Visto y Oído
Emperatriz
Resultado y crónica del Extremadura - Málaga CF
La mano de Munir. El “uy” de Renato. El quiero y no puedo. La manta corta. El debut de Julio. El gol que no llega. El lamento de Luis. El cero que es malo. El cero que es bueno. Recortes aislados de un Málaga inconstante e intermitente, que aunque comienza a conocerse mejor a sí mismo no termina de saber canalizarlo para obtener victorias.
La situación se puede leer de muchas maneras. Con la parada salvadora de Munir (habría que ver si de entrar el VAR hubiera actuado), te puedes consolar sabiendo que te llevas un punto y que al menos sigues dejando la puerta a cero. La pedrea de los partidos de fútbol, la canción del optimista.
Luego se te puede poner alguna verdad incómoda delante y anular tus argumentos. El Málaga es incapaz de hacer temblar al Extremadura, que será muy correoso y todo lo que se quiera pero llegó siendo el penúltimo de 22. Además, con un arsenal más limitado que los de Víctor Sánchez del Amo.
Otra vez, y este gesto se viene repitiendo sin error en las últimas jornadas, el contrario se te planta en tu área en apenas un minutos. Es cierto que en Almedralejo no fue una ocasión claro, pero delata un síntoma preocupante porque este Málaga no demuestra tener capacidad para levantar muchos marcadores en contra.
Es verdad que el equipo está mejor armado de atrás hacia delante. Hay una mayor concentración defensiva en líneas generales, aunque también algunas lagunas que se acentúan cuando algunos futbolistas pierden el carné de solidarios y no trabajan para el colectivo como exige la Segunda División.
Ahí llega la teoría de la manta corta. Cuando el Málaga se defiende mejor, no le da para atacar con fiereza. Y si adelanta líneas buscando al rival, se le ven las costuras por todos lados. No es un equilibrio sencillo ni aunque tuviera mejor y más completa plantilla, pero tampoco otros y sí son capaces de desequilibrar la balanza más a menudo.
En la segunda mitad hubo momentos precisamente en los que el Málaga logró meter en su cajón a los de Manuel Mosquera, ya con Renato Santos y Juanpi en el césped. Ahí sí hubo cierta sensación de que la victoria no estaba tan lejos. Al mismo tiempo eso también permitió al Extremadura montar algunos ataques mejores y más claros que los de su rival, sobre todo uno que terminó en gol de Nono pero que Varón Aceitón anuló por falta sobre Cifu en el salto.
El Málaga sigue fuera del descenso, pero nuevamente se le escapó una ocasión inmejorable para descolgar a un rival directo, despegarse de otros y aumentar su moral para despedir 2019 sin agobios y sin la posibilidad de acabarlo en las catacumbas de Segunda División. ¿De verdad no se puede pedir un poco más a este equipo y este técnico?
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