Estaba en el ojo propio (1-2)
Resultado y crónica del Amorebieta - Málaga CF
El Málaga cambia de sistema y consigue ganar por primera vez desde enero ante un Amorebieta que puso suspense al final
No es casualidad que cuando cambias las cosas, las cosas cambien. El Málaga tenía que dejar de buscar cabezas de turco o excusas para poner freno a su crisis. No había manos negras ni conjuras, ni suerte esquiva a la que culpar. Eso es de mediocres. Tenía una viga en el ojo propio que José Alberto no vio y Natxo González ha atisbado casi por obligación. El nuevo sistema sentó bien al equipo, que al renunciar a ciertas pautas, ganó en competitividad. Venció al Amorebieta con suspense final y flashback de la chilena de Okazaki, pero rompiendo cadenas y miedos. Cabe esperar que sean cimientos, aunque quedan muchas manías que desterrar.
La ausencia de Alberto Escassi obligaba a Natxo González a variar su libreto. Ante la ausencia de un pivote defensivo, optó por poner una línea de tres centrales con Víctor Gómez y Cufré, como carrileros. La vuelta de Juande subía el nivel. El anclaje más débil estaba por delante, con Jozabed y Febas multiplicándose y Vadillo liberado. Y por fin dos puntas: Chavarría y Brandon Thomas.
En tiempos oscuros, hay que reaccionar. La lírica tiene que dejar paso a lo práctico. El Málaga no puede permitirse seguir encajando goles y si de una forma no lo lograba, era necesario explorar otras. Le vino bien desde el comienzo en Lezama. El Amorebieta es un conjunto con los recursos justos pero que está bien trabajado. No paró de insistir durante los 52 minutos que duró la primera parte. Hubo algún susto, porque los de Íñigo Vélez empujaron de lo lindo, con centros al área y disparos lejanos, pero los blanquiazules supieron sufrir.
Le costó defenderse con el balón al Málaga en algunos capítulos de la primera mitad, pero también buceó por el carril de Víctor Gómez, más entonado en todos los aspectos. El Amorebieta trataba de tapar a Jozabed para anular las conexiones, pero el sevillano se desquitó con un servicio sorpresa para el desmarque de Brandon Thomas en una falta lejana que todos esperaban al corazón del área. El colegiado señaló penalti de manera instantánea al entender que un defensa derribó al delantero blanquiazul.
Tras un par de minutos y su correspondiente paso por el VAR, el propio Brandon ejecutó la pena máxima para sellar su séptimo tanto de la temporada. El 0-1 cambiaba las perspectivas del Málaga, al que el plan le iba funcionando.
Lo demás fue autodefensa malacitana, con siete minutos añadidos en los que Nolaskoain casi empata tras un centro de Guruzeta y con un penalti que reclamó Luengo y que derivó en una pequeña tangana entre futbolistas de ambos conjuntos.
Íñigo Vélez cambió un par de piezas, pero el Málaga sólo tenía en su cabeza la misión de evitar que el rival saliese en tromba a buscar el empate. En muchas ocasiones el equipo malagueño perdió el paso tras regresar de los vestuarios. Este partido era otra cosa.
El Málaga sacó petróleo de un centro de Vadillo desde la banda derecha que Juande convirtió en el 0-2. El testarazo del cordobés ponía a los blanquiazules, amaranto esta ocasión, con dos tantos de ventaja por primera vez desde el 12 de septiembre ante el Girona en La Rosaleda. Orozko pudo acortar distancias, pero cabeceó fuera un buen balón al área.
Peybernes pidió el cambio y Natxo aprovechó para realziar tres cambios de una tacada. Retiró al central galo, Vadillo y Chavarría por Ismael Casas, Paulino y Roberto. Al poco de entrar se montó un ataque en el que Luengo evitó in extremis el 0-3 de Brandon.
Estaba cómodo el Málaga, que cada vez pasaba menos apuros y movía el balón de un lado al otro. Posesiones más largas como medida de protección ante un rival fatigado y al que el reloj apremiaba. Sin embargo paró el juego para comprobar si un centro que golpeó en Febas era penalti o no.
El Málaga tenía el golaverage asegurado y pudo ampliar la ventaja nuevamente. Paulino se llevó con algo de fortuna un balón en el área. Pudo asistir a Roberto y Antoñín, ambos listos para el pase de la muerte. El extremo tomó la peor decisión, disparar. Como casi siempre, jugando para sí mismo antes que para el colectivo. Le habría inyectado mucha seguridad ser capaz de meter tres tantos por una vez en la temporada.
Como si no hubiese aprendido nada del empate ante el Cartagena, el Málaga concedió una bola extra al Amorebieta. En un ataque aparentemente inofensivo los centrales se durmieron y permitieron un disparo de Orozko. Lo primero que vaya entre los tres palos no puede ser siempre gol. Terminó pidiendo la hora –el árbitro dio más de dos minutos a los cinco anunciados– y sin cumplir con el objetivo de dejar la puerta a cero. Pero el tesoro era ganar y poner diez puntos de distancia con respecto al descenso a falta del partido de la Real Sociedad B.
También te puede interesar
Lo último