Pellizco a la euforia (1-1)

Resultado y crónica del Las Palmas - Málaga CF

El Málaga se trae un punto de Las Palmas en un partido donde empezó bien, perdió gas y luego se recompuso

Penalti a Sadiku en el arranque que el colegiado no quiso ver en el VAR

Munir fue clave para los blanquiazules, evitando varias veces el 2-0

Una de las acciones de peligro de Las Palmas. / LOF

Le han pinchado un poco el globo al Málaga, pero sigue teniendo mucho oxígeno. El empate ante Las Palmas frena su ascendente trayectoria y, quién lo iba a decir hace un par de meses, es hasta un poco desagradable. Y eso habla bien del estado emocional donde se encuentra instalado el equipo de Pellicer. Ahora se siente más libre y no se ve menos que nadie. Puso, además, bastante de su parte para regresar a Martiricos con otros tres puntos, pero esto es fútbol y hay elementos que no se pueden controlar, como que un árbitro elija o no mirar el vídeo...

Cualquiera habría deducido que el Málaga era el equipo local y Las Palmas el visitante viendo los primeros 20 ó 30 minutos de partido. Los de Pellicer entraron bien, como si tuvieran una marcha más. Monopolizaron el esférico ante un rival algo tenso y al que pesaba la mala racha y el afilado ambiente.

Acumuló sus ocasiones el Málaga desde los primeros instantes. Les faltó algo de tino a Sadiku y Juanpi, que fueron los que más cerca anduvieron del gol pero también faltos de sangre. Tampoco estuvo muy acertado el colegiado, que se negó a pedir el VAR tras reclamar el delantero albanés penalti. El pichichi blanquiazul estaba en boca de gol para empujarla con la cabeza y Fabio le agarra de la camiseta, impidiéndole efectuar el remate.

El último tercio de la primera mitad sirvió para equilibrar las fuerzas y también las ocasiones claras. La tendencia se mantuvo en la segunda, en la que Pellicer retiró al amonestado Ismael por Cifu. Fue precisamente el lateral diestro quien apareció en primer plano en el gol de Curbelo. El granadino se preguntaba que de quién era el rematador.

Con los amarillos crecidos, llegaron una cascada de oportunidades. Munir tuvo que ponerse la capa para evitar la tragedia ante la desesperación de Rubén Castro, Pedri y compañía, que habían olido la sangre. Y justo cuando peor pintaban las cosas para los blanquiazules, Lombán equilibró la balanza. El defensa asturiano marcó por segunda semana consecutiva aprovechando un córner servido por Dani Pacheco y que sorprendió a los canarios.

Aturdió a Las Palmas el gol y el Málaga intentó terminar de levantar el marcador, pero le faltó frescura y pegada. Hubo más minutos de desorden, aunque no lo bastante locos como para romper el 1-1. El punto corta un poco la euforia que el equipo malacitano había generado tras sus tres triunfos consecutivos. Aun así, su imagen es la de un conjunto fiable, comprometido, aguerrido y que tiene sus armas. Uno más de Segunda. Por eso el pellizco a la euforia deja una marca de normalidad, un morao que no duele.

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