Otra patente de Pellicer (0-0)
Resultado y crónica del Rayo Vallecano - Málaga CF
El Málaga se sobrepone a las bajas y saca un punto valioso de Vallecas manteniéndose fiel al 5-4-1
El Málaga empata en Vallecas y es normal que suceda con un Rayo Vallecano que lleva 20. Y cualquier otro resultado no habría sido descabellado visto lo visto. Pero con las gafas de lejos hay algo más. Sergio Pellicer no ha inventado el fútbol ni pretende ir de ello, sin embargo, ha sido capaz de lograr dos Málagas convincentes en unos meses. Ese es su triunfo, aunque se cosa a base de empates. Sacó de la penumbra al equipo cuando le reclutaron en sustitución de Víctor. Ahí ya pudo sacar lo mejor que tenía dentro este corto arsenal blanquiazul. Llegó el COVID y las musas se esfumaron. Parecía que la reconstrucción ya sí sería imposible con estos mimbres y una competición que no da respiro. Pero lo ha vuelto a hacer, desde el territorio común de no dejarse marcar, con algo menos de fuego y un poco más blindaje.
Tenía el Málaga la misión de proteger los cimientos de la atalaya que empezó a construir en Lugo y que tomó sentido contra el Girona. La esencia de la idea estaba en el césped pero sin varias piezas fijas y unos sustitutos con sus propios impulsos y cualidades. A los matices de calibrado se le añadió el factor Rayo, que parecía bien cómo saber afrontar un encuentro contra ese sistema.
El balón empezó siendo para el equipo de Jémez, algo que se presuponía. Tardó el Málaga en ser una molestia para los vallecanos en su sala que máquinas, suficiente tiempo –un cuarto de hora– para que Munir sufriese hasta cinco disparos. A los de Pellicer les costó generar y encontrar buenas sociedades. Aun así, a los franjirrojos se les bajó un poco la persiana a. Los blanquiazules torpedearon la circulación rival y pasaron más apuros por errores propios que por mérito rayista.
Un agrandado Cifu estuvo a punto de poner contra las cuerdas al Rayo tras cabecear de fuera del área un pase medido de Lombán durante el que Dimitrievski salió en falso. Los de Jémez, a pesar de todo, siguieron estirándose para empujar al Málaga, al que se veía responsable pero no incómodo.
Entonces entendió Pellicer que era un buen momento para tirar de Juanpi, el único cambio no obligado del once. Al Rayo comenzó a entrarle prisa y al Málaga le vinieron bien los metros. El venezolano terminó de desmontar el cableado madrileño. Ante el rey del empate de Segunda, el partido estaba en el escenario que más convenía a los blanquiazules.
Precisamente cuando más quiso el Málaga lo tres puntos llegaron varias opciones desesperadas del Rayo Vallecano, donde los blanquiazules se defendieron como un gato acorralado. Hasta Rolón, que entró por el fatigado Keidi en la recta final, defendió con uñas y dientes. Y hasta prácticamente el pitido final hubo tensión en el área de Munir, que sigue sin recibir goles.
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