Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
Resultado y crónica del Málaga CF - Fuenlabrada
Ganar bajo tantos condicionantes es un premio mucho mayor que tres puntos, el Málaga CF venció por la mínima al Fuenlabrada gracias a un testarazo de Peybernes. El equipo, repleto de rotaciones y con otra columna vertebral, demostró que la identidad de los de José Alberto López trasciende más allá de nombres, es una cosa de grupo. El hambre es coral y el esfuerzo es común. La Rosaleda empujó como nunca, es la más voraz de todas.
Ya José Alberto dejaba intuir con su once que su plan es más inamovible de lo que dejó entrever días antes. El 4-4-2, salvo matices y detalles, seguía sobre la mesa pese al aluvión de cambios que acometía. Hasta cuatro caras nuevas con respecto al último once. Mantenía a Jozabed como mediapunta, colocaba a Roberto como referencia, desplazaba a Brandon al extremo izquierdo y a Kevin al derecho. Genaro y Ramón hacían de Escassi y Luis, y Javi Jiménez salía en el lateral izquierdo. Cufré y Paulino, los damnificados sí aptos.
El Málaga comenzó fuerte, como suele ser en casa, con energía y protagonista. Fueron varios minutos de control malaguista en los que el equipo avisó y encontró espacios en un Fuenlabrada al que le costó entrar en el partido. Tocaron bien, con sentido, hasta encontrar a Jozabed en la frontal. El sevillano debe ser ese verso libre del equipo, el mediapunta que decide, un iluminado en los últimos metros. Vio el hueco para filtrar para Javi Jiménez, que centraba de primeras para el salto de Roberto en el segundo palo. El canterano saltó imponente pero su testarazo se marchó por poco.
El Fuenlabrada supo también encontrar espacios en las transiciones. Juande calcula mal un balón al espacio y Mula le gana la posición y un par de metros para colarse hasta la cocina. Dani Martín estuvo fino para escupir el disparo del ex blanquiazul. También otro par de intentos de los fuenlabreños en un inicio sólido y firme del asturiano.
El equipo maduraba el partido y tomaba el control de las sensaciones con acciones muy interesantes de Brandon por la izquierda y de Kevin por derecha. Ambos comparten cualidades como el descaro, la intensidad y el rendimiento, da igual donde les coloquen, algo muy a valorar. El malagueño sí es cierto que pierde esa facilidad para encontrar opciones de disparo en ese perfil.
El Málaga fluía, estaba cómodo sobre el terreno de juego y encontraba fácil a Jozabed, muy protagonista en el juego posicional. De sus botas salió el saque de esquina cerrado que repelería la zaga del Fuenlabrada, que volvería a caerle en sus botas. Su segundo centro, de nuevo cerrado, iba largo al segundo palo donde aparecía como una bestia hambrienta Peybernes para cabecear a gol. Bello gesto del francés que fue al banquillo para lucir la elástica de Luis Muñoz. Están todos con él, hay vestuario.
Se llegaba al descanso con la renta del gol y buen bagaje de sensaciones. El segundo tiempo arrancó como terminó el primero. El Málaga dominaba, sin la efervescencia con la que inició el primero, pero manejando los tempos del partido, controlando al rival con la posesión y manteniendo el miedo en el cuerpo con apariciones por los costados. Pero el resultado era corto y con el paso de los minutos el Fuenlabrada exigió mayor porción de la pelota, aunque con una clara falta de ideas. De hecho, solo llevó peligro tras un exceso de confianza de Peybernes, que cae al suelo ante Kante y éste se planta en el mano a mano ante Dani Martín del que sale victorioso de nuevo el meta.
Ramón debía ser sustituido por molestias y entraba al campo Paulino, retrocediendo su posición Jozabed, que demuestra estar listo para cualquier faena. El equipo no se desinfló en ningún momento, aunque notó la entrada de refrescos del Fuenlabrada, sobre todo con un Kante muy activo y rápido que exigió especial atención. Ovación cerrada se llevó Roberto al ser sustituido para la entrada de Sekou, por el que la grada también se encendió. Han caído de pie ambos.
El colegiado añadía siete minutos de añadido poco después de otra opción de Kante en el área, inventándose un remate de espaldas que dejó de piedra a DaniMartín. Por suerte se iba por centímetros. Resultado corto, tocaba oficio, otra vez (como ante Alcorcón y Girona). Pero el equipo demostró de nuevo que de eso va sobrado, sacrificio y entrega a raudales. Hubo un momento de desconexión con una fea entrada a Jozabed con la que el equipo se desordenó y pudo costar caro, pero los detalles, con La Rosaleda encendida, cayeron del lado de los malaguistas. Tres puntos más al casillero blanquiazul que saben mucho más, por el contexto previo y las derrotas anteriores, porque la identidad permaneció pese a los cambios.
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