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Caídas ligeras
Resultado y crónica del Málaga CF - Alcorcón
No, las permanencias no se celebran, se suspiran. Pero es innegable que esta tiene un sabor especial. La que dan los tintes épicos y porque era una cuestión de supervivencia de club, no meramente deportiva. Es ganarse una vida extra para tratar de recomponer una institución con severos problemas económicos. El Málaga se salva en muchos sentidos y lo hace con magia. Ganó al Alcorcón porque tenía que hacerlo. Llegó a tiempo a la fiesta Juanpi, un mago al que se esperaba como a Gandalf. Luego Tete remató con otro cuadro de museo.
No era noche para experimentos y Pellicer lo sabía. Mantuvo el sistema y puso a los suyos, aunque eso supusiera retrasar a Luis Muñoz y poner a Keidi Bare en el centro del campo. El equipo tuvo que ir tomándole la medida al partido y descifrar a un Alcorcón bien plantado y sin nervios.
Al cuarto de hora el Málaga empezó a asomar la patita, a sentirse bien consigo mismo. El nivel de tensión era acorde a lo que había en juego. Pero además de orden, los blanquiazules necesitan gotas de talento para poder completar sus obras. De eso seguramente tenga más que nadie Juanpi en el vestuario.
Se puso el frac mientras se escurría entre los centrales del Alcorcón tras un tuya y mía de cabeza con Adrián. En plena emboscada, un regate con estilo y la definición de asesino. Un baile, un ejercicio de magia que se llevaba esperando años.
Tiene un porcentaje de los royalties de este gol Sergio Pellicer, que desde el primer momento se puso en manos del vinotinto. Le faltaban tangibles a Juanpi, que sumaba ya unas cuantas actuaciones considerables.
Tras el 1-0 el Málaga descorrió las cortinas y empezó a rebuscar un poco más en la cocina alfarera. Los de Fran Fernández tomaron prestado el balón y decantaron la posesión a su favor con dos serios avisos de Diéguez y Arribas y un Stoichkov pavoneándose entre líneas.
No podía permitirse el Málaga desperdiciar esta oportunidad de sumar tres puntos de pura supervivencia mientras los livescores de turno traían noticias de campos rivales.
Prosiguió el Málaga leyendo su guion en voz alta, sin prisa pero sin pausa, minimizando problemas. Fernández quiso agitar el partido con tres cambios simultáneos. A lo que Pellicer respondió retirando al fatigado Sadiku por Buenacasa. El tablero volvió a inclinarse hacia la portería de Munir. Dos de los frescos, Sosa y Sandaza pusieron a prueba otra vez a un rápido meta marroquí, que solventó el jaque.
Como en ajedrez, Pellicer tiró de un alfil como Hicham. El marroquí condujo una contra y selló un pacto con Tete Morente, que inventó un gol que aguanta la comparación con el de Juanpi.
Había que ganar y se ganó. Y se hizo al estilo de Segunda. Resistiendo con generosidad y picando como una avispa. Ahora comienza otro campeonato más importante aún, pero se juega en otros terrenos.
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