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El Málaga ganó al Melilla en La Rosaleda, donde sigue contando sus partidos por triunfos. Sin embargo, conviene atender a las señales. Sigue sin saber matar en casa y eso va a terminar costando pérdida de puntos si no se regula pronto. Completó una primera mitad solvente, anulando completamente al rival y con un 1-0 que se quedó bastante corto. La segunda fue otro rollo. Estos tres puntos están en el casillero porque en las áreas manda. Dioni con su gol y Alfonso Herrero con su parada marcan las diferencias.
Pellicer dejó caer en la previa que Loren Zúñiga iba a ser titular. Lo que sucede es que una cosa es escucharlo y otra bien distinta verlo convertido en realidad y empujando a Roberto al banquillo. No fue el único toque del once. Juande regresó y eso hace indicar que hay alternancia en el centro de la zaga. También rotó en la medular. Mantuvo a Manu Molina y le acompañó de Juanpe, dejando sentados también a Genaro y Sangalli.
No tardaron los blanquiazules en imponer su criterio sobre el verde. Desde el primero de los minutos al 20, el Málaga volcó el campo hacia la portería del Melilla, a quien le costó más de 40 lograr salir de su mitad del campo con el esférico controlado. Una llegada tras otra, se iba anunciando el primer tanto.
Volvió a adentrarse por los costados el conjunto malacitano, con Gabilondo, Kevin y Dani Sánchez insistiendo. También Larrubia, que aprovechó una conducción –con metros por delante es tremendo– para facilitar al mencionado Kevin un disparo que se marchó por poco. Era la antesala del 1-0.
Manu Molina, que llevó el timón y el tempo del partido, abrió para el incombustible Gabilondo. Conectó con Loren Zúñiga, que posiblemente hizo el mejor movimiento que ha hecho desde que debutó con el primer equipo. El portero quiso aguarle la fiesta al punta. El rechace la cayó a Kevin, con todo a su favor, pero se topó con la madera y el meta Montoya. Fue Dioni, un goleador voraz que la metió por narices pese a los sufridos intentos de la zaga melillense por mantener el candado.
El malagueño no se fue con doblete al descanso por el acierto del portero, que al final resultó ser el mejor del partido en la primera mitad muy a su pesar. Tuvo tras eso un par de acercamientos light el equipo de Miguel Rivera, pero fue el Málaga quien anduvo cerca del 2-0. Al filo del descanso Loren recuperó un balón por pillo en el área y se la cedió de cara a Juanpe. El centrocampista capturó su propio rechace y acabó siendo derribado por un defensa. Reclamó con vehemencia penalti pero el colegiado no titubeó.
Miguel Rivera había tenido que hacer un cambio por lesión y aprovechó el descanso para hacer otros dos y de paso variar su dibujo. Pellicer ajustó también, retiró a Larrubia y cambió a Kevin de costado para favorecer la entrada de Dani Lorenzo.
Con el avance del tiempo el Málaga fue cediendo y concediendo más de lo debido en una cita que no estaba ni mucho menos amarrado. El Melilla comenzó a visitar a Alfonso Herrero y los de Pellicer desperdiciaban buenas llegadas y los espacios que se le concedían. Así que apostó por tirar de Roberto en lugar de Loren.
Pese a todo, al partido se le estaba poniendo cara de empate y no llegó porque Alfonso Herrero estuvo acertadísimo en un disparo franco de Miguel García. Así que removió el banquillo y tiró de Genaro y Sangalli por los fatigados Molina y Juanpe.
Las sensaciones no variaron demasiado, el equipo tenía problemas para mantener el balón, apenas llegaba con claridad al área melillense. Rozó la infamia el Málaga en grandes fases, que se libró del empate por un pelo. En el 90’, el asistente tiró de banderín para decretar el fuera de juego de Miguel García y anular el 1-1.
Hay que tener cuidado con la autocomplacencia y con dejarse condicionar por un ambiente maravilloso. Nadie regala nada, el Málaga lo que ha logrado es porque se lo ha arrebatado a los rivales de las manos. Cuando se ha creído el más guapo del recreo, esta categoría le ha enseñado los dientes.
Ahora tiene más tiempo que nadie para preparar el próximo enfrentamiento ante el filial del Real Madrid, para recuperar algo de oxígeno y para replantearse ciertos mecanismos y actitudes. El saldo, lógicamente, que tiene el Málaga es positivo y hace muchas cosas bien, pero para subir no va a ser suficiente sólo con ello.
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