La Rayuela
Lola Quero
El rey de las cloacas
Resultado y crónica del Málaga CF - Tenerife
Sadiku es medio Málaga. Cuando el equipo no está bien, es una solución continua. Cuando las piezas medio encajan, va más allá. El doblete para vencer al TenerifeTenerife le sirvió para irse ovacionado, pero está siendo mucho más que sus goles, que ya son seis. Encima a La Rosaleda siempre le han fascinado los jugadores que derrochan sudor. Sadiku es un soldado al que los soldados siguen.
Ardía el centro de la ciudad en una tarde-noche que anticipa las fiestas navideñas. Festivo y puente, gloria para los oídos. Pero en el plan de muchos malagueños no entraba el equipo más representativo de la capital y su provincia. Una desafección que se deja notar en las gradas pero no en el alma de los que acuden sin importarles el juego y los resultados.
A esos abnegados aficionados les tocó ver una versión del Málaga más digna de lo que había venido siendo en las citas más recientes. El once elegido por Víctor Sánchez del Amo mezclaba bien, sobre todo por la posición de Antoñín, desterrado al extremo derecho para hacer hueco simultáneamente a Pacheco, Adrián y Juankar.
Es cierto que el equipo blanquiazul volvió a conceder una ocasión medianamente clara al rival en los primeros compases (no se había llegado al minuto 2), lo que se está convirtiendo en una norma no escrita en la última serie de partidos. Pero a partir de ahí el bloque empezó a ubicarse y a entenderse, más por pasión y ganas que por juego, si bien una cosa fue llevando a la otra.
El Tenerife tenía buenas intenciones en el estreno de Baraja, que era el primer elegido de Caminero para el Málaga en su día. El factor sorpresa no fue tampoco gran cosa pero sí se vieron un par de ideas y conceptos claros. Aun así, el dominio era blanquiazul, con los jugadores dándose permiso para disparar de fuera del área las veces que fuese necesario.
El fútbol, en cambio, se pone irónico a veces. El gol de Sadiku llegó después de un saque de esquina poco peligroso y de un rechace bendito. El albanés tuvo más hambre que nadie y por eso se adelantó a todos. Tan seguro de sí mismo andaba que tres minutos después de comenzar la segunda parte obligó a Ortolá a una estirada que evitó el 2-0.
El partido fue perdiendo estética, pero el Málaga supo cerrarle las vías al Tenerife. Así sí. Fue cuestión de esperar. Lo que no entraba en los planes era un regalo vía VAR en una mano random en el área chicharrera en una acción de la que nadie esperaba nada. Doblete de Sadiku y más gestos del otro fútbol que invitan a pensar que antes de que lleguen los fichajes, se puede exigir a este equipo más solvencia y más triunfos. Fuera del descenso, además, se respira mejor.
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