Juicio paralelo (0-0)
Resultado y crónica del Málaga CF-Logroñés
Dignidad e indignación resumen el último partido del año en La Rosaleda
Un Málaga nuevamente castigado de manera injusta por el VAR, que propició la expulsión de Rahmani
Cuando se echan cuentas, resulta que el Málaga no arranca en La Rosaleda. Lo que no te dice una consulta estadística es que el conjunto malacitano se está viendo continuamente perjudicado por el uso del VAR en su estadio, huérfano de gargantas. La expulsión de Rahmani es una más. Flagrante, grosera. Es como si viviera un juicio paralelo que dicta sentencia pero no justicia. Acciones rearbitradas con retardo, bajo la capa de inmunidad que parece conceder la tecnología. Demasiado alejado del fútbol. El resultado, bueno, un punto de tremendo mérito que te cuenta muchas cosas de este equipo sin dejar de escocer.
No tenía muchas opciones mejores para afrontar este partido Sergio Pellicer que las que puso sobre el verde desde el inicio. Orlando Sá, que estrenó tenedor y cuchillo ante el Coruxo en Copa, tenía que cubrir el enorme vacío que dejaban Chavarría y Caye Quintana. En el banquillo, casi todas las soluciones que quedaban provenían de La Academia, incluido el goleador del División de Honor Loren Zúñiga, hijo de un exjugador de mismo nombre.
No le resultó nada fácil al Málaga encontrarse sobre el césped. El Logroñés se mostró como un conjunto ordenado y sin complejos. El cuadro riojano presionaba bien la salida de balón y cortaba continuamente el desarrollo del conjunto blanquiazul. Faltas, faltas y más faltas. Al final, al peso, algunas se le colaban al colegiado, que sin embargo tenía guardadas las tarjetas y la autoridad.
A medida que el Málaga fue hallando pistas para colarse en el área de Dani Giménez, la intensidad del Logroñés también aumentó. En una de esas, en una falta sobre Yanis Rahmani y cuando el juego ya iba por otra parte, llamaron al árbitro para revisar dicha acción en el VAR. Terminó con expulsión por roja directa del extremo blanquiazul por un contacto de su mano izquierda en el rostro del rival.
Otra vez a reinventarse con diez hombres y riesgo de alineación indebida. Antes había conseguido hurgar el Málaga en el área del Logroñés con varias acciones a balón parado y algún bonus generado por Joaquín y Rahmani. Los malaguistas consiguieron terminar la primera mitad de manera decente y mirando a los ojos a su contrincante, que aun así anduvo cerca de adelantarse antes del descanso.
El jurado popular ya tenía su decisión unánime mucho antes de que se fuesen ambos conjuntos al recreo. La indignación en el malaguismo con las decisiones derivadas del uso del VAR va en aumento. Les ampara la razón. Cada uno de los últimos encuentros jugados en La Rosaleda están siendo un tormento: Leganés, Lugo, Cartagena, Logroñés... Y silencio oficial o te cae una sanción severa (o Cervera) y ejemplarizante.
No hizo retoques Pellicer de entrada y su Málaga seguía siendo más que digno en inferioridad ante un Logroñés que parecía ansioso, quizás por verse en la obligación ahora de ir a por el partido. Mientras los riojanos iban metiendo pólvora, el de Nules tenía que aguantar los comodines por imperiosa necesidad. Con todo, Barrio tampoco había tenido que tirar mucho de guantes.
Hasta el 84’ no movió su primera ficha Pellicer. El Málaga rozó hasta la proeza con un disparo de Luis Muñoz en la frontal del área que se fue desviado. La exhibición de amor propio del equipo debe ser resaltada. Hay que quererse mucho para tratarse con tanta dignidad. Cierra un 2020 de aúpa, no se olvide.
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