La Boda Roja de Okazaki (1-1)
Resultado y crónica del Málaga CF - Cartagena
El japonés firmó el empate con una chilena en el 94' cuando acababa de entrar
El Málaga cuajó un buen partido en todos los aspectos pero claudicó en el último suspiro
El sonriente japonés que bailaba y cantaba al son de su propia rumba entró al césped de La Rosaleda entre aplausos de nostalgia, como si fuese un inofensivo y desesperado cambio del rival para evitar un triunfo que de necesario se llevaba saboreando minutos. ¿Cómo iba a escaparse la victoria con todo lo que había hecho el equipo por ella y lo que suponía a nivel de tranquilidad? El Málaga no veía la hora de que terminase el asedio final de un Cartagena que no había tirado prácticamente entre los tres palos. Okazaki se vistió de personaje de animación, se sacó una chilena épica que más que un gol fue un puñal en el alma de su adversario. Como un invitado traidor de La Boda Roja.
Hay que reconocerle al Málaga su paso adelante. Estuvo razonablemente bien en casi todas las facetas. Era el candado en la propia portería el principio de todo. Más allá del gol de Brandon Thomas, había que conseguir ser intocable por un día. Las caras de los futbolistas tras el pitido final eran de no saber ya qué más hacer. De escaparse a nueve puntos a frenarse en siete de ventaja respecto al corte y con Amorebieta como próximo adversario.
Al Málaga últimamente los cambios le sabían a lo mismo. Casi ninguna fórmula utilizada por Natxo González había surtido efecto. Ante el Cartagena volvió a resintonizar el once. Paulino se cayó por la mañana y apostó por recuperar a Peybernes tras su sanción y colocar a Jairo y Vadillo en las alas. Mantuvo el Escassi, Febas, Jozabed y Brandon Thomas volvió a ser nueve.
El equipo comenzó muy arriba desde que el balón echó a rodar, tratando de enviar un mensaje de autoridad. Tanto fue así que en el minuto 4 anduvo cerca de desnivelar la balanza en una acción de Vadillo en la que trató de forzar un penalti al verse sin opciones de ejecutar un disparo cuando lo tenía de cara. El colegiado picó de entrada, pero fue al VAR y se desdijo. De paso, amarilla para el extremo por fingir.
Más de uno temblaba al saber que Vicandi Garrido estaba en la sala, pero unos minutos más tarde salvó al Málaga de un buen marrón. El Cartagena tejió una buena acción en la que se coló por el flanco derecho y sacó un centro que cayó en los pies de Álex Gallar, que la clavó en la portería con toda la ventaja del mundo. Paralelamente los blanquiazules reclamaban con vehemencia una falta sobre Javi Jiménez de Rubén Castro que el vídeo demostró. El árbitro vio el pisotón y anuló su decisión.
Siendo justos con el Málaga, la primera media hora no estuvo mal después de los despropósitos que se han visto en algunas ocasiones recientes. También es cierto que el Cartagena no necesitó mucho para tener ocasiones más peligrosas que los diversos acercamientos del cuadro local. Álex Gallar, que en la primera vuelta fue un tormento, sirvió un balón a Castro que se marchó por poco Un aviso más del equipo murciano.
El gasto de energía frenó la presión del Málaga y el Cartagena se estabilizó. Aun así, los blanquiazules tuvieron varios acercamientos a la contra. Pasado el minuto 46 Brandon Thomas recibió un balón en el área que remató a duras penas. Entraba Jairo solo por detrás. Faltaba un delantero más puro en el campo.
Lejos de regresar de la caseta con el motor sin arrancar, el Málaga entró con ritmo y asediando al Cartagena. En apenas un minuto Marc Martínez tuvo que hacer dos paradas de gol consecutivas a Jairo y Jozabed más otros dos intentos que quedaron en nada. Luego hubo una más que el meta paró a Febas a bocajarro. Tenía que llegar el gol y llegó.
Una falta-córner que Vadillo puso con delicadeza y maldad al segundo palo para que Brandon Thomas que se desmarcó de Cristóforo y remató de cabeza apoyado en una de sus piernas. Un tanto que premiaba a los malacitanos después de una segunda vuelta de espanto.
Carrión, tras tener que retirar al lesionado Cristóforo, realizó tres cambios de una tacada para tratar de contener al Málaga por los laterales. Natxo González mantenía el plan pero algunos de sus hombres comenzaban a mostrar demasiada fatiga. Viendo el panorama, tiró de Hicham y Antoñín para las contras.
Estaba siendo impecable en defensa el conjunto blanquiazul, que mostró algo desde lo que construir, atisbos del equipo que fue candidato a algo más que ver a rivales pasarle por la derecha. Quedaba completar la obra sabiendo sufrir como la categoría exige. Paró el juego Natxo lanzando un nuevo cambio. Chavarría por un extenuado Brandon al mismo tiempo que Okazaki entraba a La Rosaleda, que le aplaudió. Fue el propio japonés quien dejó helados a los presentes con una chilena pasado el minuto 94. Un golpe durísimo del que puede costar levantarse.
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