Un San Juan seco (0-0)

Resultado y crónica del Lugo - Málaga CF

El Málaga va a por el empate a Lugo y regresa con un punto en una nueva cita para olvidar

Involuciona el equipo de Pellicer, en el que todo es terriblemente previsible y descorazonador

Las fotos del Lugo-Málaga / La Otra Foto

El Málaga es como este San Juan: raro, seco, sin llamas. Sin júas achicharrados que se lleven sus demonios ni pies mojados en la orilla. No hay fiesta, ni guirnaldas, ni banderas de papel colgando de un cordel. Ni hay gloria a dios en las alturas. No hay moraga. Todo es distinto, triste, y la única hoguera en el horizonte es la del descenso. El punto de Lugo fue buscado y en ese vestuario sabrán por qué, pero este paso de tortuga y la piedad con rivales directos y menores puede terminar en fuego.

No se puede negar que el Málaga salió con las ideas claras al Anxo Carro. La alineación ya iba dando una pista. Cinco hombres atrás y dos pitbulls en un centro del campo huérfano de Luis Muñoz. Ningún complejo por parte de Pellicer, que no pudo contar con Tete Morente –su mayor activo ahora mismo– y para colmo se lesionó Hicham sobre la marcha, para terminar de lijar la punta blanquiazul y casi cualquier posibilidad de sorpresa.

Tampoco es que los de Curro Torres expusieran nada del otro mundo. Al final la clasificación no miente, puede despistar, pero no engaña. El partido circuló por una vía carente de emoción y, al mismo tiempo, cargado de tensión.Hablando del tiempo, que pasaba lento, no fue la mejor de las ideas adelantar este duelo de las 21:45 a las 19:30. Así que sí que hubo sudor y también la sangre de un Lombán a quien le abrieron una brecha al borde del descanso. Había toda una segunda parte por delante para ver si se le añadían lágrimas y se cuadraba el círculo.

A nivel de sensaciones, sí pareció que el Málaga se estiraba en el tramo final del periodo inicial. Estaba por ver si en la segunda sería capaz de agrandarse y cambiar ese tono conservador que tanto desespera a los malaguistas. Pellicer retiró en el descanso a Boulahroud y recuperó a Adrián González, al que sorprendentemente había rotado.

Tras unos cuantos acercamientos de plastilina por parte del Málaga, el partido recuperó el tono tedioso y soporífero. Sólo la llegada del cansancio desordenó el ajedrez y se vieron algunas fugas. Pero oportunidades de verdad, prácticamente ninguna. Sadiku y Keidi Bare forzaron a Ander Cantero a alguna parada antes de la última pausa de hidratación.

Se queja el Málaga de la norma que limita el uso de filiales, pero estuvo más de una hora sólo con dos en el césped, desde la lesión de Hicham hasta la entrada de Iván Jaime (87’). Precisa el equipo de algún tipo de revolución interna porque lo que está haciendo hasta la fecha es involucionar.

El Deportivo ya ha dado caza en la tabla y el Oviedo y el Albacete también podrían superar al cuadro blanquiazul tras esta jornada. Hasta el Numancia, con sus 38 puntos y siendo quien marca el límite con el descenso, podría alcanzar a los malacitanos si logra sorprender al Girona a domicilio. Ya que no hay San Juan, más le valdría al Málaga evitar jugar con fuego.

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