Fiesta y resaca (0-0)

Resultado y crónica del Málaga CF - Mirandés

El Málaga se estrenó con una primera hora de juego fantástica comandado por el canterano debutante Kevin

El Mirandés se aprovechó del cansancio y pudo ganar el partido

Intervino el VAR para anular un gol a Hassan en el tiempo añadido

Juande remató un balón que fue gol y posteriormente se anuló. / Marilú Báez

El Málaga promete. De muchas maneras. Es un conjunto heredero del que se vio una temporada atrás pero que ha empezado con unas hechuras interesantes. Con defectos y cuestiones a pulir, faltaría más, pero muy serio. Mostró sus credenciales ante su gente, al fin. Enseñando muchos de los juguetes nuevos que Manolo Gaspar ha traído este verano. Una hora de fútbol divertido, dinámico que dada la fecha del calendario, con las botas recién puestas, podrá ser más continuo cuando las fuerzas no se agoten tan rápido. Y para promesa, Kevin, un pequeño mago de la casa que deslumbró mientras estuvo en el verde.

El empate en sí no deja de ser un primer recordatorio de que en Segunda nadie se puede relajar. El punto acabó sabiendo a mucho. De la fiesta se pasó a la resaca. También confirmó lo que ya se sabe, que falta gol. Porque el Málaga llegó y mucho, pero fue inocuo. Antes de que llegue el fin de mercado, se necesita pólvora cuanto antes.

Como quien abre un regalo, había una expectación máxima para ver qué había tras el envoltorio del primer Málaga de José Alberto. Cumplió con lo esperado en muchos sentidos. El bloque defensivo era para Dani Barrio, Ismael Casas, Peybernes, Juande y Javi Jiménez con Escassi y Luis Muñoz por delante. A partir de ahí, todo caras nuevas: fichajes y canteranos. El asturiano tiró de Paulino para una banda y de Kevin para la otra, con Roberto y Brandon en punta.

Arropado por los cánticos de La Rosaleda, Kevin no dio tiempo a que preguntaran por él cuando ya se había adueñado del partido, como si de un jugador de videojuego (algo que también se le da más que bien) se tratase, arrastró al Mirandés y a los espectadores a su hipnótica trampa. Como si llevase toda la vida en el césped jugó sus primeros minutos profesionales.

Internamente se le tenía mucha fe, los principales dirigentes del Málaga no pueden evitar esbozar una sonrisa cuando hablan de él, y esta pretemporada parece que ha servido para subir a su barco a José Alberto.

Evidentemente, el Málaga fue mucho más que Kevin. Un bloque muy cosido y sacrificado, que impuso una presión alta y fue solidario, mostrando una identidad clara y que encaja con el discurso previo del entrenador. Dinámico y entretenido, el público disfrutó del juego.

El 0-0 al descanso fue una anomalía. Desde el primer disparo de Luis Muñoz antes del minuto 2, a los disparos amenazantes de Kevin, las ocasiones de Paulino y Brandon, el posible penalti a Escassi, el gol anulado (ajustado pero bien) a Juande. Casi todo el tiempo se jugó cerca del área del Mirandés, que sacó las uñas en un par de oportunidades para recordar al Málaga que había un rival con piernas y calidad.

A la vuelta al campo la cosa siguió igual hasta la hora de partido. El Málaga acosó al Mirandés con Kevin, Brandon, Roberto y compañía muy activos, pero el rival movió el banquillo y le sentó bien. Dani Barrio realizó su primera parada de manera providencial a tiro de Álex López, que había entrado poco antes.

José Alberto quitó a los dos canteranos debutantes para buscar nuevas vías con Jairo y Cufré. El desgaste se notaba en los blanquiazules, que pasaban verdaderos apuros por primera vez. La pausa de hidratación sentaba como un tiempo muerto de baloncesto. El asturiano aprovechó para arengar y corregir a los suyos. Pero nada más volver Oriol Rey envió un balón a la madera, sembrando más dudas.

A menos gasolina, más imprecisiones por parte de ambos y también mayor sensación de que podía pasar cualquier cosas. Agotó cartuchos José Alberto, que veía peligrar incluso el punto. Y así fue, en el 93’ Hassan lograba el 0-1 aprovechando un balón al segundo palo que pegó en Javi Jiménez. Pulido Santana lo revisó en el VAR ante la estupefacción de los presentes. Señaló una falta previa y anuló el tanto.

Eso despertó a La Rosaleda, después de un incómodo y angustioso silencio. José Alberto agitó sus brazos pidiendo el último impulso a los más de 6.000 fieles presentes en el estreno Covid. Murió el Málaga en la orilla rival, con un desesperado saque de banda infinito de Javi Jimenez –a lo Luis Hernández– después de verse ahogado en la suya. Esto es Segunda, que nadie lo olvide. Y esto, una aproximación de lo que promete ser el Málaga.

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