La lógica del gol (2-0)
Resultado y crónica del UD Almería - Málaga CF
El Almería marcó dos goles seguidos justo cuando le habían expulsado a Martos por doble amarilla
El Málaga, que estaba siendo mejor, se topó con Fernando y con su propia falta de pegada
El fútbol obedece a la lógica de los goles, aunque no encajen en la historia que se está viendo. No hay más en realidad. Es el único juez y quien tiene a los mejores verdugos suele imponer su ley. El Almería tiene a un portento llamado SadiqSadiq que, ya que hablamos de lógica, la categoría le viene tan pequeña como se ven los que le rodean a su trote por el verde. El Málaga no tiene ese poder. Ni jugando con uno más. El gol es una magia que no se trabaja. Las ocasiones, sí, y los blanquiazules tuvieron muchas pero se fueron de vacío. Habrá que esperar a ver si Sekou y Chavarría completan la sinfonía de un equipo que pinta bien pero aún tiene lagunas importantes.
Explicaba José Alberto López minutos antes del derbi mediterráneo que el equipo que funciona es mejor no tocarlo. La preguntaba venía tirada por Sekou, pero el asturiano creyó que lo más oportuno era sustituir la única pieza que faltaba. Y qué pieza. Sin el sancionado Escassi llegó el turno de Genaro, fichado precisamente para esto.
El Málaga tenía todos sus sentidos puestos en tratar de evitar las transiciones rápidas del Almería. Aunque no evitó llegadas (casi todas por los flancos) y alguna buena ocasión rojiblanca, logró que el partido fuese derivando hacia un lugar incómodo para los locales. Generoso en el esfuerzo, tuvo en la cabeza de Paulino dos ocasiones claras para adelantarse.
Anduvo más cerca aún del 0-1 un Cufré que ejecutó una falta directa casi perfecta que repelió la madera con Fernando vencido. El argentino tiene una calidad inmensa. Tanto él como Víctor Gomez -actuación inmensa- han elevado el nivel del Málaga en los laterales, no cabe la menor duda. Como tampoco la hay de que ahora mismo Kevin sigue en la nube, inventando regates imposibles, desesperando a los rivales, que llegaron a elevar el nivel de violencia para frenar al mago del Llano. Y es él quien casi acaba expulsado. Lecciones y peajes a pagar para el descarado novato malagueño, sacrificado al descanso y que en no pocas ocasiones recuerda a Ontiveros.
La pausa no venía nada mal a los malacitanos, que nuevamente se desfondaron en beneficio colectivo. En algún momento, es lógico, se echaron en falta las virtudes de Escassi en ambos sentidos, aunque las hechuras de la tropa de José Alberto son de equipo serio y con recursos para afrontar las vicisitudes naturales del fútbol.
Ya con Jairo en el césped, el Málaga, con los pulmones hincados de nuevo, sacó petróleo en una presión en la que Brandon aprovechó para robar el balón a Martos. El mal control del defensa le obligó a frenar en falta al delantero. Era su segunda amarilla. El equipo estaba en superioridad y tenía que saber administrar su ventaja parcial.
Entonces llegó Sadiq, una fuerza de la naturaleza. Como en la temporada anterior hizo parecer pigmeos a los que estaban a su alrededor. Arrolló a Juande, que reclamaba falta y tuvo que ser atendido tras el tanto. El nigeriano, imponente en el salto, cabeceó con fuerza y sentido el esférico, al que no llegó Dani Barrio. No reaccionó José Alberto, que unos minutos más tarde veía subir el 2-0 en el marcador. Una mala salida de Barrio, cuyo defectuoso despeje de puños llegó botando a Samú, cuyo remate mordido y poco ortodoxo voló hacia una portería vacía en la que Chumi finalizó con la testa sobre la línea.
El entrenador blanquiazul retiró a un desapercibido Antoñín y al guadianesco Paulino para tirar de Roberto y Jozabed. Ambos tuvieron tres grandes ocasiones. La primera tras una combinación que el canterano resolvió con un movimiento de nueve caro. La segunda con un cabezazo del sevillano que obligó a Fernando a hacer la parada del partido, y poco después tuvo una más apareciendo desde atrás. Falló con el estoque. Luego volvieron a encontrarse ambos para un disparo de Roberto que se fue alto por no mucho.
Entre tanto, Ramón y Javi Jiménez entraron en un cambio de cromos por Luis Muñoz y Cufré. Con 2-0 y un hombre más, se esperaba algo más osado. Sin embargo, el Málaga apretó y apretó, intentándolo de todas las formas posibles ante un Fernando que se hizo gigantesco. El Almería lo fio todo a amurallarse y pescar alguna contra. Perdonó un par de veces el 3-0. De todos modos, pese al ímpetu malaguista, el marcador no peligraba.
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