Orejas tiesas (1-1)
Resultado y crónica del Málaga CF - Extremadura
El Málaga se deja empatar por el Extremadura en casa y sigue en terreno peligroso
La salida de Luis Muñoz del campo terminó de desconectar al equipo blanquiazul
El cambio de Juanpi por Luis Hernández a minutos del final, una declaración de intenciones
El Málaga sigue sin arrancar aunque tuvo un buen arranque. Se marcha a la cama sin postre y dejando más vivo que nunca al Extremadura, que pasa por ser uno de los peores equipos de la categoría. Los blanquiazules, con sus dos puntos de nueve, camina por un sendero peligroso. Adolece del carácter necesario para andar en la cuerda floja. Cada partido que pasa lo va confirmando. A Lugo tendrá que ir el martes con las orejas tiesas.
Pellicer acercó su alineación a una similar a la que le dio buenos resultados (e imagen) antes del parón forzoso. Es complicado establecer una relación causa-efecto, pero la sensación que dio es que el equipo agradece que Luis Muñoz ejerza de medio defensivo y la no presencia simultánea de Keidi Bare. A partir de ahí, la elección de Hicham también aportó algo diferente al Málaga. Ya no fue tanto cuestión de tangibles (Hicham abusó al inicio de balón, algo muy suyo) sino de que condicionó al rival y además ofreció alternativas a Juanpi –más inspirado de lo habitual– a la hora de imaginar.
Es cierto que el Extremadura no estaba oponiendo una gran resistencia y se limitaba a dejar el balón al Málaga, que lo supo mover con sentido, ir arrinconando al contrario y dar un zarpazo en el momento justo. El 1-0 lo firmó Sadiku y le puso el lazo Tete Morente, pero además venían de una combinación paciente y certera, de esas que deja de vez en cuando este equipo y que te hacen recuperar dosis de fe.
El Extremadura, no obstante, tuvo el empate en las botas de Nono, que buscó la sutileza en lugar de fusilar y Munir se aprovechó para despejar luciéndose. Una acción en la que el meta ahuyentó fantasmas y que también sirvió de aviso al Málaga, que había tenido una cierta comodidad defensiva.
A la vuelta del descanso el Extremadura comenzó a dejarse ver algo más, quizás consciente de lo que perder en La Rosaleda supondría para sus aspiraciones. Le regaló así un toque de vitalidad a un partido que con el cansancio podía volverse tedioso.
Pellicer tuvo que retirar a Luis Muñoz, algo sobrecargado (será baja casi segura en Lugo, donde tampoco estará Tete Morente). Y a los pocos minutos llegó el gol del empate tras una falta lateral en la que Zarfino se fue de Adrián para cabecear a gol y llevar la incertidumbre al tejado blanquiazul.
Aunque el Málaga gozó de alguna buena opción de gol, el Extremadura tuvo más carácter y las ideas más claras. Los blanquiazules volvieron a sufrir una de sus típicas desconexiones, esas que se dejan notar especialmente tras la hora de juego. Fue una declaración de intenciones el último cambio de Pellicer, el cuarto, quitando a Juanpi para amarrar el marcador con Luis Hernández. Prefirió el técnico no perder también el punto. Hasta la cuenta final no se sabrá si hizo bien. Muy estético no quedó, desde luego.
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