas por Rahmani y Chavarría. El descanso venía casi mejor a los vallecanos que a los de Pellicer. Tanto es así que Iraola retocó su once. Antoñín, anulado, fue uno de los sacrificados.
Arrinconó el Rayo al Málaga otra vez, sumando varios pellizcos. Replicó Jozabed con un disparo duro desde el balcón del área (54’). Pudo cambiar el partido poco después en otra contra de Luis Muñoz, que acabó reclamando penalti. Sagués Oscoz no quiso ni revisarlo. Y justo mientras aún estaba el malagueño sobre el césped, Joaquín Muñoz anduvo cerca de ver la expulsión tras una entrada en la que no midió bien. El extremo, que había acabado la primera parte con molestias, estaba fundido.
Se estaba llevando el partido el Rayo a un ida y vuelta que era un arma de doble filo. Dani Barrio mandó a córner un obús de Álvaro García, que por fortuna para el meta fue más o menos centrado. Pellicer sentó a Joaquín y para dar entrada a Caye Quintana y a un Benkhemassa que no jugaba desde el 13 de diciembre el Almería. Las piernas frescas vinieron bien al equipo blanquiazul, que no sólo defendió con uñas y dientes su portería (pese a la acumulación de atacantes rayistas) sino que además volvió a buscar las cosquillas de los franjirrojos con un Chavarría al que le faltó una pizca de puntería.
Si el Málaga no resolvió antes fue porque en la segunda parte volvió a sus porcentajes de acierto. Iraola estaba jugando prácticamente con atacantes, a la desesperada. Así fue más fácil dar con fugas en la zaga. Caye se coló en el área tras una buena acción, dribló al portero pero se quedó sin mucho ángulo para asestar el hachazo final.
No levantó ni un sólo jugador del Málaga el pie del acelerador ante un exigente rival, de los más fuertes de la categoría. Pellicer utilizó con inteligencia las ventanas de cambios y Dani Barrio hizo el resto. Cuando todos los músicos tocan en su sitio y lo dan todo, qué bien suena la banda.
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